PACO AGUADO
Seamos sinceros con nosotros mismos: la decadencia taurina
de Mallorca ha corrido imparable y casi paralela a la de Cataluña, sin que
nadie diera el paso adelante para frenarla. Y es así como, en un más de lo
mismo, hemos pasado en apenas seis años de la prohibición del Parlament a la
más o menos encubierta dictada ayer por los políticos insulares, que es ya la
segunda que se produce en territorio español.
Parece que, taurinamente hablando, nunca se volverá a abrir
ese “Puente a Mallorca” que cantaban Los Mismos en los años sesenta, la década
en la que, durante la primavera y los meses de verano, el bello Coliseo Balear
era una de las plazas de más actividad de toda España, con la celebración de
una treintena larga de espectáculos de todo tipo.
Para los desmemoriados o para quienes lo desconocen, basta
con recordar que la afición de Palma era tanta que, desde primeros de los
sesenta, se editaba allí mismo cada semana una casi naif revista especializada,
El Mundo de los Toros, que fue dirigida y financiada por el entusiasta Juan
Bosch Iglesias, y posteriormente por su viuda, hasta primeros de los noventa.
Tal fecha de cierre de la publicación mallorquina sirve
también para datar, más o menos, el nunca evitado inicio de la dilatada
decadencia de tan activo centro taurino, que siempre fue a la zaga de la
Barcelona de las largas temporadas.
No en vano, el añorado don Pedro Balañá, que era propietario
y empresa de ambas, ofrecía a los toreros un paquete de contratación tanto para
la Monumental como para el Coliseo.
También para entonces, como dato significativo, Teodoro
Matilla era ya el "asesor" de la familia de grandes empresarios
barceloneses, llegando incluso a asumir funciones y decisiones determinantes
durante el desdén organizativo ocasionado por el relevo generacional al frente
del emporio. Y, entre ellas, una pragmática e impía reducción de festejos en
Barcelona y Palma que venía inducida, aunque no solo, por los condicionantes de
la política nacionalista catalana.
Es necesario recordar estos esclarecedores antecedentes
antes de analizar lo sucedido últimamente en las Islas Baleares, en tanto que
la absurda regulación de la tauromaquia que quieren imponer los partidos
locales de la izquierda sectaria junto al pazguato socialismo del archipiélago
no es sino la consecuencia del largo abandono en el que la empresa dejó una
plaza emblemática que ha ido desangrándose de aficionados.
De tal manera que, por
mucho que ahora se denuncie ante los tribunales la clara prevaricación
en que, con estúpidas argucias legales, han incurrido los podemitas
mallorquines compinchados con los que se dicen "nacionalistas de
izquierdas" –todo un oxímoron de la política y de la ética–, será difícil
que el toreo vuelva a resurgir en una tierra tan quemada para ello como la de
las Baleares.
Aun así, ahora toca derribar, con urgencia y contundencia,
esa absurda ley contra la tauromaquia promulgada por estos dictadorzuelos de
camiseta serigrafiada y coleta sucia y que, en una prohibición velada, solo
permite los festejos sin sangre en una lidia de tres toros y limitada a diez
minutos, con controles antidoping de hombres y animales incluidos. Pero lo que
nos quedaremos sin saber es qué se fumarán algunos de ellos antes de sentarse
en su escaño…
De nuevo le toca al toreo moverse de una vez por todas para
pararles los pies, para impedir la aplicación de esta envenenada ley que no
prohíbe pero sí cercena derechos y que no debe convertirse en precedente y
ejemplo a seguir en otras comunidades donde estos fascistas del buenismo y la
sensiblería también se sienten tentados a acabar con nuestro patrimonio
milenario y nuestra forma de entender la vida.
El enemigo ha descubierto ya que, en vez de prohibiciones
anticonstitucionales, estos vericuetos legales, o como el de la falta de
adecuación de las plazas de toros a las normativas de seguridad en
espectáculos, son la más directa y efectiva vía de agua que puede hacer que más
pronto que tarde se hunda el barco del toreo.
Y, mientras tanto, los grandes empresarios, las mentes
preclaras del negocio taurino, miran para otro lado preocupados únicamente en
encontrar la manera de quedarse con el diez por ciento de la rebaja del IVA...
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