domingo, 26 de marzo de 2017

LEER UNA NOTICIA - Dios es un asesino

Multionacionales que invierten más en bienestar animal que en el humano. Este es el presente de un futuro en donde todos los humanos deberemos pelear por comida y recursos con las mascotas. Ya sé, lector, que tienes una casa. Pero con ella enfrente, tú decides.

CARLOS RUIZ VILLASUSO

Yo me río. Llorando, pero me río. Hace años este loco de atar comenzó una cruzada individual contra el final del humanismo y la vigencia de otra corriente cultural y social. Entonces cometí el error de denominar a esa corriente como “animalismo”. Grave error, pues el animalismo no existe más que en la propaganda del negocio mundial más poderoso y creciente del mundo: el de las mascotas. Existe el mascotismo. Escribo estas líneas mientras veo en los telediarios una gran cobertura de la Feria Internacional de la Mascota en Madrid.

Una cobertura superior a la que tiene este recinto cuando se trata de otro tipo de feria internacional. Un paseo por ella te hace contemplar, no la locura de un servidor, sino la locura de una sociedad mutante: la que trata de hacer de la mascota un ser humano para que sirva al consumo como si fuera un ser humano. Hay de todo. Zapatillas, moda, joyas, juegos, chuches, anticonceptivos , perfumes, alta gastronomía… en una ciudad con 800.000 pobres, datos de la Cruz Roja. Yo no estaba loco cuando dije que nos llegaba un cambio cultural que pone fin al humanismo.

Poner fin al humanismo es el fin de la ley y del derecho tal y como lo contemplamos desde los inicios del derecho romano (habrá un estado de derecho para seres vivos sin obligaciones). Nuevas enfermedades nacerán de estas nuevas relaciones, cambiando radicalmente el concepto de sanidad, y de educación, y de servicios sociales. No se podrán escribir textos con animales puestos en situación no mascotista y hasta habrá que reescribir las religiones, pues Dios sólo salvó en el Diluvio a una pareja de cada especie animal. Dios será, pronto, un asesino.

El lema de esta feria de IFEMA en Madrid es “hacerlos más humanos”, es decir, vamos a crear un ser vivo que sustituya al molesto ser humano, el que exige educación, seguridad social, universidades, que exige compañía, que tiene ancianos, que tiene ideologías, sentimientos, que desea leer, aprender, preguntarse, que incomoda, que se rebela, que se casa, que se separa… No estoy loco. Esto ya ha sucedido. El Corte Inglés abrirá en Madrid una superficie sólo para las mascotas. Las grandes superficies tienen ya espacios impensables para este mercado.

Por IFEMA están pasando, como invitados de lujo de las grandes multinacionales del sector, políticos que dicen ser animalistas, saltadores de plazas de toros, estos nuevos rojos de la mascota, medradores, mercenarios y mamapollas del sector multinacional de esas empresas que invierten más en bienestar animal que en el humano. Esta es la realidad, el complot, este es el presente de un futuro en donde todos los humanos deberemos pelear por comida y recursos con las mascotas. Ya sé, lector, que tienes una casa. Pero con ella enfrente, tú decides.

No estoy loco afirmando esto. Nos llega el mascotismo como camino de la evolución de los seres humanos y su final. Los seres humanos ya no son fiables para los mercados. Somos inestables. Vivimos demasiados años, somos improductivos de niños y el jubilado tarda en morirse. Y consume medicinas y servicios. Mejor una mascota para ser humanizada, con un ciclo de vida menor, con más consumo y menos reivindicaciones, estable y sin religión ni ideología ni preguntas ni demandas. Eso será el mundo que viene. Un mundo urbanita, con una cultura nueva, con lo rural proscrito y con un pobre como un ser menor frente a una mascota rica. No estoy loco. Dios será recordado como un asesino. / Redacción APLAUSOS

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