domingo, 22 de enero de 2017

Negret es el hombre

Ahí está Felipe Negret peleando contra todo hasta el último minuto porque hasta el último minuto tratarán de impedir que dé toros. Lo hace por convicción y principios. Yo echo de menos esto acá. Miro a Bogotá y miro a Barcelona y no tengo duda alguna.
 
CARLOS RUIZ VILLASUSO

En las grandes crisis se ven los grandes hombres. No existe una prueba más fiable del alcance de la palabra hombre que cuando la ponen a prueba. La Tauromaquia es de hombres y de mujeres puestos a prueba de forma continuada en este país. Somos, de facto, ciudadanos al límite de nuestras libertades, tendiendo a ésta como aquel libre albedrío que, en el marco de las leyes vigentes, permiten desarrollar nuestros derechos. Desarrollarlos significa ejecutarlos. Y nadie, ningún juez, político o civil de a pie, podrá negar esta mayor: en una gran parte de nuestro país se obstruye e impide desarrollar un derecho: el libre ejercicio de la Tauromaquia, reglada, visada y legislado como un derecho cultural, entre otras cosas.

No tengo tanto temor por la Tauromaquia como por una parte de ella, la del toreo a pie o corrida de toros reglada. El resto de la Tauromaquia, que incluye la memoria cultural (pintura, literatura, poesía…) como expresiones populares, están más sólidas. Una, porque no se puede prohibir el arte que se creó basado en el toreo. La otra, porque cada pueblo que considera que la calle es suya y que el toro es suyo, defenderá a ultranza su derecho y tradición. La gente suele pelear cada palmo de tierra que es suyo.

Aquí nos quitaron derechos. Y esta maquinaria judicial de una democracia defectuosa, mitad partitocracia, otra mitad amigocracia, respondió tarde y regular, hablemos claro y por derecho, sobre Barcelona. Sucede que, tarde y regular, se nos restituyó ese derecho del que no se ha hecho ni uso, ni indicación de uso, ni promesa de uso, ni grito de uso. Y el uso no es de los jueces, ni de los tribunales, el uso de un derecho parte de los hombres y de las mujeres que lo tienen. Hay quien hace uso de ello y hay quien espera para hacerlo, o tarda en hacerlo o se piensa si hacerlo. En el caso de Barcelona, la respuesta la tiene en propiedad Matilla (Balañá) y, supuestamente, la respuesta de éstos depende de los pasos de José Tomas. Es una descripción. Que puede que al salir estas líneas ya hayan dicho algo porque ya toca.

Uno cree que el uso de un derecho esperado por robado, habría de ser anunciado con todo el orgullo y toda la intención de ejercerlo, pese a quien pese, sin temor a nada, haciendo una llamada a la sociedad que el ilegal, el injusto, el bárbaro, el anti constitucional y el delictivo, es quien señala un tribunal como el Constitucional. Uno cree que un hombre y una mujer, ante las fanfarronadas de taberna de los políticos de Cataluña a pie de sentencia, responden de otra forma. Sí. Yo, en el toreo a pie, en casos como este y otros, echo de menos a hombres y mujeres que den valor a la palabra hombre y mujer. Yo. Un poco chapado a la antigua, pero, sí, los echo de menos. Cuidado con hacer sucedáneos de hombres porque el toreo se ha basado en el hombre.

Porque, además, este es un país en el que nadie mata a nadie. Hay una seguridad elemental de una democracia no violenta. Te pueden tratar de joder, claro, en impuestos, trabas, etc… pero aquí nadie mata a nadie. Palabras mayores, afortunadamente. Entonces miró más allá. Un caso similar. Esta semana, en un país en donde el pasado y el presente del verbo matar sale barato, alguien ejerce de hombre aun a riesgo de muerte. Lo oyen bien, de muerte. No que te quiten una subvención o una indemnización o que te quiten los dineros del doblaje al catalán del cine, o imbecilidades similares (digo imbecilidades porque soy de los que piensan que, más allá de tener cubiertas las necesidades, el dinero no es lo primero). Me refiero a pegarte un par de tiros. O peor. Bogotá, Colombia.

Pero, miren ustedes por dónde, uno se da de bruces con gente que nació hombre y actúa como exige esa palabra. Exigió los derechos, fue apoyado por otros hombres decentes en edad de niños, que también se jugaron la vida, literalmente, ha peleado y aún pelea para dar toros, anunció por derecho que iba a dar toros, a ejercer su derecho robado y regresado. Por eso siento un sentimiento de admiración pública y privada por Felipe Negret, que es el hombre. No sé quién era antes ni qué será después ni me importa. Bueno, sí, me importa que ojalá la vida le devuelva algo por su esfuerzo.

Ahí está, peleando contra todo hasta el último minuto porque hasta el último minuto tratarán de impedir que dé toros. Lo que se ha gastado en dinero, tiempo, miedos, seguridad, temores, familia, una mujer, dos hijos… es impagable. Lo hace por algo que tienen los hombres: convicción y principios. Yo echo de menos esto acá. Unos dirán cojones, palabra que a veces me gusta, pero que deja en fuera de juego a las mujeres, que los tienen porque han de tener convicciones. Miro a Bogotá y miro a Barcelona y no tengo duda alguna. Allí donde esconderse sería justificable porque te matan, salió el hombre. Aquí...

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