domingo, 9 de julio de 2017

FERIA DE SAN FERMÍN 2017 – CORRIDA DE REJONES: Armendáriz asalta el día grande de Pablo

Leonardo Hernández y el jinete navarro salen a hombros tras cortar dos y cuatro orejas, respectivamente, con una notable corrida de El Capea y San Pelayo; el gran tótem del toreo a caballo falla con reiteración con el rejón de muerte.
 
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid

Hermoso de Mendoza y el chupinazo forman una collera histórica. Desde 1990, Pablo I de Navarra no ha faltado a la cita del 6 de julio con Pamplona más que en 1993. Sus deslumbrantes estadísticas se incrementaron el año pasado con un pleno de cuatro orejas que rompía una racha de vacíos por culpa de la espada. El acero mortal volvió de nuevo a dejar en blanco la casilla de los trofeos con la calidad melosa del toro de El Capea. Tan humillado de salida y tan encelado en el toreo de Brindis, un tordo en fase blanca valiente de frente y templado de costado. Sobre Dalí se impuso la potencia de las piruetas desde los cites en corto con los posteriores. Y con Nevado elevó la temperatura con las cortas cuando el murube salmatino ya se derretía.

La determinación del espadazo de Leonardo Hernández fue todo lo contrario. Sólo que vino en el segundo envite. Lo que no fue óbice para que se premiara su vibrante faena con una oreja. La vibración que nacía de las suertes comprometidas más que de la dulzura tibia del toro. Entre Sol, albino y certero caballo que torea con los pechos, y Xarope, viejo guerrero a los violines, llevaron el peso de la faena.

Armendáriz pegó un cañonazo a la puerta grande volcándose en la hora final. Cristalizaban en las dos orejas los alardes últimos sobre Cristal -un desplante con el caballo casi tumbado, como si fuera La Maja de Goya- y sobre todo a lomos de Ranchero, veterano campeón sin gloria en la lucha amarga de su dueño. Hasta que este jueves las saladas lágrimas de la alegría saltaron en el rostro de Roberto al sentir la recompensa.

De nuevo, Hermoso pinchó en el toro de la merienda. Encastado el ejemplar de San Pelayo y con las cosas incómodas de la casta a veces. Pablo, por tanto, no se encontró cómodo pese a los momentos brillantes conquistados sobre Disparate. El maestro vería con disgusto cómo los discípulos asaltaban su gran día y le adelantaban por la derecha en la tierra donde es dios, tótem y mito. Como lo ha sido, y es, en la historia del toreo a caballo. Pero el tiempo también pasa y pesa en el Olimpo.

Leonardo atacó con toda la artillería ante el quinto. No paró, embistiese más o menos, mejor o peor, el toro de Capea, que no fue el mejor de la notable y completa corrida. Hernández debutó la última temporada en San Fermín tocando el cielo navarro y se entregó a tumba abierta para repetir. Despacio fue ahora el caballo clave para no despegarse del rebufo del triunfo, atado en un soberbio par a dos manos y en su prodigiosa cintura con las cortas al violín.

La llave de la oreja le aupó con Armendáriz al doblar el último toro, cuando el caballero navarro cerró el pleno de cuatro trofeos en la montura de Cristal. A hombros se los llevaron en alegre y rara procesión: sin Pablo no es lo mismo.

EL CAPEA | Hermoso de Mendoza, Leonardo Hernández y Roberto Armendáriz
Toros de El Capea (1º, 2º y 5º) y San Pelayo, bien presentados y buenos en conjunto.
Pablo Hermoso de Mendoza, pinchazo, rejonazo caído y rejonazo (saludos). En el cuarto, dos pinchazos y rejonazo (saludos).
Leonardo Hernández, pinchazo y rejonazo (oreja). En el quinto, rejonazo pasado y descabello. Aviso (oreja).
Roberto Armendáriz, rejonazo trasero (dos orejas). En el sexto, rejonazo fulminante (dos orejas). Salió a hombros con Leonardo.
Monumental de Pamplona. Jueves, 6 de julio de 2017. Segunda de feria. Lleno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario