Ocho taurinos reflexionan
críticamente sobre el debate que pretende abrir Andalucía.
ANTONIO LORCA
Diario EL PAIS de
Madrid
El debate que pretende abrir la Junta de Andalucía entre
todos los sectores taurinos para eliminar ‘la sangre innecesaria’ de los
festejos es ‘inoportuno en el tiempo e inadecuado en su planteamiento’.
Es posible plantear cambios en los reglamentos taurinos que
‘aligeren’ el desarrollo de la corrida, pero sería preferible, primero, cumplir
con la normativa vigente y afrontar en su conjunto los graves problemas de la
fiesta de los toros.
Eliminar sangre del toro es la antesala de la desaparición
de la tauromaquia, o, al menos, de su desnaturalización. Por el contrario, hay
que apostar por la integridad del espectáculo, que solo es consecuencia del
toro encastado y poderoso. En otras palabras, el problema no es la visión de la
sangre, sino la emoción del toro.
Estas son solo algunas de las conclusiones de un grupo de
ocho representantes de los distintos estamentos taurinos a los que se les ha
pedido su parecer sobre la pretendida propuesta del Gobierno andaluz.
Las opiniones son diversas, pero todos coinciden en que
‘debatir sobre la sangre innecesaria’ “solo servirá para satisfacer la
corriente animalista o acallar a los políticos que abogan por suprimir la
fiesta”, según el criterio de Diego Martínez, presidente de la Asociación
Taurina de Abonados y Aficionados de Sevilla (UTAA). “Este no pretende ser más
que el principio de un camino que desemboque en que, en poco tiempo, se
celebren en España corridas a la portuguesa”, añade.
Del mismo modo opina Francisco March, presidente de la
Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, quien asegura que “esta reflexión
ofrece carnaza a los antis, que la utilizarán y manipularán a su antojo, como
es su norma”; “abrir ahora la caja de pandora de una menor presencia de la
sangre -prosigue- es la antesala de la desaparición de las corridas como ritual
sacrificial y juego de vida y muerte que no esconde la violencia inherente a
él, y que es precisamente la que le da sentido”. “Lo que urge es la unificación
de los reglamentos taurinos y estudiar medidas que fomenten, protejan y
aseguren el futuro de la fiesta”.
El diestro Paco Ureña reconoce su sorpresa y dice que no
alcanza a comprender “los motivos que llevan a la Junta de Andalucía a hacer un
planteamiento de este tipo. Lo que más me preocupa -continúa- es que en una
comunidad tan taurina , el PSOE se esté planteando una modificación de este
envergadura. ¿Hacia dónde estamos yendo? Creo que esta corriente animalista
olvida, en muchos casos, el ciclo natural de la propia vida”.
“Es evidente que una corrida de toros tiene una parte
violenta, pero ¿no la tiene la propia existencia del hombre? Sería más
importante fomentar la profesionalidad, procurar que las enfermerías estén bien
dotadas, fomentar la libertad de asistir a un festejo y educar en los valores
que tenemos la gente del toro”, concluye el torero.
“Soy una persona abierta y dispuestos siempre a escuchar
todas las voces, pero creo que el toro sufre problemas más graves que habría
que abordar antes que este debate sobre la sangre”.
Así se expresa el ganadero Victorino Martín (la Unión de Criadores
de Toros de Lidia ha preferido no opinar), y añade que “si de verdad los
políticos se interesan por los toros, que hasta ahora solo los han utilizado
tanto los de un color como los de otro, analicemos en profundidad todo lo
relacionado con el sector”.
El presidente de la Asociación el Toro de Madrid, Roberto
García Yuste, muestra su estupor ante la propuesta andaluza: “Este no es el
camino ni el momento oportunos, porque estamos inmersos en una campaña de
ataques antitaurinos”. “Lo que de verdad necesita la fiesta es emoción,
-afirma-, y si nos empeñamos en reducir el riesgo, la sangre, el peligro y los
momentos dramáticos no conseguiremos más que atentar contra la esencia de la tauromaquia”.
“No creo que la gente deje de ir a los toros por la visión
de la sangre, sino porque se aburre”, concluye.
“Hay una palabra que no me gusta y me parece muy peligrosa,
que es humanizar”, afirma Ignacio Lloret, gerente de la plaza de Las Ventas.
“El gran fraude del animalismo actual, -añade-, es que pretende humanizar a los
animales que, a mi juicio, es el mayor maltrato que puede haber”. “Otra cosa es
que la tauromaquia evolucione y se puedan cambiar algunos aspectos para que el
espectáculo tenga un menor grado de crudeza, pero en ningún caso se puede
alterar su integridad”.
“¿Por qué no se prohíbe a los niños la visión de toda la
violencia que hay en la televisión, en las películas o en la videojuegos?”, se
pregunta Jean Louis Personne, presidente del Club Taurino de Milán, integrado
por aficionados expertos y exigentes. “Parece que la única sangre que
impresiona es la del toro…”
“Es evidente que estamos abocados a un fiesta diferente, muy
diferente”, reflexiona Juan Manuel Albendea, exdiputado del PP y principal
impulsor de la tauromaquia en el Parlamento. Considera que se podrían suprimir
las banderillas negras y la puntilla, y acordar un determinado número de
descabellos; aboga por un único reglamento taurino para toda España, y estima
que el verdadero problema radica en el toro.
En parte, coincide con él el presidente de la Asociación El
Toro: “Modernizar, sí; reformar el Reglamento, también, pero la fiesta pierde
todo su sentido si desaparecen elementos fundamentales; se deben mantener el
peligro y el riesgo, y para ello es fundamental un toro con casta. El animal
que crían hoy los ganaderos es muy dócil, noblón y soso, y a todos nos consume
la paciencia”.
“Si vamos a hablar de toros, seamos serios”, enfatiza
Victorino. “No estoy cerrado a los cambios, podemos aligerar la parte final y
buscar soluciones al descabello y la puntilla, pero los verdaderos problemas
son otros”.
El ganadero considera que suprimir las retransmisiones de
festejos en la televisión pública o no dar cobertura a los acontecimientos más
importantes es “una aberración y un ataque a nuestro patrimonio cultural”. Del
mismo modo se manifiesta sobre las subvenciones. “Si hay una explotación que
cumpla con los principios filosóficos de la Política Agraria Comunitaria (PAC)
es la del ganado de lidia”. Abandonemos los complejos”, termina, “y hablemos de
todo, y no solo de un brindis al sol para contentar a los antitaurinos del
partido que pretende abrir este debate”.
“El problema no consiste en cambiar el Reglamente, sino en
aplicar estrictamente los que ya existen”, apunta el representante del Club
Taurino de Milán. “Las corridas parecen interminables porque a menudo son
aburridas, y lo son porque las escuelas taurinas producen toreros sin
personalidad (hay que organizar más novilladas) y el toro moderno se parece a
un carretón”.
“La fiesta siempre ha sido triunfo, gloria, drama, vida y
muerte, y no existe en el mundo una cultura tan singular como esta”, asevera el
presidente de los abonados sevillanos.
“Es verdad que la fiesta de los toros es un espectáculo
cruento porque es la representación real de la vida, compendio de la cultura
mediterránea. Lo que pasa es que ahora estamos invadidos por las costumbres
anglosajonas”, rubrica Victorino.
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