Notable novillada de El Parralejo
con tres novillos distinguidos; Toñete pincha un lote extraordinario y unas
faenas muy templadas.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
En el minuto de silencio por el alma de Iván Fandiño,
regresó aquella brutal imagen suya a portagayola por gaoneras aquí en Pamplona.
Las buenas gentes que cuajaban una gran entrada respetaron su memoria. Y luego
se entregaron con el empuje de su paisano Javier Marín, que fue la entrega
personalizada.
De rodillas por faroles en la apertura del saludo y de rodillas
por derechazos en la obertura de faena. El novillo de El Parralejo se dejó sin
maldad ni excelencias en su escasa humillación. Y entre la voluntad de todos
-novillero, utrero y público- se concedió una oreja voluntariosa.
La potencia del venezolano Colombo con las banderillas fue
la única fuerza viva sobre el ruedo ante el moribundo aliento de su novillo,
que pareció entre mareado y enfermo desde que salió del caballo. Y finalmente
se echó para ser apuntillado.
Tras el contado poder del tercer utrero, habitaba una
calidad mayúscula. Toñete pulseó con expresión las embestidas preñadas de clase
desde su colocación clásicamente enfrontilada. Por abajo hacía Cantaor el bello
gesto de planear. Dulce y rítmico cante el suyo. La bonita faena se afeó con
los pinchazos en mal sitio.
Subió de cuerpo el trapío de la novillada con el cuarto.
Marín se despidió de Pamplona -brindis incluido a la Casa de Misericordia-
antes de su próxima alternativa en Tudela. Otro enemigo de cara alta. Todavía
más elevada la testa de éste que la del anterior de su bolita. JM volvió a
darlo todo. Pero los aceros se le atravesaron.
Jesús Enrique Colombo fue el grito de libertad de su pueblo
ante el quinto. Ante la única bala de El Parralejo en el tambor de su suerte,
Colombo estuvo sensacional en su estilo, un espejo de El Fandi. En las
verónicas de corte clásico, en el quite por caleserinas, en el poderío
rehiletero y en el arranque de faena de rodillas, en poner más -y superar una
voltereta- cuando el buen novillo ya ponía menos y en el rotundo espadazo que
también es arma del granadino: El Fandi venezolano descerrojó la puerta grande con la fuerza
de aquel César Girón de su tierra. La fuerza de Venezuela en lucha
contra la opresión chavista.
El último vino a echarle un pulso de calidad a Cantaor y lo
ganó. De Cantaor a Hostelero, el lote fue el soñado por Toñete, que se sintió
con la mano izquierda lentamente. La espada fue la losa de su actuación.
EL PARRALEJO | Javier Marín, Jesús Enrique Colombo y Toñete
Novillos de El Parralejo,
bien presentados; de mucha calidad el 3º en su contado poder; bueno el 5º a
menos; extraordinario el 6º.
Javier Marín, de azul marino y oro. Media tendida
(oreja). En el cuarto, pinchazo y estocada atravesada y contraria y varios
descabellos. Aviso (silencio).
Jesús Enrique Colombo, de nazareno y oro. El segundo fue
apuntillado (silencio). En el quinto, gran estocada (dos orejas). Salió a
hombros.
Toñete, de azul marino y oro. Tres pinchazos y
estocada (silencio). En el sexto, cuatro pinchazos y estocada. Aviso
(silencio).
Monumental de Pamplona. Miércoles, 5 de julio de 2017. Primera de
feria.
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