martes, 24 de enero de 2017

PRIMERA CORRIDA – TEMPORADA EN BOGOTÁ: La fiesta sitiada

En una plaza llena, soleada, pero cercada por el odio y la barbarie, se dió la reapertura. *** Roca Rey, vino, debutó, confirmó y se fue a hombros por la puerta grande marcando la efeméride. *** Bolívar cortó una oreja de ley, y El Juli malogró con la espada una vibrante faena. *** Buen encierro de Ernesto Gutiérrez.
 
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadr45

Fuera estallaban bombas, un helicóptero de la policía sobrevolaba los alrededores de la plaza y dentro, los díez mil doscientos aficionados que habían roto el cerco de las turbas antitaurinas copando los remodelados tendidos, entonaban a todo pulmón el himno nacional. Así bajo sol esplendoroso empezó la histórica corrida del retorno.

Al fin del paseíllo se guardó un minuto de silencio por Fermín Sanz de Santamaría, ganadero de Mondoñedo, y comenzaron a salir los toros de Ernesto Gutiérrez, negros, en el mejor tipo de la casa, bien armados y encastados, con diversos matices de nobleza y bravura, pero todos embistiendo, atacando monturas y peleando la mayor parte del tiempo en los medios. Digna presentación del hierro manizaleño honrando la importante y crispada fecha. Si bien no salió el de bandera, cuatro de ellos se fueron aplaudidos en el arrastre, y no lo hicieron desorejados porque no los mataron como Dios manda. Pero no fue culpa suya que la corrida no terminara con todos a hombros. La ganadería más vendida de Colombia, corrige así el rumbo de una temporada que le venía contraria, con cuatro encierros cuestionados en Cali y Manizales.

Caía la tarde, y el peruano Roca Rey, quien con una estocada inefectiva, un aviso y un descabello había dejado sin trofeo su faena de confirmación (pese a la petición generosa), salió a por todas. «Esperanza» cargaba 512 kilos y los recibió de rodillas con larga, tres verónicas y farol invertido. Luego le puso en suerte con chicuelinas caminadas, tres verónicas y otra larga cambiada postrado. Ya en el primero había tirado inspiraciones capoteras ligando evocadora tanda de cacerinas. Cayetano se agarró en un buen puyazo metiendo más candela en el fogón de plaza, y como si fuera poco Santana y Garrido cuajaron un ovacionado tercio. Al brindis, que lo recibieron tres de los novilleros de la huelga de hambre por la liberación, la Santamaría echaba humo por dentro y por fuera. De largo, dos cambios a pecho y espalda y con pases de todas las marcas en una sucesión emotiva, salpicada de sorpresivas ocurrencias se puso por encima de todo. El pasodoble y el jaleo acallaban las explosiones de la batalla exterior y el chorro de luz del helicóptero serpenteaba dramáticamente. Un pinchazo arriba y una estocada sin puntilla culminaron. Las dos orejas y la salida triunfal hacia tierra de nadie.

Luis Bolívar y el geniudo «Epazote» se trabaron en fraca lid. Larga, seis verónicas ganando pasos y una media le pararon más allá de los medios. Marcheneras y revolera de quite. Sus banderilleros saludan con mérito. El caleño saca al tercio a Felipe Negret, comandante de la reconquista, le entrega la montera, le dice cosas, y con las dos rodillas clavadas liga cuatro derechas en redondo abrochadas con un obligado desatando pasiones. El toro quería el mando, punteaba y ceñía, pero la muleta se lo negó, para eso es, y se lo hizo sentir con rigor en los siete naturales, y los circulares de doble vuelta coreados con furia por paganinis y músicos. El gutierrez rendido, declinó. Tres ayudados bajos y un espadazo cobraron la indiscutible oreja. Faena de poder. Con el quinto lucho a brazo partido, ganó pueblo y música pero no mató de una.

El Juli, no empatizó con el bronco segundo, no le porfió mucho, le macheteó y le liquidó con degüello. Nada. El cuarto, acucharado, se dejó, sin mucha codicia, sin mucha transmisión, pero el torero puso lo que faltaba y mantuvo la parroquia en vilo, e in crescendo el escándalo. Zapopinas jaleadas, fea cogida sin consecuencias de “El Popis”, tres por alto, y el trapo se hace dueño evitando la deserción del bravucón, obligando y atando las embestida, por abajo, por arriba, por un lado y por el otro. El cenit, seis naturales y el forzado. Luego el dominio absoluto hasta la noria. Pero el pinchazo y los dos descabellos apenas permiten la honorable vuelta al ruedo.

Ya de noche salimos tras la procesión de Roca Rey, mientras los altavoces daban instrucciones de la policía sobre el camino abierto entre los sitiadores para poder escapar. Las seguimos. Vimos y oimos cosas muy, muy feas, pero sobrevivimos.

El alcalde Peñalosa desde su posesión había estado amenazando que lideraría la ofensiva antitaurina contra la corrida. No dio la cara, pero a distancia, quizás sus palabras ejercieron un efecto estimulante sobre las turbas. Efecto contrario a su deber remunerado, de salvaguardar el orden, el respeto y la paz ciudadana. Terrible, terrible, terrible. Ahí están los videos de los noticieros.

FICHA DE LA CORRIDA
Seis toros de Ernesto Gutiérrez, bien presentados parejos y encastados. Aplaudidos en el arrastre 1º, 3º, 4º y 6º. El toro de la confirmación fue “Libertad”, cuatreño, # 6, negro, zaíno cornivuelto de 471 kilos.
El Juli, silencio tras aviso y vuelta.
Luis Bolívar, oreja y silencio.
Andrés Roca Rey, quien confirmó alternativa, vuelta tras petición, y dos orejas.
Incidencias: Saludaron Gustavo García “Jeringa” y Carlos Garrido tras parear al 3º. Ricardo Santana y Carlos Garrido tras parear al 5º. *** Al terminar la corrida Andrés Roca Rey salió a hombros por la puerta grande.
Domingo 22 de enero 2017. Plaza de Santamaría. 1ª de “La Libertad”. Sol. Lleno de “No hay boletas”.

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