Una gran novillada de Ricardo
Gallardo en el inicio de la temporada taurina en Madrid empuja a saludar al
mayoral al finalizar el festejo. *** Diego Carretero corta una oreja a última hora
y deja las puertas abiertas. *** Leo Valadez se va de vacío con un lote de
Puerta Grande. *** Percance de Pablo Aguado, que sufre traumatismo
craneoencefálico y una brecha de 15 centímetros.
ZABALA DE LA SERNA
Diario EL MUNDO de Madrid
@zabaladelaserna
Madrid inauguraba una nueva temporada taurina. Una nueva
era. La época de Simón Casas. Un soberbio debut con una novillada de Fuente
Ymbro vitoreada, piropeada, aclamada en Las Ventas hasta empujar a saludar al
mayoral. La alegría final contrastó con la tristeza del minuto de silencio que,
en los albores de la tarde, recordó a Manolo Cortés, torero de bronce, el poder
de la suavidad, como ha escrito Gonzalo Bienvenida en su muerte. El apagón
eterno.
A quien se le apagaron las luces momentáneamente fue a Pablo
Aguado. Un golpe seco en la cabeza lo dejó K.O. Cuando le andaba por la cara al
primer novillo de Fuente Ymbro, ya con la espada de verdad, surgió el percance.
Que fue un atropellamiento. Una cosa casi tonta cuando le hizo hilo. Como le
había ocurrido en el quite. Sólo que esta vez la voltereta lo estrelló contra
la dura arena. Quedó Aguado inerte, boca abajo y con la taleguilla rota en
canal por toda la banda de bordados. Un hilo de sangre caía desde la sien. En
la enfermería despertó del fuerte traumatismo craneoencefálico con una brecha
de 15 centímetros en la región parietal. Y se lo llevaron para hacerle un
escáner. En la plaza quedó la sensación de que hubo más clase en el sevillano
que en el bastote utrero.
Todo lo mejor de la Fuente de Gallardo estaba por brotar.
Total, que Leo Valadez se presentaba en Las Ventas para dar
muerte a un novillo que no era el suyo. Lo que se dice el suyo, propiamente,
fue un escándalo de bueno. Ofensivo por delante pero con importante cuello para
humillar. Y vaya si humilló. Y eso que las notas en el caballo y en el capote
(de salida) no habían sido optimistas para tal cometido. ¡Quia! «Adulador»
colocó la cara abajo y desarrolló su fondo templado y noble. Desde los doblones
de Valadez hasta su muerte. Aquellos muletazos poderosos y genuflexos
desembocaron en un trincherazo de cartel. El mexicano de Aguascalientes jugó
con las distancias y toreó muy destroncado, asentado y largo sobre la mano
derecha. La tercera serie fue redonda de encaje y muleta arrastras. Los mismos
parámetros marcaron las tandas zurdas, tan encajadas como quizá algo cortas.
Notable el nivel de Valadez, superior el de «Adulador». Todavía en los ayudados
últimos vaciaba su calidad con esplendidez. La posibilidad de triunfo con una
oreja de peso en Madrid se evaporó con la espada.
Lo mismo sucedió con el quinto, que fue otro novillo de
éxito. De otro modo, saliéndose más de los vuelos, de preclara condición, un
dije dentro de las distintas hechuras de la novillada de Fuente Ymbro, que tuvo
algo importante además: aire de novillada. Valadez en esta ocasión no alcanzó
el nivel de su faena anterior y se volvió a encasquillar con los aceros. «Impositor»,
que aflojó en su final, se arrastró entero entre ovaciones.
De Fallas vino Diego Carretero con cartel y expectación. El
suelto segundo de Gallardo nunca terminó de humillar, pero a su favor tenía que
se desplazaba un metro más allá de recorrido desde donde despedía el muletazo.
Permitió demostrar a Carretero su buen sentido de la colocación y su
esperanzadora izquierda en una tanda de altos vuelos. Cuando más descolgó el
utrero de FY. Faltó celo para ultimar al alza y algo más por parte del joven
torero de Hellín. Sus deseos provocaron un cierto encimismo y amontonamiento
ante el cuarto, que de pronto colocaba la cara en los vuelos con mejores
inicios que finales. Todo sin maldad. Desigual la faena.
Madrid recuperó la fe en Diego Carretero con el más estrecho
sexto, una máquina de embestir por su codiciosa casta, su repetición y
humillación. La guinda para la jugosa tarta de Ricardo Gallardo. Carretero
ahora se entregó con la mano muy baja, por uno y otro pitón. Acinturado,
ligado, profundo con su zurda de oro. La coda de ayudados por bajo disparó
todavía más la intensa obra. Revolcón incluido. La ambición por amarrar la
gloria le empujó a irse detrás de la espada con toda el alma. La caída
colocación del acero no impidió una justa oreja que, como la faena de última
hora, le deja las puertas abiertas.
Una cerrada ovación arropó el arrastre de «Pintora» (en
femenino, sí). Unánime como la aclamación de Las Ventas al ganadero de Fuente
Ymbro. Fue su mayoral quien finalmente salió a saludar. Gloria y honor a
Ricardo Gallardo en la inauguración de la era de Simón Casas.
PARTE MÉDICO DE PABLO AGUADO
"Traumatismo craneoncefálico con pérdida de consciencia y herida
inciso contusa en región parietal izquierda de 15 centímetros. Erosiones en
cara y boca. Intervenido en enfermería, se traslada al centro hospitalario San
Francisco de Asís a cargo de la Fraternidad. Pronóstico grave que le impide
continuar la lidia". Firmado por Máximo García Padrós, cirujano jefe de la
plaza de toros de Las Ventas.
FUENTE YMBRO | Pablo Aguado, Leo Valadez y Diego Carretero
Novillos de Fuente Ymbro, de
distintas hechuras, serios; extraordinario el superior 2º; muy bueno el 5º;
encastado y repetidor el 6º; gran y notable conjunto; saludó el mayoral por
aclamación popular al finalizar el festejo.
Pablo Aguado, de corinto y oro. Cogido en su primero;
estocada baja de Valadez (ovación).
Leo Valadez, de azul pavo y oro. Pinchazo, pinchazo
hondo y tres descabellos. Aviso (saludos). En el quinto, dos pinchazos,
estocada rinconera y tres descabellos. Aviso (silencio).
Diego Carretero, de grana y oro. Pinchazo, estocada
perpendicular, atravesada y suelta. Aviso (silencio). En el cuarto, pinchazo y
estocada y descabello (silencio). En el sexto, estocada desprendida con vómito
(oreja).
Se guardó un minuto de silencio por la muerte de Manolo Cortés.
Monumental de las Ventas. Domingo, 26 de marzo de 2017. Inauguración de
la temporada. Unas 8.000 personas.
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