MANOLO MOLÉS
La cornada no solo puede ser grave, sino también
irreversible. Lo de Las Ventas no es una broma, ni un problemilla a solucionar
con cuatro parches. Lo de Las Ventas son tres cosas muy graves. Una: buscar
responsabilidades en todo el mandato de Esperanza Aguirre y su sucesor, Ignacio
González (por cierto, ya pillados en otros menesteres no lícitos) y en los
correspondientes políticos o amiguetes que la Comunidad mantuvo durante muchos
años como gerentes de Las Ventas. ¿Qué se hizo con los millones que pagó Taurodelta?
Por no ir más atrás. Muchísimo dinero no empleado en una plaza de Las Ventas
completamente abandonada, como mucho maquillada, pero vergonzosamente
maltratada hasta convertirla en un hermoso pero envejecido monumento taurino.
Nada arreglaron de verdad. Investiguen dónde fue a parar el
dinero que constará en las cuentas de las dos empresas que capitaneó José
Antonio Martínez Uranga. ¿Cuánto pagó?, ¿cuánto se invirtió en la plaza?,
¿dónde fue a parar el resto? Los números o están ahí o están falsificados pero
hay que pedir responsabilidades.
Maquillaje y abandono. Tantos años. Ni una obra en serio.
Escaleras peligrosas, asientos incómodos, inseguridad y todo el mundo
llamándose a andana. Y no han pasado accidentes graves por pura suerte. Pero
ese maltrato es el padre de este grave problema que ahora vive Las Ventas.
Fue una alegría que no se cortara la temporada. Pero aquí
viene el segundo problema. Yo entiendo que para el aficionado, incluso para mí,
cuando me enteré por los escritos de dos compañeros, que entre otras cosas han
hecho de dos diarios, El Mundo y ABC, los de mejor información taurina a nivel
nacional, que nos quedábamos sin toros, insisto: mi primera reacción al leer a
Vicente y a Andrés me dio un subidón de tranquilidad. Pero luego piensas “a ver
si esto es pan para hoy y hambre para mañana”. A ver si esto desencadena el
tercer factor que puede ser el que no tenga remedio. Y a ese factor de máximo
peligro me voy a referir.
Primero una reflexión. Es verdad que para dar toros no hay
que pedir permiso ni a Carmena ni a nadie del Ayuntamiento. El permiso lo da la
Comunidad propietaria de la plaza. El permiso lo tenemos. Pero el gerente
actual, que para mí es un personaje honesto, ¿está dispuesto si hay una
desgracia por el mal estado de la plaza a asumir sobre su cabeza todas las
culpas? Pues igual no, y más sabiendo cómo está de deteriorado el edificio.
El otro día en la radio, Ángel Garrido parecía convencido de
que se pueden hacer las importantes mejoras en la plaza sin dañar la temporada
taurina. Pregunto a gente con conocimiento de este obrón y no está muy claro.
¿Cuál es mi temor? Y lo digo porque les conozco. La abuelita Carmena, tan
dulce, tan amante de ir al Ayuntamiento en metro y a América en business, está
deseando propinarle un gran bajonazo a la fiesta de los toros y en su Madrid
muchísimo mejor. Darle argumentos, darle pólvora a la escopeta, ponérselo fácil
a Podemos (qué pena que no entiendan que los toros fueron y deberían seguir
siendo el espectáculo más popular y populista de este país). Los toros no son
la ópera que sí es elitista, no es una gala para señoritos ricos. Es el
espectáculo del pueblo. Así lo fue siempre. Del pueblo (busca la foto de las
Brigadas Rojas de Valencia sacando a hombros a Domingo Ortega). Lee el llanto a
Sánchez Mejías de García Lorca, amante de la Fiesta y fusilado por rojo. Cela,
Picasso, no fallaban a los toros; Unamuno estaba fascinado con Juan Belmonte,
generaciones de intelectuales, de obreros, de ciudadanos normales, derecha,
izquierda, todos caben en una plaza de toros. Carmena: fue Tierno Galván quien
puso en pie la Escuela Taurina del Batán que tú has cerrado. Tamames,
comunista, era el vicealcalde. Dejaos de historias para no dormir. Id a
Francia: amor y respeto por la Fiesta, más auténtica y más cuidada en general
que en España. Macron la ha defendido sin ningún rubor. Con fuerza y razones.
Aquí, ojo con la plaza. Como a Carmena y su cuadrilla
(término taurino, no lo interpreten mal) tengan munición para disparar contra
la Fiesta, lo harán y lo celebrarán. Si esa plaza no corrige todas sus
deficiencias peligrosas, si no se hace rápido y bien, le vamos a dar a los
antitaurinos motivos legales para tumbar Madrid. Y si se cae Madrid, cae media
España.
No soy yo quien deba decir cómo se hace esto. Sí planteo
tres cosas clave. Una: que se investigue qué uso se le dio a todo el dinero del
canon de la época de Taurodelta. Dos: si se puede salvar la temporada, mejor.
Tres, y lo más grave porque es lo primero: no le den carnaza al enemigo, arreglen
esa plaza lo más rápido y lo mejor posible. Háganlo bien de verdad. Sólo así
evitaremos que los políticos que quieren acabar con los toros se peguen un
festín a cuenta de los desastres cometidos en Las Ventas hasta llevarla a esta
situación límite. Esto va en serio. / Redacción APLAUSOS
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