El torero de Salteras se lleva un
gran cuarto toro y el mejor lote con diferencia de la corrida del ganadero de
Galapagar pero pincha el triunfo.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de
Madrid
La Comisión Taurina de Santander descubrió por la mañana un
azulejo que inmortalizaba en los muros de Cuatro Caminos el indulto de
Madroñito. Adolfo Martín y El Cid asistían exultantes al homenaje de su hazaña
en la pasada temporada. Por la tarde, volverían a encontrarse. «Borradorno» fue
«Madroñito».
Sí un toro bueno y pacífico que humilló y embistió tan largo
como era. Definido en su condición de descolgar desde las fáciles verónicas de
Cid. Y también en el quite por delantales. Manuel Jesús volvió a apostar por su
izquierda pronto. La muleta lacia, adelantada y siempre puesta trazó una serie
de seis naturales kilométricos y un interminable pase de pecho. Permitía el adolfo ligar con desahogo. Como si se
tomase un tiempo antes de repetir despacito. La frondosidad de aquella tanda no
se daría más. Y quizá fuera mucho para empezar. Al toro luego le faltaría para
finalizar. Hasta entonces el torero de Salteras estructuró la faena alternando
las manos. La series medidas. Cuando la llama tenue de la embestida se apagaba
y ya se quedaba por debajo, El Cid se dobló toreramente. La espada se llevó,
como tantas veces, el eco de los méritos contraídos.
La vieja baraka de El Cid sigue engrasada: «Horquillero» se
erigió como el toro de la tarde en cuarto lugar. Colocado de pitones, cuajado
por fuera y bravo por dentro. Cid dividió la faena salomónicamente: tres series
diestras y tres tandas zurdas. El manejo de las distancias en aquéllas y el uso
de la muleta más retrasada en éstas. Como para aprovechar los ímpetus iniciales
y las marchas más reducidas después. Limpia obra de diferentes intensidades y
buen tono. Una séptima ronda al natural, tras un abaniqueo que terminó con la
muleta en el hombro, desequilibró la balanza. La tizona del Cid arrasó con la
gloria presentida. Como una siniestra lealtad con su destino. La suerte y la
espada enfrentadas a topacarnero. One
more time.
Paco Ureña traía la paliza en el cuerpo, la brecha en la
frente y las costillas crujidas de Valencia. Y la montera como adorno sobrante
por las grapas o los puntos. Un toro cárdeno, hondo y degollado de papada,
apenas le permitió una rítmica apertura de faena hacia los medios y una serie
de derechazos antes de pararse y violentarse a la defensiva. Ureña resolvió. El
oficio cierto y el acero certero.
No varió el quinto el sorteo aciago del lorquino,
desagradecido con su esfuerzo. Deslucido y topón el adolfo que no hacía honor a
su nombre de Volador. De nuevo un espadazo cubrió el expediente.
José Garrido toreó a la verónica con barroco compás. El toro
asaltillado acompañó los lances. Ciertamente acompañaba más que se empleaba.
Garrido atacó fuerte con el prólogo de faena penitente. De rodillas corrió la
mano derecha tan encajado y acinturado como en pie. Pero fue al natural cuando
la cintura se conjugó verdaderamente con la muñeca para encelar las miradas
distraídas, la embestida obediente, no más. Curvo el trazo, arrebatada la
expresión, encendida la conexión más allá del toro. El pase del desprecio
también pareció ser para el tiempo. Parado el reloj como el toro ya. Un
pinchazo funcionó como jarro de agua fría. Como el acero en el rincón.
El último de la corrida de Adolfo Martín se agarró al piso
con pies de plomo. Ni modo. José Garrido no desesperó. Extensa la paciencia y
desesperante el descabello.
ADOLFO MARTÍN | El Cid, Paco Ureña y José Garrido
Toros de Adolfo Martín,
serios en sus diferentes hechuras; bravo y notable el 4º; bueno y pacífico el
1º; distraído y de escaso celo el obediente 3º; agarrado al piso el 6º; parado
y a la defensiva el 2º; deslucido el 5º; faltó fondo en conjunto.
El Cid, de azul marino y oro. Dos pinchazos y
estocada (silencio). En el cuarto, tres pinchazos y media estocada atravesada.
Aviso (saludos ).
Paco Ureña, de rosa y oro. Estocada un punto contraria
(saludos). En el quinto, estocada (silencio).
José Garrido, de marfil y azabache. Pinchazo y estocada
desprendida. Aviso (saludos). En el sexto, estocada atravesada y siete
descabellos (silencio).
Plaza de Cuatro Caminos. Miércoles, 26 de julio de 2017. Cuarta de
feria. Tres cuartos de entrada.
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