El
torero madrileño, que matará seis toros en solitario a beneficio de la
investigación contra el cáncer infantil, habla de los motivos que fraguaron su
gesta, nacida para que "todos los niños que padecen esta enfermedad
sientan que, en cada quimioterapia, somos un ejército a su lado".
MARÍA
VALLEJO
Diario EL MUNDO de Madrid
"Soy Gonzalo Caballero", se presenta la
voz rota del joven matador de toros al comienzo del spot con el que Caballero da
a conocer al mundo su próxima gesta: el sábado 7 de octubre matará seis toros
en solitario a beneficio de la investigación contra el cáncer infantil.
"Voy a jugarme la vida para regalar más
vida", dice a EL MUNDO Gonzalo Caballero, desde hace meses implicado
"al 200 por 100", en una iniciativa fraguada en los sentimientos más
hondos del torero: "Viví esta enfermedad con mi padre durante siete meses.
En septiembre del año pasado, le diagnosticaron metástasis. En ese tiempo de
dura lucha, vi a muchos niños entrando a las quimioterapias en brazos de sus
madres. Ver a esos pequeños luchando por vivir, y pensar en las veces que nos
preocupamos por cosas absurdas, me cambió la forma de ver la vida. De ahí nació
la idea", cuenta Caballero, que eligió el coso de Torrejón de Ardoz como
escenario porque "en esa plaza siempre han pasado cosas bonitas, y
necesitaba hacer algo que llenase mi alma y se quedara para siempre en
mí".
En sus filas, pesos pesados del periodismo como
José Ribagorda, Carlos Herrera, Juanma Castaño, Manolo Lama y Antonio Ruiz; el
tenista Feliciano López; los humoristas Jorge y César Cadaval; Arcángel; Henry
Méndez; y una engrosada tropa de grandes futbolistas -Marcos Alonso, Gabi,
Griezman, Iker Muniain, Carvajal, Nacho, Morata, Godín y el veterano Fernando
Hierro, entre otros- arropan al torero en su heroica bajo un mismo grito de
guerra: "Juntos somos invencibles".
"Yo soy el encargado de jugarme la vida
delante de esos seis toros, pero detrás de mí hay un equipo maravilloso. Todos
somos igual de importantes, porque el único fin es transmitirle a los niños que
estamos junto a ellos. Con mi padre, aprendí que el cáncer es una pelea en la
que necesitas sentirte arropado en todo momento. Eso es lo que queremos, que no
haya ni un solo niño que se sienta solo. Que cuando vean el vídeo sepan que en
cada quimio somos un ejército a su lado", afirma Caballero, con la
contundencia que deja en las hondas sonaras la voz de quienes hablan desde el
corazón.
A la mente viene el brindis al cielo de aquel
joven torero, vestido de un gris plomo tan pesado como su terrible carga
emocional, que se enjugaba las lágrimas antes de citar al toro de frente sobre
la venteña arena de San Isidro. Cruzado con toda su verdad bajo un terno que se
había vuelto invisible. Quizá sea esa sinceridad, la del honesto hacer de
Gonzalo Caballero, la que haya disparado la venta de entradas para el próximo 7
de octubre. "Cuando algo se hace con el corazón se logran grandes cosas,
pero nunca imaginé que la gente se volcaría así.
Las entradas se están vendiendo muy rápido, hay
grandes empresas animándose a patrocinar la corrida y estoy recibiendo muchos
mensajes por redes sociales de personas que han pasado por la enfermedad
directa o indirectamente", dice el joven torero.
Emocionado por el apoyo de las miles de almas que
llenarán la plaza el próximo sábado. Sentados sobre la piedra de los tendidos o
sobre la solidaridad de la Fila 0, apadrinada por Don Froilán de Marichalar y
Borbón y "creada para todos aquellos que, aunque no puedan asistir a la
corrida, deseen hacer una aportación, que irá directa a la cuenta de la
Fundación Aladina", explica Caballero.
Todo cuanto rodea a su gesta gira en torno a un
único anhelo: el de "conseguir el máximo dinero posible para la
investigación contra el cáncer infantil". Esa ilusión, por la que
Caballero vive "entusiasmado día tras día", le lleva en cambio a
enfrentar el mayor desafío profesional de su todavía incipiente carrera: "Matar
seis toros, aunque sea a puerta cerrada, es siempre un reto muy bonito y,
cuando te juegas la vida a cambio de más vida, la responsabilidad es aún
mayor", subraya Gonzalo Caballero, que vuelve a enfundarse el chispeante
por primera vez desde que el pitón desafortunado y certero de un toro de José
Escolar truncará en la pasa feria de San Fermín su ya de por sí difícil
temporada.
"Ojalá pueda encontrar el toreo en alguno de
esos seis toros y mostrar la dimensión que llevo dentro y la evolución que he
alcanzado, porque la causa me motiva para entregarme al máximo con cada uno de
ellos", dice Caballero.
Guarda para el final el deseo más profundo de su
haber: "Quiero que la corrida del 7 de octubre quede para siempre en el
corazón de todos los que estamos luchando por esta causa. Y que mi padre, que
siempre me enseñó a ayudar a los demás, se sienta orgullosos de mí".
Motivos no faltan.
En lo convulso de una época deshumanizada, la
limpia puesta en juego de la vida de gran hijo es una buena razón para
reconciliarse con el mundo.
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