Me apetece, es conveniente, toca, para descorchar
el Año Nuevo, que la columna tenga su repique de tranquilidad y esperanza. Y
sin rebuscar mucho, encuentro motivos...
Hoy sólo se admiten buenas noticias, abstenerse
agoreros, amantes de la gresca, egoístas, pescadores de río revuelto, maestros
de la componenda, mercenarios y animalistas sin escrúpulos, políticos de
fortuna y demás especialistas en acosos ajenos. Me apetece, es conveniente,
toca, para descorchar el Año Nuevo, que la columna tenga su repique de
tranquilidad y esperanza. Y sin rebuscar mucho, encuentro motivos. El primero
de todos, el paso adelante de la casa Chopera en Vitoria, tierra en donde la
clase política se había ciscado en la tradición y en los gustos de una parte
importante de su población y pretendía/pretende darle esquinazo a los toros. La
casa Chopera con Bailleres, todo hay que decirlo. Cuando el agua de la
indignación y el desánimo llegaba al cuello, con el toreo mirando a otro lado,
ellos han dado el paso al frente. Para quien les escribe no ha sido una
sorpresa. En esta misma columna la semana pasada apuntaba que todavía era
posible el milagro del rescate. Si quieren, sí… decía. En Los Toros de la
Cadena SER apostaba a la esperanza cuando me preguntaba Manolo Molés. En su
libreta, la más leída del toreo, Nacho González apuntaba incluso planes de
futuro de la nueva sociedad con políticas comerciales y de promoción entre las
plazas del norte. Todo ello sin concretar más a pesar de tener información para
poderlo hacer. Tras la política del silencio y el despiste que llevó a Simón
Casas hasta Las Ventas, parece que a las operaciones de trascendencia les viene
bien la discreción, es la moda, y en estos momentos no hay nada más
trascendente que conservar una plaza. Así que de un día para otro, a vuelta de
comunicado vía mail, donde había penumbra alumbró la esperanza. Una foto, Pablo
Chopera y Cutiño a las puertas del Ayuntamiento de Vitoria Gasteiz, unas líneas
de texto “el objetivo es realizar una feria taurina acorde a la demanda de la
ciudad y de sus aficionados, potenciando la calidad y la viabilidad
económica”... una oferta realista y un argumento de lo más sólido y bien
calculado le dieron visibilidad a la operación.
Es una nueva vía, ésta al margen de aquel concurso
leonino que convocó el Ayuntamiento. Ahora amparándose en las tarifas
municipales de alquiler aprobadas por el consistorio para la plaza de toros,
que contemplan todo tipo de actividades culturales y el toreo lo es. Así que si
no lo aceptan, que ya han dejado entrever que no aceptarán, tendrán que
explicarlo donde se defienden los derechos de los españoles. La acción de los
empresarios Chopera/Bailleres es impecable y el sueño de una feria de La Blanca
vuelve a latir. No está salvada todavía, la dichosa y caprichosa, también
arbitraria, clase política no ha dado el brazo a torcer, pero se ha hecho lo
posible, lo que tocaba y se peleó hasta el final. Eso por sí sólo, tal como
venían sucediendo las cosas en el toreo hasta ahora, ya es un notición. Se hizo
lo que se debía. Si finalmente sucede lo que debe suceder habrá que reconocer a
los Chopera como especialistas en rescates agónicos, unos ganadores del minuto
noventa y tres. Ojalá. Habrán estado a la altura de su historia. De momento
toca esperar la respuesta política y si acaso insistir, pero me consta que no
se van a rendir fácilmente.
De cuestiones más concretas, de toros, toreros y
ferias, eso que tanto le llega a los aficionados, no hay muchas noticias, lo
que implica que tampoco haya noticias malas. Respiremos pues. Todos trabajan
con las fiestas navideñas como punto de partida. En Castellón se apuesta por
cuatro corridas y la posibilidad de reactivar al máximo nivel, ahí está el quid
después de casi veinte años, un cartel de espadas banderilleros que tanto
predicamento tuvo por estas latitudes desde los tiempos de El Soro. Se ha
constatado igualmente la voluntad de Juli de volver a La Plana tras varias
ferias ausente. Se piensa aprovechar la coexistencia de los dos matadores,
Varea, que todavía no ha debutado como matador de alternativa, y de Soler, para
enganchar con el sentimiento patrio. Y en palabras de los responsables máximos,
todas la posibilidades, las mejores, están abiertas. Otro tanto cabe decir con
las Fallas de Valencia. Simón asegura que no ha comenzado a negociar en los
límites estrictos de Valencia lo que no quiere decir, me advierte cuando le
pregunto, que quiera globalizar las contrataciones. Valencia, Madrid, Nimes,
Zaragoza, Alicante… a propósito, hay que ver lo que puede conseguir un tío que
llegó a España en autostop, ni el sueño americano lo iguala. Con esa ironía
sobre la mesa el productor se apresura a puntualizar: “Todo eso sin haber
dejado ningún compromiso pendiente ni estar en manos de nadie ni deber nada…”.
Todo dicho en buen tono, todo porque le pregunté si las contrataciones iban a
ser conjuntas: “¡No, pero habrá una inercia!”. Ahí queda eso, nadie dirá que no
ha llegado la modernidad ni que no se hable claro. A la espera de lo que decida
la inercia, me asegura SC que tampoco se sabe nada del cartel de los victorinos
de Madrid. “Lo único seguro es que mantengo el reto de levantar Madrid en cinco
meses, de marzo a julio, eso significa recuperar fechas, público e interés. La
expectación, que es un elemento necesario, está generada, ahora depende de la
suerte”.
Y por si hiciesen falta más noticias buenas
apunten los últimos logros de la Unión Taurina de la Comunidad Valenciana, un
congreso para iniciar la temporada justo antes de las primeras corridas de
Fallas, con intención de promocionar la sinergia entre la calle y la plaza y
mantener viva la llama del glorioso 13M; una mesa política con todos los
partidos para enfriar enconamientos y mostrar que los pro no somos raritos,
objetivo nada baladí dada la ignorancia y predisposición de los anti; una cuña
en el reglamento de los festejos populares, importantísimo, para que se puedan
celebrar clases prácticas de toreo formal en esos mismos recintos. Eso y más. Así
que felices fiestas, recarguen las pilas y el ánimo, que falta nos va a hacer. Redacción APLAUSOS
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