Antonio Ferrera |
PACO AGUADO
La mejor faena de todos los Sanfermines, la que el español
Antonio Ferrera le hizo a su segundo toro el día 13 de julio, se quedó
paradójicamente sin premio en una feria marcada por la sobrada generosidad de
público y presidencias para conceder orejas demasiado baratas.
En total, este año se han dado veintiséis trofeos a lo largo
de un abono sanferminero que registró además seis salidas a hombros, que
hubieran sido siete de no haber resultado herido el peruano Andrés Roca Rey. Pero
las resonantes cifras no reflejan la verdadera dimensión de unos triunfos
menores en su mayoría, por haberse conseguido con muy justos o escasos méritos
o incluso por faenas que no llegaron a apurar la buena condición de muchos de
los toros destacados que han salido al ruedo pamplonés.
Pepe del Moral |
El aspecto ganadero, que tanto cuenta en la que desde hace
más de medio siglo se conoce como "Feria del Toro", ha sido uno de
los más destacados del abono de Pamplona (norte), porque, salvo en la primera y
la última (es decir, salvo "cebadas" y "miuras"), en las
otras seis corridas siempre ha habido, al menos, un astado de nota o varios con
posibilidades de triunfo.
Tres toros con los hierros de José Escolar, La Ventana del
Puerto y Fuente Ymbro resultaron, por ejemplo, bastante más bravos que
"Forajido", premiado finalmente con el premio "Carriquiri"
y que formó parte de una corrida de Victoriano del Río que, junto a la de
Jandilla, lidió el sexteto más completo y manejable de la feria. Precisamente a
esos toros de Del Río se les cortaron cinco orejas en una tarde de dispendios
presidenciales, aunque solo fuera realmente justificada la primera de las dos
concedidas a Ginés Marín, quien se ganó así la sustitución del herido Roca Rey
en el festejo del día 13.
Con ese doble aval, Marín pudo salir a hombros al lado de
López Simón, al que premiaron por dos faenas anodinas, igual que lo fue el
también orejeado trasteo de Sebastián Castella o los dos que la tarde anterior
desplegó el peruano Roca Rey, que no aprovechó la bravura del toro jabonero de
Jandilla que le hirió entrando a matar.
Tampoco tuvieron gran peso los trofeos que fueron a manos de
Paco Ureña y de José Garrido, el día 9, ni el que se concedió a Román la tarde
del patrón. En cambio, sí que fue de ley la que, por un mazo de naturales de
calidad, el sevillano Pepe Moral le cortó a un toro de José Escolar en el
festejo del día 8.
Ginés Marín |
Casi de consolación fueron las cuatro orejas con que, en un
derroche final, se premió, más que otra cosa, la voluntad sin brillo de la
terna ante una descastadísima corrida de Miura con la que Rafaelillo salió a
hombros con sin demasiados argumentos.
Matices aparte, los únicos triunfos rotundos de la feria
fueron los de Cayetano, con su clásico toreo a los "jandillas" en su
debut en esta plaza, y el del rejoneador local Roberto Armendáriz, al que el
público de su tierra concedió, tan holgadamente como a algunos matadores,
cuatro trofeos. Pero el cénit artístico de estos Sanfermines llegó el día 12
con la no fácil corrida de Cuvillo. Y vino de la mano de un templadísimo
Alejandro Talavante y, sobre todo, de un Antonio Ferrera magistral, porque dio
todo un recital de inteligencia lidiadora, poso y reposo, en especial con el
cuarto toro, aunque no se tradujeron en premios. Solo Talavante paseó una
oreja.
Son las cosas que suceden en esta plaza de Pamplona, donde
los tendidos se abarrotan de un público que se vuelca con los toreros cuando le
place o le interesan más que la merienda y la jarana, compensando así con
alegría de plaza de tercera la impresionante presencia de un toro de primera,
el más cornalón y serio que haya en el campo bravo. / EFE
Jésus Enrique Colombo, al que Paco Aguado ni menciona en su resumen ¿? |
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