Días de dolor y de orgullo. Dolor porque en menos de un año
se han ido dos toreros ejemplares, como toreros y como seres humanos. Víctor
era el empuje de la juventud, la ilusión y el ir escalando peldaño a peldaño la
empinada cuesta de llegar a lo que llaman figura, o a lo que se entiende
también como torero de ferias. Su Linares, su Pozoblanco, su Talavera, su
Colmenar le esperaba en Teruel, la ciudad de los amantes. Con Raquel en el
tendido. Víctor fue un torero ejemplar, sí, porque se ganaba el siguiente
contrato con su esfuerzo y nadie le regaló nada. Lo mismo, o menos todavía,
sucedió con Iván. Posiblemente el más luchador, bravo, duro y limpio de los
buscadores de la gloria. Iván, celta, vasco, alcarreño, apátrida, libre, sin
fronteras, llegó a ser figura, sí figura, apoyándose en su casta y su orgullo y
en el hombro de Néstor, el único que se embarcó con Iván en el infierno, en la
gloria y en el purgatorio taurino. Iván fue un gran torero. Mejor de lo que le
trataron. Su único pecado era que quería, quiso y fue siempre libre. Y fue rey
de Madrid y villano en la corte taurina. A nadie le pasaron una factura tan
ácida. Nunca un gesto se convirtió en rayo exterminador.
Pero Iván no tiró la toalla, volvió a empezar, disfrutó del
triunfo hasta en plazas de tercera; y en su Bilbao, en plena soledad taurina,
se marcó una faena de maestro que le sirvió menos de lo que debía. Sólo Francia
fue justa con Iván. En Francia las empresas no apoderan (generalmente) y los
carteles (mayoritariamente) los “hace” el aficionado. Aquí no. Y Néstor e Iván
lo sabían. Yo nunca le volví la cara, disfruté muchas tardes de su orgullo, me
gustó mucho que heredara el rincón de Antoñete en Las Ventas (cuando pongáis
una placa para recordar a Iván en ese rincón del patio de cuadrillas, poned
otra para Chenel, que encima los dos se llevaban bien y compartieron afectos e
ingratitudes al cincuenta por ciento). En ese rincón llegaban al acuerdo de que
el triunfo y el respeto vale más que la vida y el olvido. Ambos tenían un catecismo
similar. Y una historia.
TERUEL RESPONDIÓ PERO NECESITA A LOS JÓVENES PARA TENER FUTURO
Duele el adiós abrupto de la muerte en los ruedos. Pero al
tiempo es el recuerdo de la verdad enorme de esta fiesta, incomparable en el
juego de la fama, la gloria, la suerte y la vida con ningún otro espectáculo.
Por eso los que se van impregnan de un aura de gloria a los que se quedan. Por
eso este espectáculo es incomparable, diferente, único, en el dolor y en la
alegría.
Y Pamplona, tan brava, sus dirigentes tan honestos, los tres
capitanes de la plaza y de la feria, con una gestión ejemplar durante años,
justo ante el dolor y la verdad de la Fiesta, al año de la muerte de Víctor
Barrio, ni un minuto de silencio. Ya sé que se lo hicieron cuando estaba de cuerpo
presente porque coincidía con los sanfermines. Pero este año: cero, olvido, tal
vez temor, prudencia mal entendida. Feo, muy feo. Y les tengo aprecio pero se
arrugaron o se equivocaron gravemente. No lo esperaba del trío y por primera
vez no comparto su fría decisión.
Benlloch me contó la otra cara del respeto, la de Teruel.
Allí donde acabó una carrera joven e ilusionada. Teruel respondió y hay que
lograr que las peñas vuelvan a la plaza. Aragón es taurina. Ahí está Huesca,
con la albahaca; Zaragoza, plaza de primera; y Teruel, que necesita de los
jóvenes para tener futuro. Y tienen que volver a la plaza aunque sea con el
aliciente de precios muy económicos. Uno, que es de campo, sabe que si no
siembras no habrá cosecha.
COLOMBO, UN NOVILLERO CON HAMBRE DE FAMA Y CONTRATOS
Desde el primer día me llamó la atención y dije en voz alta:
“Coño, al fin un novillero dispuesto a comerse el mundo”. Este Pantagruel (por
su hambre de fama y contratos) se llama Colombo. Sin más. Y es el novillero más
de verdad de los últimos años. Distinto pero suenan las mismas campanillas de
atención que cuando atisbamos a Roca Rey. Tiene Colombo lo que tienen los que
no son “uno más”. Ahora que la suerte y la constancia le acompañen. Pero esa
Venezuela maltratada por un político impresentable que sólo gusta a algunos, no
a todos, los podemitas, ojalá se estabilice pronto porque este Colombo, como
pasa con Roca Rey en Perú y sucedió con Rincón en Colombia, puede volver a
llenar las plazas que la pobreza del régimen cerró y orilló. Qué curioso que a
casi todos los dictadores no les gustan los toros. En cambio, sí les gusta
oprimir al pueblo, soltarle al ejército para amedrentarlos y abrir cárceles
para privar de la libertad de pensamiento, obra y acción. Colombo ya reina en
Madrid y Pamplona. Y por donde va. Por cierto, joder, vaya vista la de los Ruiz
Palomares. Los mentores de Ponce ficharon a Colombo cuando nadie lo quería.
Como José Antonio Campuzano fichó a Roca Rey cuando nadie se atrevía a apostar
por el fenómeno.
Esos taurinos que nombro son de los poquitos que quedan para
“sacar” toreros. Y los había, pero desde que las empresas apoderan a tantos
toreros, los apoderados han muerto por asfixia y falta de trabajo. Menos
algunos. Uno descubre a Roca Rey y otro a Colombo. Pero hemos roto la lógica y
aburrido a los buscadores de oro taurino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario