La espada infalible del
alicantino fue clave para desorejar a un gran toro de la muy desigual corrida
de Matilla y salir a hombros con Alejandro Marcos, generosamente premiado en el
día de su alternativa.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de
Madrid
Foto: EFE
En el día de Santiago, Alejandro Marcos se convirtió en
matador. Un cartel de lujo -con José María Manzanares como padrino y Alejandro
Talavante por testigo- para una fecha histórica: la plaza de Cuatro Caminos
cumplía 127 años. De los toros inaugurales del Conde de la Patilla a los toros
de Matilla. Los tres hierros de la casa aún sin título -el Marqués de Matilla
sonaría rimbombante- componían la corrida: Hermanos García Jiménez, Olga
Jiménez y Peña de Francia. La misma diversidad en las hechuras, los remates y
la seriedad.
«Esaborío» fue el toro de la alternativa. Recogido de cara y
arreado de cuerpo. De cuello encogido. Escasa la humillación también. Sus
topetazos ya engancharon las verónicas de Marcos. Limpias las tafalleras del quite
por alto. Manzanares pidió permiso a la presidencia incompresiblemente para
cederle los trastos. Esaborío había marcado mucho las querencias y apretado
hacia los adentros en banderillas. Así que el toricantano se lo sacó a los
medios con acierto. Como repetía la embestida sin abandonar los vuelos, los
muletazos se sucedían atropellados. Como amontonados por conservar el sitio de
la ligazón. Del mismo modo veloz pero con un taponazo añadido reponía el toro
al natural. Justo antes de desentenderse de ese fondo belicoso. Los deseos
valerosos de Alejandro Marcos se quedaron frustrados por la espada.
José María Manzanares había carecido de opciones con un toro
de trémulos apoyos posteriores, triste poder y desinflado fuelle. Tanto que se
dormía apagado en mitad de los viajes. Sin tracción. A cargo de Rafael Rosa
había corrido el momento más emotivo con un par soberano. La brava viveza de «Fanfarrón»
compensó la suerte esquiva. Bajo su armonía habitaba la humillación. Una forma
noble pero no tonta de darse. Manzanares compuso una faena basada en la mano
derecha. Y, sin embargo, su izquierda alcanzó por el camino de la reunión el
cenit de la obra. Todavía un punto más entregado Fanfarrón por ese pitón de
caro estilo. En los bellos broches, en los monumentales de pecho, alcanzaban
las tandas la categoría exigida a falta del quinto pase, de ese muletazo mayor
de verdadera y definitiva explosión. Y aun así el gran toro miró, y amagó, a
últimas las tablas. El estallido de un estoconazo en la suerte de recibir elevó
la cima a las dos orejas. Otra conquista letal de José María Manzanares.
Alejandro Talavante le había hecho muchas cosas al
anovillado tercero. De carácter tan simplón como su presencia. Desde las
chicuelinas del saludo a las bernadinas de despedida, Talavante buscó la
conexión de la variedad. Y entre aquella arrucina, este pase de las flores,
aquestas luquecinas y una fase seria de redondos embrocados amarró la oreja. La
que probablemente perdió al fallar la espada ante el quinto. Un toro fácil por
su apertura para una faena fácil por su superioridad. Pasaba Talavante la
embestida tan a su aire y por fuera que todo se hacía superficial. Y todavía si
mata...
El zambombo de la tarde, el que en Santander siempre parece
aguardar al último turno, se prestó con nobleza en lo que duró. La decisión de
Alejandro Marcos plasmada en el farol de rodillas del prólogo, en el buen trazo
de su izquierda, en el arrimón a toro parado y en el desplante a cuerpo limpio
se materializó en una puerta grande que sólo puede entenderse como generosa
orla a su alternativa. Mucho carretón le espera.
HNOS. GARCÍA JIMÉNEZ | Manzanares, Talavante y Alejandro Marcos
Toros de Hnos. García Jiménez
(2º, 3º y 5º), Olga Jiménez (1º y
4º) y Peña de Francia (6º), de
diferentes hechuras y remates y desigual seriedad; bravo el notable 4º; fácil
el bondadoso 5º; noblón y parado el 6º; sin poder ni fondo el 2º; simplón el
3º; reponedor y belicoso el 1º.
José María Manzanares, de corinto y oro. Pinchazo y espadazo
(silencio). En el cuarto, estocada contraria en la suerte de recibir (dos
orejas).
Alejandro Talavante, de malva y oro. Estocada atravesada y dos
descabellos. Aviso (oreja). En el quinto, pinchazo, estocada y tres
descabellos. Aviso (saludos).
Alejandro Marcos, de celeste y oro. Pinchazo, estocada
contraria y tendida y estocada caída. Aviso (silencio). En el sexto, pinchazo y
estocada desprendida (dos orejas). Salió a hombros con Manzanares.
Plaza de Cuatro Caminos. Martes, 25 de julio de 2017. Tercera de feria.
Lleno aparente.
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