JUAN ANTONIO SANDOVAL
El descastado encierro de Luis Terrón, que abrió hoy la
feria de Santander (norte), solo arrojó un colaborador quinto con el que el
portugués Diego Ventura, que abrió la puerta grande, logró los momentos de
toreo más templado y ajustado en el mano a mano que mantuvo Leonardo Hernández.
El primero de la tarde y de la feria fue un toro sin fuerza
ni celo, muy parado y aplomado, lo que condicionó el balance artístico de Diego
Ventura, que hizo un meritorio esfuerzo a lomos de "Nazarí" y
"Remate". Arrimó mucho las cabalgaduras y por momentos logró templar
las claudicantes embestidas al trote en el galope a dos pistas.
Tampoco tuvo empuje el segundo, que llegó a caerse en el
capote de un auxiliador durante uno de los cambios de cabalgadura. Leonardo
Hernández clavó a la grupa, con defectuosa colocación de las banderillas y
calentó los tendidos con los alardes de corte tremendista con
"Xarope".
Los andares mortecinos del tercero mantuvieron la tónica de
falta de casta del encierro de Luis Terrón. Diego Ventura empezó a abrillantar
su quehacer con las piruetas de "Fino", para terminar explosionando
con el par de banderillas a dos manos con "Remate". Un rejonazo fulminante fue el detonante de la petición de
oreja atendida por el presidente, premio a una labor voluntariosa ante un
oponente de escasa entidad.
Leonardo salió espoleado en el cuarto, otro burel sin ritmo
ni compás. Hasta dos pares a dos manos clavó montando a "Despacio".
Volvió a recurrir a "Xarope" para colocar la rosa y hacer cabriolas
antes de enterrar por entero el rejón de muerte, empatando a una oreja el
marcador numérico del mano a mano a falta del último asalto.
El quinto fue el de más posibilidades del festejo. Ventura
pisó a fondo el acelerador con "Sueño" y templó mucho sobre
"Nazarí". El público captó la dificultad y la calidad del despacioso
toreo a caballo del rejoneador lisboeta, que terminó por levantar de los
asientos a los espectadores de los abarrotados tendidos de sol mientras llevaba
los pitones cosidos a la grupa de las cabalgaduras. Los continuos guiños al respetable y las banderillas cortas
colocadas sin solución de continuidad desataron la euforia. Lo pinchó y acertó
con el arma toricida al segundo envite. Segundo trofeo y puerta grande.
Con el sexto, muy alto de agujas y que pasaba de los 600
kilos, retornaron la sosería y el pararse, que fue la nota predominante de la
corrida.
Leonardo Hernández tiró de recursos espectaculares de cara a
la galería para ganarse el favor de la concurrencia. Con el toro totalmente
inmóvil y sin colaborar lo pinchó dos veces antes de enterrar medio rejón de
muerte. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Luis Terrón,
reglamentariamente despuntados para lidia a caballo, descastados, sin ritmo ni
empuje, que no tuvieron el celo ni la fuerza necesarios para perseguir las
cabalgaduras. La excepción fue el colaborador quinto.
Diego Ventura: pinchazo y rejón trasero con derrame
(ovación); rejón fulminante (oreja); y pinchazo y rejón (oreja).
Leonardo Hernández: rejón atravesado y descabello (ovación);
rejón (oreja); y dos pinchazos, medio rejón y descabello (ovación).
Primera del abono de la Feria de Santiago de Santander. Casi lleno en
tarde calurosa.
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