El maestro de Chiva cuelga el «No
hay billetes» en Sevilla en el estreno del ciclo El Toreo Contado.
Diario ABC de Madrid
La primera cita de «El toreo contado», actividad organizada
por la Empresa Pagés, tuvo como protagonista a Enrique Ponce, que logró colgar
el cartel de «no hay billetes» en una noche en la que se habló sobre la técnica
del toreo a partir de la proyección en vídeo de la faena al toro de Juan Pedro
Domecq en la pasada Feria de Abril. Al acto, conducido por el periodista José
Enrique Moreno, acudieron personalidades del mundo del toro, como el maestro
Espartaco y grandes aficionados de la ciudad.
La sala Antonio Machado de la Fundación Cajasol fue testigo
de una auténtica lección magistral de Ponce, que comenzó valorando este tipo de
actos: «Es importante contar en muchas ocasiones el toreo y que sirva de una
manera didáctica. Ahora mucho más, son momentos en que es bueno hablar de toros
para fomentar», aunque reconoció que «es difícil explicar el toreo, porque
explicar los sentimientos no es fácil».
Antes de ver los primeros compases de la faena, que fue
proyectada en vídeo y a su vez fue comentando Ponce, hizo memoria: «Recuerdo
todo lo que viví, el ambiente, lo que sentí. Fue el primer toro y eso influye
en el ambiente, pero rápidamente sentí cómo la afición iba enganchando con mi
toreo». En aquella tarde estuvo también presente el Rey Don Juan Carlos, del que
dijo, «desde siempre es aficionado y tanto su madre como él han dado la cara
por los toros».
¡Qué torería!
El torero de Chiva habló sobre su concepto del toreo: «Hay
que ser natural, es como siento el toreo. Es donde está el arte, sin
forzamientos. Es muy importante que el torero se sienta torero en todo momento,
me gusta que haya torería en todo lo que se hace en la plaza». En ese momento
Ponce recordó a su abuelo: «Me decía desde chico que para serlo hay que
parecerlo. No me gusta que cuando un torero anda por la plaza parezca un
defensa central, hay que andar en torero y sentirse torero». Y habló de la
importancia de ver imágenes de toreros antiguos: «¡Que torería! Ahí es donde
hay que beber. A mí es algo que me sale natural porque lo he mamado».
También habló de Sevilla, de la que dijo que durante un
tiempo le había pesado: «Es una plaza en la que no he tenido suerte y no
rompían las cosas como yo quería. Cortaba alguna oreja pero no triunfaba,
quería triunfar y no tenía suerte. Me ha pesado mucho y ahora vengo con otra
mentalidad, vengo a disfrutar». «Aunque no triunfaba me sentía querido. Hice la
gran faena al toro de Zalduendo, que se habló que podía haber sido de rabo,
pero mi gran faena en Sevilla está aun por llegar», añadió el torero valenciano.
El alma
Enrique Ponce analizó el gran momento en el que se encuentra
actualmente: «Lo que siento es lo que soy. Soy torero y estoy convencido que he
nacido para ser torero y aquí estaré mientras me encuentre bien». Para ello
Ponce asegura que entrena mucho «de cabeza» para perseguir lo que quiere
conseguir: «No paro, me preocupo mucho por mejorar. El toreo tiene mucho de
espiritualidad porque se torea con todo, también con el alma. Es difícil tener
todo eso con 20 o 30 años, la madurez y el poso lo adquieres con el tiempo, por
eso vemos a toreros retirados torear mejor que cuando estaban en activo».
Tras 28 años de alternativa el torero valenciano admitía:
«Esto es un milagro, he toreado 2.300 corridas y ahora estoy mejor que nunca».
Para terminar el acto, el diestro habló de un proyecto que
tiene en mente, «Crisol», una mezcla de las artes dentro de una corrida de
toros: «Será una corrida de toros normal, pero en la que esté presente la
pintura en las tablas y la ópera en lugar del pasodoble. Es una forma de
expresar que el toreo forma parte de las bellas artes».
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