SALVADOR FERRER
Diario EL MUNDO de Madrid
Por la mañana, Enrique Ponce recogió el trofeo como
triunfador de la feria en 2016 de manos de la reina de las fiestas. Castellón,
más allá del debut con caballos del maestro de Chiva el 9 de marzo de 1988, no
ha sido especialmente una plaza poncista. Sin embargo, en los últimos años el
valenciano cuenta sus actuaciones por salidas a hombros. Las vueltas que da la
vida y el destino, que dirían Los Suaves... Con el lote del valenciano salir a
hombros esta vez hubiera sido un milagro... Ni con el despliegue ni la
tauromaquia poncista.
Andarín y desclasado el cuajado primero. Nunca se empleó de
verdad aunque dos veces derribó al piquero. El nudo se desarrolló entre las
rayas de picar. El toque fuerte y la voz para fijar y encauzar al juampedro.
Una serie meritoria con la derecha. Dos verónicas y media con sello poncista
descorcharon la tarde en lo artístico (saludos).
Bruto, con la cara suelta, descompuesta la embestida y el
estilo morucho. Así fue el cuarto. El toro artista, dicen a veces los de las
etiquetas. Ni en las manos ni con el tacto de un siempre paciente Ponce pudo
cuajar la cosa. Faenó el maestro sin apenas eco. Entre las rayas de picar
también mayormente la lidia. Pitos al toro en el arrastre por parte del público
que llenó tres cuartos del aforo (saludos).
Decidido y ganador el saludo de López Simón. Chicuelina y
cordobinas en el quite. Buen toro. Una traca fue el inicio. El pase cambiado y
seis redondos de rodillas. Ese fue el clímax. Hubo una tanda con la zurda de
bella factura. Pero la faena tuvo más metraje que altos voltajes. Mucho
repertorio, menor profundidad (oreja).
'Danzarín', que era de Parladé e hizo quinto, embistió sin
ritmo ni son. Puede que danzara mejor que embistió. El madrileño le ayudó con
la voz. La faena, lánguida y espesa, nunca tomó vuelo. Varios circulares entre
los pitones hicieron reaccionar a parte del público. Estocada fulminante, oreja
y puerta grande. Para las estadísticas más que para el recuerdo.
Desde que se hizo presente con el capote, la plaza estuvo
con Varea, que para eso es de Almazora. Genuflexo y distinguido el prólogo. Una
serie diestra, aunque corta, fue pura seda. Majestad y cadencia, exquisitas las
formas. Cantó la gallina y el toro y se quedó corto por el izquierdo. Agarró la
estocada en el tercer intento. La espada de Varea es su talón de Aquiles
(saludos).
Al castaño sexto Varea lo recibió con una larga afarolada de
pie. Tuvo el toro nobleza a raudales. Gran fondo y cierto celo. La faena tuvo
sus versos sueltos de torería. Varios naturales, una trincherilla más de
Sevilla que de Almazora... Le faltó consistencia al conjunto. Tras un pinchazo
agarró una buena estocada (oreja). Magalena vitol.
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