Yo creo que la labor está hecha y
ahora: “A donde me lleve el viento”… que será seguir con vosotros donde me
encuentre a gusto y libre. Pero la serie deberíais grabarla. Hay dos o tres
capítulos apañados, casi notables; pero hay siete u ocho que son los mejores
que posiblemente he hecho.
Empezamos en noviembre a grabar los documentales de “Manolo
Molés, Al Natural” junto a Diego Herrero y un equipo corto pero suficiente y
fantástico que entendió rápido el alma de esta serie. Ya habéis visto “El
último Bienvenida” con el hijo de Ángel Luis como contador de una dinastía en
la que todos amaron y engrandecieron el toreo. Y Miguel analiza una familia tan
torera con el sentimiento y la nostalgia de ser eso: “El último Bienvenida”,
tras aquel trance de la finca de Amelia Pérez Tabernero en tierras de El
Escorial donde su tío Antonio le preparaba para seguir la dinastía. Doce años
tenía Miguel y una becerra acabó con la vida del maestro Antonio Bienvenida. Es
una historia de la familia más torera que ha existido. Todos los varones fueron
toreros.
Veréis pronto “Hermoso: el toreo a caballo”. Y da gusto la
imagen, pero da todavía más sabor su magisterio, escuchar a Pablo y a su hijo
en su santuario navarro. Es bastante bueno. Luego vendrán dos de actualidad.
Uno, “Simón, al fin Madrid”, buscando más allá de la piel del nuevo timonel de
Madrid. Y al mes siguiente “Los secretos del mayoral” con un genio llamado
Florito que sólo se encuentra a gusto en el diálogo conmigo. Cosa que le
agradezco. Descubran a Florito hablando, pero hablando con ganas.
POSIBLEMENTE LOS MEJORES REPORTAJES DE MI VIDA
El quinto capítulo es de los mejores: “El pajar de Juan
Belmonte”. Arranca la historia con “remendao”, un chaval que llega a la casa de
Belmonte y duerme en el pajar hasta que el genio de Triana lo mete en la finca
y le ayuda. De ahí, ese es el punto de arranque, vamos a la vida y misterios de
quien cambió el toreo, de un genial y sorprendente Belmonte. Su toreo, su vida,
sus amores, Joselito, su tauromaquia del cambio, y grabado dentro de Gómez
Cardeña. Se mató en 1962 y les estremecerá la casa. Está casi igual. Toda su
vida y también su muerte y lo que hizo toda la semana anterior al final. Es muy
recomendable.
Mes a mes, llegará a principios de agosto otro de los
mejores: “Donde vive el toro”. Colombia, fincas de Salento (bestial, un paraíso
inimaginable, en el macizo central, las palmeras de cera y el verde más
brillante nunca visto y los drones subiendo y bajando con los toros el macizo
central). Alto nivel.
Cuando alboree septiembre llega “Padilla, punto y aparte”.
Entrevista en profundidad, su tierra, su gente, y acabamos en Lisboa, donde es
ídolo, y se suma al gran reportaje con el Pirata el entorno de una corrida en
Lisboa, con su tauromaquia de caballos, de toreros españoles y de forcados. De
Jerez a Lisboa, sufrimiento y gloria. Ambas cosas de verdad. Vuelve a subir la
serie en Colombia con el capítulo “Colombia después del César”, un repaso
histórico y una charla a corazón abierto con César Rincón en las faldas del
Nevado del Ruiz en Manizales. Bueno.
El penúltimo me sorprendió a mí. Eloy Cavazos, último
mexicano que alternó con las grandes figuras de su época, y sumó las dos
últimas puertas grandes en Madrid de un azteca. La entrevista es buena; pero
las imágenes de su época joven y gloriosa, del único que casi empata con Ponce
en números altísimos, y las locuciones de Pepe Alameda nos van a transportar a
una época muy poco conocida en España.
Y me encanta el último: “El ejemplo francés”. Historia y
diálogo con cuatro empresarios galos donde van a descubrir qué diferente es el
planteamiento taurino en las Galias. Dos frases de los empresarios en las que
coinciden al mil por mil: “Los empresarios franceses sólo apoderamos al público
que pasa por taquilla”. Y dos: “El toro que quiere el público de nuestras
plazas es innegociable con toreros o apoderados. Ese no se cambia”. Hay más:
“Queremos completos los tres tercios”, etc. Será un final educativo. Estos son
“los diez apellidos” que firma Manolo Molés para la casa que dirigió
veinticuatro años y obedeció, en parte, en los últimos casi tres. Yo creo que
la labor está hecha y ahora ya sabéis la frase: “A donde me lleve el viento”…
que será seguir con vosotros donde me encuentre a gusto y libre. Pero la serie
deberíais grabarla. Hay dos o tres capítulos apañados, casi notables; pero hay
siete u ocho que son los mejores que posiblemente he hecho. Eso sí, Al Natural…
que es lo más difícil en la vida, en el toreo y en el periodismo. / Redacción APLAUSOS
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