domingo, 26 de marzo de 2017

LA PÁGINA DE MANOLO MOLÉS - Documentales... Al Natural

Yo creo que la labor está hecha y ahora: “A donde me lleve el viento”… que será seguir con vosotros donde me encuentre a gusto y libre. Pero la serie deberíais grabarla. Hay dos o tres capítulos apañados, casi notables; pero hay siete u ocho que son los mejores que posiblemente he hecho.

Empezamos en noviembre a grabar los documentales de “Manolo Molés, Al Natural” junto a Diego Herrero y un equipo corto pero suficiente y fantástico que entendió rápido el alma de esta serie. Ya habéis visto “El último Bienvenida” con el hijo de Ángel Luis como contador de una dinastía en la que todos amaron y engrandecieron el toreo. Y Miguel analiza una familia tan torera con el sentimiento y la nostalgia de ser eso: “El último Bienvenida”, tras aquel trance de la finca de Amelia Pérez Tabernero en tierras de El Escorial donde su tío Antonio le preparaba para seguir la dinastía. Doce años tenía Miguel y una becerra acabó con la vida del maestro Antonio Bienvenida. Es una historia de la familia más torera que ha existido. Todos los varones fueron toreros.

Veréis pronto “Hermoso: el toreo a caballo”. Y da gusto la imagen, pero da todavía más sabor su magisterio, escuchar a Pablo y a su hijo en su santuario navarro. Es bastante bueno. Luego vendrán dos de actualidad. Uno, “Simón, al fin Madrid”, buscando más allá de la piel del nuevo timonel de Madrid. Y al mes siguiente “Los secretos del mayoral” con un genio llamado Florito que sólo se encuentra a gusto en el diálogo conmigo. Cosa que le agradezco. Descubran a Florito hablando, pero hablando con ganas.

POSIBLEMENTE LOS MEJORES REPORTAJES DE MI VIDA

El quinto capítulo es de los mejores: “El pajar de Juan Belmonte”. Arranca la historia con “remendao”, un chaval que llega a la casa de Belmonte y duerme en el pajar hasta que el genio de Triana lo mete en la finca y le ayuda. De ahí, ese es el punto de arranque, vamos a la vida y misterios de quien cambió el toreo, de un genial y sorprendente Belmonte. Su toreo, su vida, sus amores, Joselito, su tauromaquia del cambio, y grabado dentro de Gómez Cardeña. Se mató en 1962 y les estremecerá la casa. Está casi igual. Toda su vida y también su muerte y lo que hizo toda la semana anterior al final. Es muy recomendable.

Mes a mes, llegará a principios de agosto otro de los mejores: “Donde vive el toro”. Colombia, fincas de Salento (bestial, un paraíso inimaginable, en el macizo central, las palmeras de cera y el verde más brillante nunca visto y los drones subiendo y bajando con los toros el macizo central). Alto nivel.

Cuando alboree septiembre llega “Padilla, punto y aparte”. Entrevista en profundidad, su tierra, su gente, y acabamos en Lisboa, donde es ídolo, y se suma al gran reportaje con el Pirata el entorno de una corrida en Lisboa, con su tauromaquia de caballos, de toreros españoles y de forcados. De Jerez a Lisboa, sufrimiento y gloria. Ambas cosas de verdad. Vuelve a subir la serie en Colombia con el capítulo “Colombia después del César”, un repaso histórico y una charla a corazón abierto con César Rincón en las faldas del Nevado del Ruiz en Manizales. Bueno.

El penúltimo me sorprendió a mí. Eloy Cavazos, último mexicano que alternó con las grandes figuras de su época, y sumó las dos últimas puertas grandes en Madrid de un azteca. La entrevista es buena; pero las imágenes de su época joven y gloriosa, del único que casi empata con Ponce en números altísimos, y las locuciones de Pepe Alameda nos van a transportar a una época muy poco conocida en España.

Y me encanta el último: “El ejemplo francés”. Historia y diálogo con cuatro empresarios galos donde van a descubrir qué diferente es el planteamiento taurino en las Galias. Dos frases de los empresarios en las que coinciden al mil por mil: “Los empresarios franceses sólo apoderamos al público que pasa por taquilla”. Y dos: “El toro que quiere el público de nuestras plazas es innegociable con toreros o apoderados. Ese no se cambia”. Hay más: “Queremos completos los tres tercios”, etc. Será un final educativo. Estos son “los diez apellidos” que firma Manolo Molés para la casa que dirigió veinticuatro años y obedeció, en parte, en los últimos casi tres. Yo creo que la labor está hecha y ahora ya sabéis la frase: “A donde me lleve el viento”… que será seguir con vosotros donde me encuentre a gusto y libre. Pero la serie deberíais grabarla. Hay dos o tres capítulos apañados, casi notables; pero hay siete u ocho que son los mejores que posiblemente he hecho. Eso sí, Al Natural… que es lo más difícil en la vida, en el toreo y en el periodismo. / Redacción APLAUSOS

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