JAVIER LÓPEZ
Foto: EFE
El diestro Enrique Ponce, que volvía hoy a Madrid
tras un año de ausencia, protagonizó uno de los episodios más importantes de la
tarde gracias a una bella faena a su primer toro, que quedó sin premio por la
espada, aunque lo importante para él fue que había toreado "con el
alma" y disfrutado también "como nunca".
"Hacía tiempo que no me sentía como me he
sentido hoy en Madrid. He toreado con las yemas de los dedos, con el alma, me
he llegado hasta a abandonar y, lo mejor de todo, me he reencontrado con un muy
buen 'feeling' con la afición, que hoy ha estado de diez. Me voy muy satisfecho
de verdad", reconocía Ponce a Efe nada más finalizar el festejo.
Sobre la faena a ese primer toro de su lote,
segundo de corrida, Ponce reconocía que no había sido "fácil" meterlo
en canasto, ya que "al principio se metía bastante a partir del segundo
muletazo, me apretaba mucho, hasta el punto de acostarse hacia mí".
"He buscado en todo momento pararlo y
reducirle la embestida, y, a base de paciencia, he conseguido que fuera para
adelante, y así he logrado también torearlo muy a gusto de verdad, sintiéndome
mucho, paladeando cada muletazo, todo muy despacito. Qué maravilla. La pena ha
sido la espada, pues si llega a entrar a la primera pienso que hubiera cortado
las dos orejas", añadía.
Con el cuarto, en cambio, no pudo redondear nada
el de Chiva (Valencia) con un toro que no le ayudó "ni un poquito". "En
este último nada de nada, y eso que sentía que iba a regalarme cuatro o cinco
embestidas, pero ni eso. Así que no he tenido otra que poner voluntad y estar
en torero para, al menos, acabar de justificar la tarde en la que he vuelto a
sentir los olés secos de Madrid", concluía.
El otro protagonista de la tarde fue el
confirmante Román, que, tras ver como el toro de la ceremonia se inutilizaba en
el primer muletazo, firmó una faena de entrega absoluta y valor sin concesiones
al que cerró plaza, aunque, al igual que su paisano Ponce, perdió la oreja por
fallar a espadas.
"Qué lástima porque la tenía (la oreja) en la
mano, pero la espada hoy no ha querido echarme una mano. Pero bueno, esto es
así. Me quedo con las sensaciones vividas, lo mucho que he disfrutado y el
calor tan tremendo que ha dado la gente. Me encanta Madrid, me encanta de
verdad. Ojalá vuelva pronto", manifestaba.
Daniel Luque, por su parte, no se iba muy allá de
la plaza, consciente de que su paso por San Isidro ha sido más bien tibio, a
pesar del optimismo con el que el sevillano valoraba su doble actuación este
mes de mayo en Las Ventas.
"A pesar del viento y de los malos toros que
me han tocado creo que este año me voy con buena nota de Madrid. Siento que la
gente me espera y me siento muy valorado aquí", decía el de Gerena
(Sevilla) nada más adentrarse en el túnel de cuadrillas. Sobre la tarde de hoy, Luque confesaba que había
sido "imposible" sacar nada destacado con dos toros "muy poco
aptos para triunfar en Madrid".
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