n el cierre de la feria 62, El
Juli corta cuatro orejas yėndose a hombros y Morante recibe una protestada.
Desigual encierro de Ernesto Gutiérrez. No se llenó la plaza.
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadr45
La primera noticia es que el mano a mano valorado como el
cartel más lujoso de la temporada colombiana no llenó la Monumental, como sí lo
hicieron algunos carteles anteriores menos pomposos. Lo demás aunque pleno de
incidencias no fue noticia porque el hombre no mordió al perro.
Morante, le presentó a Manizales (donde cuenta con una
religiosa grey), su acostumbrado espectáculo; una faena sin cotas sublimes a un
pastueño primero, la cual salpicó de algunas posturas flamencas y remató con
espada descentrada ineficaz, un descabello y un aviso, saludando.
Con el tercero, el más voluminoso de la corrida y el más
pesado en sus 500 kilos, la brevedad displicente, la renuncia y el matar de
mala manera en medio de la bronca más escąndalosa de los últimos años aquí.
Cinco pinchazos entrando al cuarteo, desarmado en uno y huyendo en otro, medio
fierrazo a pasó de banderillas, cuatro descabellos y dos avisos. El estruendo
era tal que llegó al burladero preguntando con los dedos si habían sonado dos o
tres avisos.
Pero como son las cosas. Los mismos que le chillaron y
vejaron. Se pusieron de piė y le aplaudieron antes de que le soltaran el
quinto. Quizá en desagravio, esperando que les resarciera la boleta con algo
antes de irse. Morante los miró y no se inmutó. Ni con la infame bronca, ni con
la melosa ovación. Pero cuando saltó el brocho, ligo tres verónicas y tres
chicuelinas de su más pura expresión. Mentón hundido, pecho al viaje, suerte
cargada, y escultural postura, el capote lento y dibujante, con las primeras, y
pictórico en las segundas desató la gleba. Viloría pica con acierto y le
aplauden, y el de La Puebla se sienta impasible en el estribo a tres metros del
animal que le mira oblicuo. Se lo pasa tres veces por alto. Se para y sin
interrupción redondea dos derechas y cierra con un farol y un pase de la firma.
La encuesta se volteó como por encanto. La faena no fue uniforme, algunas
derechas y algunos naturales con la arrobadora composición que lo ha convertido
en torero único. Pero sobre todo un natural señores, que fue uno de los
instantes más estéticos de toda la feria (omitiendo sí es que se puede omitir
en ello la cerrada cuerna). Pinchó y clavó una estocada de tardo efecto. Le
dieron una oreja. Los rencoroso que no le habían perdonado pitaron. Pero qué
importa. La vuelta al ruedo fue celebradísima y larga con prendas y botas a
granel. Bebió. Morante, el auténtico Morante había estado de nuevo en la plaza,
eso era lo importante, y cómo le aplaudían y decían cosas bonitas.
El Juli es la buena pareja. Es garantía. Se echa las
corridas al hombro. Torea lo que le saquen, agita las masas, y las seduce y les
arma líos. Hoy no se llevó la medía docena de orejas porque no le dio la gana,
pero cortó cuatro. Las de “Mambrino”, el cuarto, al cual hizo de todo;
verónicas, lopecinas, medias, revoleras, chicuelinas, larga cambiada de pié, y
en el tercio final una letanía de pases, la mayoría naturales de ligazón
enervante, aunque no todos de igual pureza, matizados con molinetes, faroles,
circulares, recortes, pechos y ayudados. Todo bajo un despelote de oles y
murga. Un Pincho arriba sin soltar y un espadazo hondo pasado pero mortal
fueron contestados con las casi automáticas dos oreja por el inefable palco.
Al bonachón, casi manso «Joropo», capacho impresentable,
sabiendo que su sexto trofeo Catedral de Manizales como triunfador de la feria
estaba a tiro, se le fue encima y formó la marimorena. Caía la tarde, moría la
feria y la plaza era un manicomio. El causante, no dejó escapar al toro de los
medios y lo pasó, y lo paso, y lo pasó hasta que algunos llegaron a pensar en
un imposible indulto. Al fin se tiró de frente y el estoque completo,
traserito, mató y el otro par de peludas, la vuelta de órdago, la salida en
hombros y el trofeo Catedral de Manizales fueron suyos (¡el sexto!). También El
Juli fue hoy El Juli.
Los toros de Miguel Gutiérrez, que llevan el nombre de su
padre, no propiciaron la apoteosis con que tantas veces han cerrado la feria,
pero sí embistieron lo suficiente para que pasara lo qué pasó.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Ernesto Gutiėrrez, disparmente presentados, mal armados, de
juego también desigual, aplaudidos 1º, 4º y 5º.
El Juli, saludo, dos orejas y dos orejas.
Morante de la Puebla, saludo tras aviso, bronca tras dos avisos
y oreja protestada.
Incidencias: Saludó Ricardo
Santana tras parear al 4º. *** Al terminar el festejo, El Juli salió a hombros.
Domingo 8 de enero 2017. Monumental de Manizales. 7ª de feria
(Festival). Nubes. Frío. Casi lleno.
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