lunes, 10 de julio de 2017

FERIA DE SAN FERMÍN 2017 – QUINTA CORRIDA: Fuente Ymbro defrauda en su feudo de Pamplona

Tan sólo la clase de un tercer toro que no duró brilló en una corrida que hundió el cartel de matadores banderilleros.
Manuel Escribano
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
Foto: EFE

El estado de Pablo Saugar 'Pirri' sigue un curso favorable dentro de la gravedad. "Sin riesgo vital". La palabra del doctor Hidalgo trasladaba la tranquilidad a la familia numerosa del toro. Manos de Ángel para reconstruir los devastadores destrozos del pitón convertido en tuneladora contra las entrañas del torero. No había mejor prólogo para la sexta corrida de San Fermín.

Los toros de Fuente Ymbro corrieron el encierro a velocidad de récord entre las carreras de 2017. Como si supiesen que Pamplona siempre ha sido una plaza muy del hierro de Gallardo. Un puñado de premios Carriquiri y Feria del Toro lo acreditan.

Sin embargo no pudo arrancar peor la tarde. El primer fuenteymbro se estrelló como un obús contra un burladero, se partió un cuerno y se destrozó la médula. El sobrero explicaba con su feota y cargada presencia el porqué de su suplencia. Reservón, andarín, agazapado y traicionero. Ni una opción concedió a Juan José Padilla, que abrevió con lucidez.

La testa descomunal de Perdigón anunciaba cómo venía de abierto de cara el sexteto de Fuente Ymbro. Una barbaridad. El Fandi que, como Padilla, había toreado el domingo en Estepona una corrida de Tapatana sufriría por dentro el subidón de escalas. Pero lo que verdaderamente sufrió Fandi fue el mal estilo del fuenteymbro, su embestida recta y por dentro cuando no directa al cuerpo. No se dio coba y tan sólo quedó su facilidad capotera como vago recuerdo.

Por raro que parezca, el cartel de banderilleros no estaba siendo lucido en los tercios compartidos entre Juan José Padilla, Fandila y Manuel Escribano. Algo más vistoso resultaron los juegos rehileteros con el hechurado tercero. Especialmente en el par por los adentros de Escribano, que apostó todo como en la larga a portagayola. Zorrero contaba con una calidad superior no sobrada de potencia. El matador de Gerena lo cuidó en el caballo. A pesar del mimo, el toro no duró mucho en la muleta. El sevillano había lanceado bien a la verónica, galleado por rogerinas, quitado por tafalleras. Incluso había arrancado faena con un trío de pases cambiados. Muchas cosas. Demasiadas a lo peor para una embestida de tan cantada clase como de contado poder. Zorrero se dio con categoría por el pitón izquierdo, que era la mano. Escribano le dibujó una tanda cara de naturales como cénit. No tan fino por la derecha ni antes ni después, la obra decayó con el toro. Como una rendija de esperanza para remontar se agarró a las recurrentes manoletinas. Pero la espada bajó la persiana por completo.

La suerte le negó a Juan José Padilla cualquier posibilidad de éxito también con un cuarto de depósito vacío. Tan poco gustó a Padilla que ni cogió los palos. No hubo causa ni caso para que las peñas que adoran al Ciclón de Jerez se volcasen con su ídolo.

El Fandi salió con el motor revolucionado con el castaño quinto de cuerna desmesurada. Un ramillete de largas de rodillas, chicuelinas al paso y un comprometido quite por zapopinas del que escapó de milagro elevaron la temperatura. La plaza se convirtió en un volcán con sus portentosas facultades banderilleras. Entre un par extraordinario al cuarteo y el cierre marcha atrás hasta parar al toro, pareció variar el sino. Sólo pareció. Porque el noblón fuenteymbro no ponía de su parte una vez perdida la inercia de las distancias. Fandila tiró de recursos y técnica desde la apertura de hinojos. Hasta el desplante último fue todo invento suyo. La espada se frenó en un pinchazo hondo. Entre el puntillero y el descabello hundieron la posibilidad de la pañolada.

A Manuel Escribano se cruzó el montadísimo sexto de mala manera y sólo los reflejos para lanzar el capote a un lado como señuelo evitaron la cogida. No se arredró Escribano y libró tres largas cambiadas. Y luego calentó el ambiente con las frías. Tampoco rompió hacia delante en la muleta el torazo de Fuente Ymbro, que defraudó a su fiel Pamplona. Tantos años su feudo. Escribano sigue sin verlo con la espada.

FUENTE YMBRO | Juan José Padilla, El Fandi y Manuel Escribano
Toros de Fuente Ymbro, incluido el sobrero (1º bis); tres cinqueños (1º, 2º y 3º); muy armados y de diferentes hechuras; destacó la calidad del 3º sin duración en un conjunto de pobre fondo.
Juan José Padilla, de celeste y oro. Media estocada y descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada honda y atravesada (silencio).
El Fandi, de pizarra y oro. Media estocada (silencio). En el quinto, pinchazo hondo y tres descabellos. Avisos (saludos).
Manuel Escribano, de nazareno y azabache. Dos pinchazos. Aviso (saludos). En el sexto, dos pinchazos y estocada caída (silencio).
Monumental de Pamplona. Lunes, 10 de julio de 2017. Sexta de feria. Lleno.

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