En un cartel postinero muy
difícil de repetir, El Juli brilló como una estrella mayor impartiendo su
lección de tauromaquia, cortando las dos orejas del tercer Gutiérrez y
convirtiéndose en triunfador absoluto del festival. Lleno a reventar.
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadr45
El festejo taurino-religioso comenzó bajo la lluvia intensa
que se prolongó hasta salir el segundo toro. La virgen y su procesión
desfilaron por el ruedo empapados y al son del Ave María. Tronaba también. No
hubo sermón, pero este recorte de la liturgia no impidió que el festival fuera
de una longitud kilómetrica, tres horas y cuarenta minutos de aterido fervor.
De no haber sido por la magistral faena de El Juli, quizá hubiesen sido
insoportables pese a que el septeto cuatreño de Ernesto Gutiérrez dio un juego
en el que primaron la brava nobleza y el fondo de los tres primeros. Máquinas
de embestir. Fijos y ganosos. También encastado en la misma línea el de
rejones. Los otros mansos en diferente grado, muy alto el del sexto, menor el
del cuarto y quinto.
Bajo una cortina de agua el veterano Pepe Manrique, abrió
con una faena de unipase que contrastó con las virtudes del toro, muerto de un
sartenazo tendido y una segunda mejor estocada.
José Antonio Morante de la Puebla, cargando una frondosa
melena que redundaba de su cordobés pidió un “Time” para secar la arena.
Después engarzó tres verónicas sabrosas pero al intentar rematarlas fue
desarmado. De allí en adelante repartió unipase a diestra y siniestra dejando
en el parón de algunos de ellos un tenue vaho de su excelsa postura. La
estocada en el rincón, tarda y el aviso dieron pie al saludo con algunas
protestas.
Dejó de llover y salieron el tercero y El Juli. Lo mejor de
la noche. La dicha con la hermosura. La bravura y la sapiencia. El de Velilla
de San Antonio, explayó de principio a fin un toreo que no es hierbólico llamar
enciclopédico. Explicó largamente aquello del parar, templar, mandar, cargar la
suerte y ligar. Con capote y muleta, relajado y generoso, a placer y para sí,
virtuosamente interpretó las calidades de “Segador”. El jaleo era de padre y
señor mío, y la cosa no paraba. El animal tenía todos los pases del mundo.
Cuando se insinuaba la petición perdonavidas, el maestro la ignoró y se lanzó a
volapié pinchando arriba sin soltar para luego aplicar una julipié total. Doble
bandera, doble trofeo y vuelta con todo. Hasta la corona de café le tiraron. Lo
valía, porque lo demás fue lo de menos.
Sebastián Castella, no podía ocultar sus ganas, estos
carteles los excitan. Brindó a los monosabios con gran aprobación. Pero el
manso lo traicionó y lo embarco en una porfía desabrida, finiquitada con dos
hierros en hueso y una espada completa silenciada.
Miguel Ángel Perera, gastó clase a la verónica y en el quite
por marcheneras, media y revolera, las primeras tandas hasta recibieron música,
pero luego la fea embestida del carialto mansurrón y la rajada sabotearon.
Media estocada y un descabello para saludo discreto desde el burladero.
Luis Miguel Castrillón, el joven paisa que a última hora
entró por el herido Roca Rey, penó con un manso de libro, que se escupió del
peto, se dolió en banderillas, coceó, huyó, se entableró y se negó a embestir.
La porfía generosa terminó por impacientar a la clientela que ya llevaba más de
tres horas sobre el húmedo cemento. Por poco se le va vivo tras dos avisos y un
recital de acero, un bajonazo evitó el pitazo final.
Pablo Hermoso de Mendoza, como siempre sobrado y celebrado
en todos los tercios alternó en su toro con los Forcados de Évora que dieron
una demostración muy aplaudida. El jinete falló dos veces en la muerte y a la
tecera fue la vencida.
La noble causa del festival (los niños enfermos), la devota
afición manizaleña que pese a la lluvia llenó la Monumental hasta las
banderas, y el magisterio de El Juli
fueron los contenidos esenciales de la fría noche.
FICHA DEL FESTEJO
Siete machos de Ernesto
Gutiérrez, el 7° despuntado para rejones, de juego desigual con predominio de nobleza y
casta.
Pepe Manrique, silencio
El Juli, dos orejas
Morante de la Puebla, saludo
Sebastián Castella, silencio.
Miguel Ánge Perera, saludo
Luis Miguel Castrillón, silencio
Pablo Hermoso de Mendoza, silencio y Forcados de Évora, palmas.
Incidencias: Saludó John
Jairo Suaza “Chiricuto” tras parear al 3°. Los Forcados actuaron antes de
las banderillas cortas en el toro de rejones.
Viernes 6 de enero 2017. Monumental de Manizales. 5ª de feria (Festival
nocturno). Lluvia inicial y frío. Lleno total.
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