jueves, 28 de septiembre de 2017

FERIA DE OTOÑO – NOVILLADA DE ABONO: Carlos Ochoa deja las puertas abiertas con la suerte en contra en su presentación

Una desinflada y bonita novillada de El Ventorrillo trunca las ilusiones de Colombo y Valadez en su despedida de novilleros de Madrid; una gran entrada con 16.000 espectadores en Las Ventas.
 
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna

Jesús Enrique Colombo y Leo Valadez se despedían de Las Ventas como novilleros ante la proximidad de sus alternativas en Zaragoza. Y Carlos Ochoa debutaba en Madrid con caballos. Ilusionante cartel internacional que congregó en Las Ventas a 16.000 espectadores.

Colombo, la revelación venezolana, líder de su escalafón por actuaciones y triunfos, demostró su sobrada preparación en todos los tercios con un taco de novillo de El Ventorrilo. De tan buenecito, decía poco. Faltó la chispa de la emoción. Y puede que la duración. Una gran estocada puso el punto final a una fácil faena. (Ovación). 

Valadez, representante del futuro México, se encontró con un bonito utrero que quería más de lo que podía. Un volatín en el inicio de faena mermó aún más sus condiciones. Escasa la fuerza y contado el temple. Ecuación sin solución. Fea la resolución con la espada. (Silencio).

Ochoa, alumno de la Escuela de Madrid, libró una larga cambiada como carta de presentación. Un burraquito altón y suelto de carnes humilló menos que ninguno. Y tampoco aportó fuelle. Su carácter trémulo y bonancible sirvió para que el debutante evidenciara notable pulso y su concepto asentado y destroncado. Un soberbio espadazo. (Ovación).

Jesús Enrique Colombo se acordaría del primero de su lote con un cuarto que le planteó muchos más problemas. Siempre por debajo y sin salirse de los vuelos. Ni con la distancia generosa. Como en el arranque de faena de rodillas en los medios. Un susto como apertura de un trabajo laborioso y extenso de imposible ligazón. Faena de pasos perdidos en la búsqueda del sitio que la embestida negó. Quedaron el saludo por caleserinas y el poderío con los palos como notas destacadas. Y la estocada en el segundo viaje. (Saludos tras aviso).

Valadez trató de hacerle todo por abajo a un quinto de desigual movilidad, suelta siempre la cara. Consiguió la limpieza sobre la mano derecha, no así por la izquierda. Tan enganchada. Volvió a matar francamente mal. (Silencio tras aviso).

Raúl Ruiz bregó con tino al castaño sexto. Carlos Ochoa de nuevo hundió sus riñones en redondo. Pero el novillo de El Ventorillo siguió la tónica bonita por fuera y vacía por dentro, carente de fondo, de sus hermanos. Todo lo que sucedió corrió a cargo del largo trazo de Ochoa. Que dejó las puertas abiertas y las ganas de verle más. Una voltereta a última hora no pasó del sobresalto. Media estocada y descabello. (Saludos).

EL VENTORRILLO | Colombo, Leo Valadez y Carlos Ochoa
Novillos de El Ventorrillo, bonitos, sin fondo, fuelle, poder, clase, ni maldad; destacó el buenecito 1º.
Jesús Enrique Colombo, de azul marino y oro. Gran estocada (ovación). En el cuarto, pinchazo y estocada. Aviso (saludos).
Leo Valadez, de rioja y oro. Bajonazo (silencio). En el quinto, bajonazo, pinchazo y pinchazo hondo. Aviso (silencio).
Carlos Ochoa, de rosa palo y oro. Gran estocada (ovación). En el sexto, media estocada y descabello (saludos).
Monumental de las Ventas. Miércoles, 27 de septiembre de 2017. Tercera de feria. Casi tres cuartos de entrada.

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