Fatima
Zohra Bouaziz
La emblemática plaza de toros de Tánger, una de
las pocas que quedan en toda África y que fue construida durante el
Protectorado, en 1949, ha sido clasificada por el Gobierno marroquí como
monumento histórico nacional.
El coso taurino, que celebró su última corrida en
octubre de 1970 con Manuel Benítez "El Cordobés", ha sido declarada
monumento histórico por una decisión del Ministerio de Cultura, publicada en el
Boletín Oficial. "Marruecos está llevando a cabo un proceso de
reapropiación de su patrimonio", dijo hoy a Efe Mohamed Alaui, director de
Patrimonio del Ministerio de Cultura.
El responsable marroquí subrayó que esta nueva
decisión implica la imposibilidad de efectuar cualquier cambio en la morfología
de un edificio declarado patrimonio nacional sin el consentimiento expreso del
Ministerio de Cultura. Con el paso de los años, y tras la independencia de
Marruecos en 1956, la plaza de toros de Tánger perdió primero al público de la
tauromaquia y llegó a convertirse durante su vida posterior en un ring de
boxeo, una sala de eventos artísticos y culturales, y hasta un centro de
internamiento de inmigrantes subsaharianos en los años noventa.
En un artículo sobre los restos del patrimonio
español en Marruecos, el historiador español Bernabé López García contó que la
arena de Tánger fue un proyecto concebido por dos empresarios Jalid Raisuni y
José Beneish, además del ingeniero Francisco Rodrigálvarez López.
La primera piedra se colocó en febrero de 1949, en
la época del Protectorado (1912-1956) con representación entonces del Consulado
de España y de la Administración Internacional que gobernaba en la ciudad de
Tánger, y fue bendecida por el padre franciscano Buenaventura. La plaza se
inauguró el 27 de agosto de 1950 con una corrida de "7 toros 7" en la
que torearon Ángel Peralta, Agustín Parra "Parrita", José María
Martorell y Manuel Calero "Calerito".
El edificio, que fue construido en la carretera de
Tánger a Tetuán, tiene 11.000 localidades y formaba parte de un gran proyecto
inmobiliario edificado entonces sobre una superficie de 18.500 metros cuadrados
que incluía comercios, almacenes y viviendas económicas en el perímetro de la
plaza. El coso taurino es actualmente propiedad del Ayuntamiento de Tánger que
le fue cedido por un establecimiento bancario en 2003.
Numerosos tangerinos lamentan en la actualidad el
estado degradado de la plaza de toros, pues a pesar de las reivindicaciones de
la sociedad civil para restaurarla no se perfilan ninguna iniciativa en la
actualidad visto su alto coste.
La plaza de toros de Tánger es la última que queda
en Marruecos tras la desaparición de la arena de Casablanca, construida en los
años veinte y que fue destruida en los años setenta, que según algunos
historiadores, fue por órdenes del difunto rey Hasan II que estaba en contra de
este espectáculo. También desapareció la plaza de toros de Alhucemas,
inaugurada en los años cincuenta, cuando la ciudad se llamaba Villa Sanjurjo.
La plaza de toros de Tánger junto al gran teatro
de Cervantes constituyen las marcas más emblemáticas del patrimonio histórico
español que caracteriza la cosmopolita ciudad norteña donde hace ochenta años
llegó a haber 40.000 residentes españoles. / EFE
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