En la primera madrugada del
nuevo año murió en Maracay el torero venezolano Luis Sánchez Olivares, apodado "Diamante Negro", cuando le faltaban meses para cumplir nueve décadas,
tras mantenerse con quebrantos de salud en el
Hospital Central.
Brillante carrera profesional desplegó en la España
franquista, entre fines de los años
cuarenta y comienzos de los cincuenta, dejando un hermoso historial que
tuvo repercusión en nuestra patria y
sirvió para que el arte de la tauromaquia echara raíces de popularidad en nuestro suelo.
Diamante llegó a ser
el primer venezolano de significación como novillero puntero en la madre
patria, superando a los propios
españoles en el escalafón y mejorando los
logros de sus paisanos que le
habían antecedido en el cruce del océano para fines taurinos: Eleazar Sananes
"Rubito" y Julio Mendoza Palma, alternativados en 1922 y 1927.
Se convirtió en el cuarto torero venezolano con doctorado,
luego de Pedro Pineda. Lo obtuvo en Granada, en 1948, un cuarto de siglo después de Sananes,
en afortunadas circunstancias que
le abrieron un mar de oportunidades le constituyeron en torero preferido de los
granadinos, al punto de que un paseíllo en esa histórica plaza era un concierto de aplausos por su garboso andar.
Al llegar a Venezuela pasó a ser una referencia del artista
triunfador, rubricada con resonantes éxitos en el Nuevo Circo de Caracas que le
valieron para ser el primer ídolo
nacional, en cualquier actividad deportiva o cultural. Se llegó a lo insólito de llenar
el Nuevo Circo solo con el
anuncio de su nombre, en medio de un
estado de sitio o de emergencia, en 1948.
Este aspecto es de mi mayor interés. Es la gran figura, de
arrastre y fama. Única en un país envuelto en cambio de gobierno. Y el torero responde
con triunfos que lo reafirman y a la vez hacen que la fiesta taurina sea algo
importante en la sociedad venezolana,
abriendo las puertas de los
periódicos para reportajes, noticias y comentarios como nunca había ocurrido.
Todo el país se entera de sus hazañas y en todos los pueblos y ciudades, donde
hay fiestas taurinas, se habla de Diamante -a secas- como el nuevo protagonista,
a lo que debemos agregar que el pueblo sencillo -llano- lo vé como su figura
por ser hombre de color, de la raza negra, para mayor precisión.
Luis Sánchez Olivares asumió un papel preponderante en nuestra
vida nacional, impulsó la fiesta, la
elevó a sitial al del béisbol en Caracas y su fama era superior a la del glorioso Alfonso "Chico" Carrasquel, otrora
figura del béisbol del norte, gracias a que los aficionados apreciaban no solo
su valentía ante el peligro de las astas
de toros, sino también degustaban de la
exquisitez artística.
En conclusión, ha muerto hoy primero de enero un artista, un
hacedor de historia, un mirandino encumbrado
en la tauromaquia y un personaje de positiva influencia en la
vida taurina nacional.
Nelson Hernández Ramírez
Presidente fundador de Fundación Cultural Girón
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