domingo, 1 de enero de 2017

LIX FERIA DE CALI 2016 – SEXTA CORRIDA: Heroico final

Bólivar bajo un diluvio indulta el quinto. López Simón recibe las dos orejas del tercero y Sebastián Castella las del cuarto.
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadr45

Llovía tronaba y relampagueaba. En segundos el ruedo se transformó en una laguna, y Luís Bolīvar, empapado, con los engaños pesando más que una mala conciencia y el agua al tobillo se jugó la vida sin trampa ni cartón. Bajo la tormenta, largamente, se trenzó a muerte con el alto y amenazantemente relevista que arremetía con sus 488 kilos desplazando olas, rompiendo la marea como un destroyer. Y el hombre ahí, quieto dándole a escoger entre su carne y la tela. El público, los músicos y el negro cielo rugían. Las centellas destellaban en los alamares. Jamás en mi vida vi torear en condiciones más adversa, más imposibles. Para qué describirlo. Las fotos y los videos lo expresan mejor. Toro y torero bajo la tormenta, con todo en contra, en un escenario terrible pero grandioso, iban el uno por el otro, viviendo un drama que abrumó la plaza. Es absurdo tratar de juzgar esta faena con los parámetros normales.

El público exhausto de admiración, miedos y oles terminó por imponer el indulto. Cañaveralejo era un manicomio inundado. El toro brindado a Otoya Mejía volvió a toriles y la vuelta triunfal en la borrasca hubiese sido el épico final de la feria si contra toda lógica el palco no se hubiese empeñado en sacar el sexto. Un marmolillo de Achury al cual no se pudo lidiar antes de matarlo. Luís, a no duadarlo triunfador de la feria y merecedor del trofeo Señor de los Cristales, remató mal una digna faena con el segundo, perdiendo al menos otro trofeo que hubiese sido su quinto en el serial.

Sebastián Castella, silenció a espada sus honrados esfuerzos con el primero y recibió dos orejas generosas por un arrimón de muleta pendulada con un agotado cuarto al cual liquidó de fierrazo trasero.

Alberto López Simón, Derrochó quietud, temple y ligazón con el acompasado tercero y cuando se paró se le metió en la cuna desafiante y tras aguantada exposición se le fue encima con un volapie de espada completa. Para eso lo inventó “Costillares”, quien de haberlo visto hubiese estado orgulloso.

Los domecq de Cesar Rincón, Ventas del Espíritu Santo, regresaron a Cali tras un bache, con la debilidad como insignia. El primero era una pintura, qué toro más bello, los otros, de variadas hechura, pero todos con un contenido de calidad que sus escasas fuerzas no podían transpotar, derivando hacia la defensa y el parón. Sin embargo les cortaron seis orejas, propiciaron triple puerta grande y el quinto se fue indultado. Qué tal que hubiesen tenido más vigor.

Una corrida de las que no se olvidan nunca. Muchas décadas después, cuando nos hallamos ido, a lo mejor aficionados jóvenes que hoy l apresenciaron comenzarán algunas tertulias con un: ¿Te acuerdas cuando Luís Bolívar indultó ese toro de Rincón en medio del diluvio universal? 

FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Las Ventas del Espíritu Santo, de muy diversas hechuras, nobles pero desforzados y con poco fondo. Indultado el quinto “Relevista”, el 3º devuelto tras banderillas, corrio turno y en 6º lugar salió un sobrero de Achury Viejo, parado.
Sebastián Castella, saludo y dos orejas.
Luís Bolívar, silencio y dos orejas simbólicas.
Alberto López Simón, dos orejas y silencio.
Incidencias: Al terminar el festejo Sebastián Castella, Luís Bolívar y López Simón salieron a hombros por la la Puerta Señor de los Cristales.
Plaza de Cañaveralejo. Viernes 30 de 2016. 6ª de feria. Nubes y aguacero torrencial. Tres cuartos de plaza.

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