Tan sólo la clase de un tercer
toro que no duró brilló en una corrida que hundió el cartel de matadores
banderilleros.
Manuel Escribano |
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de
Madrid
Foto: EFE
El estado de Pablo Saugar 'Pirri' sigue un curso favorable
dentro de la gravedad. "Sin riesgo vital". La palabra del doctor
Hidalgo trasladaba la tranquilidad a la familia numerosa del toro. Manos de
Ángel para reconstruir los devastadores destrozos del pitón convertido en
tuneladora contra las entrañas del torero. No había mejor prólogo para la sexta
corrida de San Fermín.
Los toros de Fuente Ymbro corrieron el encierro a velocidad
de récord entre las carreras de 2017. Como si supiesen que Pamplona siempre ha
sido una plaza muy del hierro de Gallardo. Un puñado de premios Carriquiri y
Feria del Toro lo acreditan.
Sin embargo no pudo arrancar peor la tarde. El primer
fuenteymbro se estrelló como un obús contra un burladero, se partió un cuerno y
se destrozó la médula. El sobrero explicaba con su feota y cargada presencia el
porqué de su suplencia. Reservón, andarín, agazapado y traicionero. Ni una
opción concedió a Juan José Padilla, que abrevió con lucidez.
La testa descomunal de Perdigón anunciaba cómo venía de
abierto de cara el sexteto de Fuente Ymbro. Una barbaridad. El Fandi que, como
Padilla, había toreado el domingo en Estepona una corrida de Tapatana sufriría
por dentro el subidón de escalas. Pero lo que verdaderamente sufrió Fandi fue
el mal estilo del fuenteymbro, su embestida recta y por dentro cuando no
directa al cuerpo. No se dio coba y tan sólo quedó su facilidad capotera como vago
recuerdo.
Por raro que parezca, el cartel de banderilleros no estaba
siendo lucido en los tercios compartidos entre Juan José Padilla, Fandila y
Manuel Escribano. Algo más vistoso resultaron los juegos rehileteros con el
hechurado tercero. Especialmente en el par por los adentros de Escribano, que
apostó todo como en la larga a portagayola. Zorrero contaba con una calidad
superior no sobrada de potencia. El matador de Gerena lo cuidó en el caballo. A
pesar del mimo, el toro no duró mucho en la muleta. El sevillano había lanceado
bien a la verónica, galleado por rogerinas, quitado por tafalleras. Incluso
había arrancado faena con un trío de pases cambiados. Muchas cosas. Demasiadas
a lo peor para una embestida de tan cantada clase como de contado poder. Zorrero
se dio con categoría por el pitón izquierdo, que era la mano. Escribano le
dibujó una tanda cara de naturales como cénit. No tan fino por la derecha ni
antes ni después, la obra decayó con el toro. Como una rendija de esperanza
para remontar se agarró a las recurrentes manoletinas. Pero la espada bajó la
persiana por completo.
La suerte le negó a Juan José Padilla cualquier posibilidad
de éxito también con un cuarto de depósito vacío. Tan poco gustó a Padilla que
ni cogió los palos. No hubo causa ni caso para que las peñas que adoran al
Ciclón de Jerez se volcasen con su ídolo.
El Fandi salió con el motor revolucionado con el castaño
quinto de cuerna desmesurada. Un ramillete de largas de rodillas, chicuelinas
al paso y un comprometido quite por zapopinas del que escapó de milagro
elevaron la temperatura. La plaza se convirtió en un volcán con sus portentosas
facultades banderilleras. Entre un par extraordinario al cuarteo y el cierre
marcha atrás hasta parar al toro, pareció variar el sino. Sólo pareció. Porque
el noblón fuenteymbro no ponía de su parte una vez perdida la inercia de las
distancias. Fandila tiró de recursos y técnica desde la apertura de hinojos.
Hasta el desplante último fue todo invento suyo. La espada se frenó en un
pinchazo hondo. Entre el puntillero y el descabello hundieron la posibilidad de
la pañolada.
A Manuel Escribano se cruzó el montadísimo sexto de mala
manera y sólo los reflejos para lanzar el capote a un lado como señuelo
evitaron la cogida. No se arredró Escribano y libró tres largas cambiadas. Y
luego calentó el ambiente con las frías. Tampoco rompió hacia delante en la
muleta el torazo de Fuente Ymbro, que defraudó a su fiel Pamplona. Tantos años
su feudo. Escribano sigue sin verlo con la espada.
FUENTE YMBRO | Juan José Padilla, El Fandi y Manuel Escribano
Toros de Fuente Ymbro,
incluido el sobrero (1º bis); tres cinqueños (1º, 2º y 3º); muy armados y de
diferentes hechuras; destacó la calidad del 3º sin duración en un conjunto de
pobre fondo.
Juan José Padilla, de celeste y oro. Media estocada y
descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada honda y atravesada
(silencio).
El Fandi, de pizarra y oro. Media estocada
(silencio). En el quinto, pinchazo hondo y tres descabellos. Avisos (saludos).
Manuel Escribano, de nazareno y azabache. Dos pinchazos.
Aviso (saludos). En el sexto, dos pinchazos y estocada caída (silencio).
Monumental de Pamplona. Lunes, 10 de julio de 2017. Sexta de feria.
Lleno.
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