miércoles, 26 de julio de 2017

FERIA DE SANTIAGO – TERCERA CORRIDA: Toda la suerte de Adolfo para el viejo Cid sin espada

El torero de Salteras se lleva un gran cuarto toro y el mejor lote con diferencia de la corrida del ganadero de Galapagar pero pincha el triunfo.

ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid

La Comisión Taurina de Santander descubrió por la mañana un azulejo que inmortalizaba en los muros de Cuatro Caminos el indulto de Madroñito. Adolfo Martín y El Cid asistían exultantes al homenaje de su hazaña en la pasada temporada. Por la tarde, volverían a encontrarse. «Borradorno» fue «Madroñito».

Sí un toro bueno y pacífico que humilló y embistió tan largo como era. Definido en su condición de descolgar desde las fáciles verónicas de Cid. Y también en el quite por delantales. Manuel Jesús volvió a apostar por su izquierda pronto. La muleta lacia, adelantada y siempre puesta trazó una serie de seis naturales kilométricos y un interminable pase de pecho. Permitía el adolfo ligar con desahogo. Como si se tomase un tiempo antes de repetir despacito. La frondosidad de aquella tanda no se daría más. Y quizá fuera mucho para empezar. Al toro luego le faltaría para finalizar. Hasta entonces el torero de Salteras estructuró la faena alternando las manos. La series medidas. Cuando la llama tenue de la embestida se apagaba y ya se quedaba por debajo, El Cid se dobló toreramente. La espada se llevó, como tantas veces, el eco de los méritos contraídos.

La vieja baraka de El Cid sigue engrasada: «Horquillero» se erigió como el toro de la tarde en cuarto lugar. Colocado de pitones, cuajado por fuera y bravo por dentro. Cid dividió la faena salomónicamente: tres series diestras y tres tandas zurdas. El manejo de las distancias en aquéllas y el uso de la muleta más retrasada en éstas. Como para aprovechar los ímpetus iniciales y las marchas más reducidas después. Limpia obra de diferentes intensidades y buen tono. Una séptima ronda al natural, tras un abaniqueo que terminó con la muleta en el hombro, desequilibró la balanza. La tizona del Cid arrasó con la gloria presentida. Como una siniestra lealtad con su destino. La suerte y la espada enfrentadas a topacarnero. One more time.

Paco Ureña traía la paliza en el cuerpo, la brecha en la frente y las costillas crujidas de Valencia. Y la montera como adorno sobrante por las grapas o los puntos. Un toro cárdeno, hondo y degollado de papada, apenas le permitió una rítmica apertura de faena hacia los medios y una serie de derechazos antes de pararse y violentarse a la defensiva. Ureña resolvió. El oficio cierto y el acero certero.

No varió el quinto el sorteo aciago del lorquino, desagradecido con su esfuerzo. Deslucido y topón el adolfo que no hacía honor a su nombre de Volador. De nuevo un espadazo cubrió el expediente.

José Garrido toreó a la verónica con barroco compás. El toro asaltillado acompañó los lances. Ciertamente acompañaba más que se empleaba. Garrido atacó fuerte con el prólogo de faena penitente. De rodillas corrió la mano derecha tan encajado y acinturado como en pie. Pero fue al natural cuando la cintura se conjugó verdaderamente con la muñeca para encelar las miradas distraídas, la embestida obediente, no más. Curvo el trazo, arrebatada la expresión, encendida la conexión más allá del toro. El pase del desprecio también pareció ser para el tiempo. Parado el reloj como el toro ya. Un pinchazo funcionó como jarro de agua fría. Como el acero en el rincón.

El último de la corrida de Adolfo Martín se agarró al piso con pies de plomo. Ni modo. José Garrido no desesperó. Extensa la paciencia y desesperante el descabello.

ADOLFO MARTÍN | El Cid, Paco Ureña y José Garrido
Toros de Adolfo Martín, serios en sus diferentes hechuras; bravo y notable el 4º; bueno y pacífico el 1º; distraído y de escaso celo el obediente 3º; agarrado al piso el 6º; parado y a la defensiva el 2º; deslucido el 5º; faltó fondo en conjunto.
El Cid, de azul marino y oro. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el cuarto, tres pinchazos y media estocada atravesada. Aviso (saludos ).
Paco Ureña, de rosa y oro. Estocada un punto contraria (saludos). En el quinto, estocada (silencio).
José Garrido, de marfil y azabache. Pinchazo y estocada desprendida. Aviso (saludos). En el sexto, estocada atravesada y siete descabellos (silencio).
Plaza de Cuatro Caminos. Miércoles, 26 de julio de 2017. Cuarta de feria. Tres cuartos de entrada.

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