domingo, 29 de mayo de 2016

FERIA DE SAN ISIDRO – VIGESIMAPRIMERA CORRIDA: Una frágil corrida de El Pilar

En vísperas de la semana torista de San Isidro, un espectáculo decepcionante. Autoridad y oficio de El Fandi. Paso sin relieve de David Mora. López Simón no se entiende con el único toro de buen son. 
López Simón
BARQUERITO
Foto: EFE

FUE CORRIDA DE tres y tres. Terciados, vareados y hasta flacotes los tres primeros. De más carnes y mejor cuajo los tres últimos. Todos colorados. La fragilidad –flaqueza, poca fuerza, malos apoyos- fue, en mayor o menor grado, nota común a los seis. El sexto, el menos hecho de los tres más serios, y también el más astifino de todos, enterró pitones antes de varas, se empleó en una vara larga y probablemente severa, salió tronchado del castigo y fue devuelto. La flota boyal de Florito cumplió con su impagable diligencia.

No es que estuviera siendo festejo particularmente largo, pero se había castigado las primeras faenas de David Mora y López Simón con sendos avisos y de pronto la corrida le pesaba a la gente como las piernas a los escaladores. El fastidioso runrún de fondo de casi todas las tardes de feria pero con más decibelios de lo habitual. A punto de entrar en su última semana, la de los encastes minoritarios, la feria pesa.

El público juvenil de una grada de sol, la grada 6, lleva días manifestándose. Más que nunca en esta tarde de toros de tan pobre son. La corrida de El Pilar, castigada con palmas de tango y el coro de “¡Toros, toros…”! sin apenas excepción. Por rebrincarse, por tardar en fijarse, por claudicar, por vencerse.
El Fandi
El tercero de la tarde fue harina de otro costal –salida de bravo, fijeza en el engaño, prontitud- pero acabó cayendo en el mismo saco. El cuarto, que El Fandi brindó al público en señal de confianza –confianza en el toro-, se aplomó a los diez viajes. Había peleado bien en el caballo y hasta galopado en banderillas. Aunque El Fandi lo midió en muletazos de abajo arriba, el toro empezó a desencuadernarse sin previo aviso. Hace poco más de un mes se jugó en Sevilla una corrida de El Pilar, no tan frágil como esta otra, pero distinguida al menos por un punto de codicia o formalidad. Solo que uno de los solo dos toros codiciosos del sexto, el último, fue el  toro devuelto. El quinto había pasado el examen muy por la mínima. Como amenazaba ruina, López Simón renunció a su quite de turno cuando ya había salido a hacerlo.

Por el toro devuelto entró en escena un sobrero del hierro de Toros de Salvador Domecq, negro, cinqueño, muy montado y cuajado, más feo que bello, lidiado con discutible criterio por López Simón, picado al relance, trompicado, parado casi en seco en banderillas y de moverse a desgana luego y apoyándose en las manos, como si topara. Fue todavía más deslucido que cualquiera de los cinco de El Pilar ya arrastrados. Reculó venido abajo. López Simón pretendió insistir en trasteo cargado de tiempos muertos. No le dejaron. Cuando, cuadrado el toro, se perfiló con la espada frente a la puerta de arrastre, el coro de la grada del 6 volvió a la carga con el “¡Toros, toros!”.
David Mora
Los dos primeros de corrida acusaron de salida falta de fijeza. El primero, escupido del caballo, se cruzó tanto que arrolló a El Fandi; el segundo, sin atender a engaño, sorprendió a David Mora dos veces seguidas y lo cogió en la muleta en un ataque por la mano izquierda con el torero cruzado. El Fandi puso de poder a poder dos pares rotundos, faenó de oficio y cobró media estocada suficiente. Mora, descubierto por el viento, intentó lo indecible antes de la cogida. Luego, se paró el toro. Una buena estocada al segundo viaje.

Para López Simón fue el toro de la tarde, que pedía distancia y, si sentía al torero encima, protestaba o se rebrincaba. Una faena tesonera y parsimoniosa del torero de Barajas, más firme que propiamente resuelto, Una trenza última valiente pero asfixiante. El Fandi, excelente lidiador como siempre –lances templados a una mano muy de su firma-, le puso al cuarto tres pares soberbios y lo hizo rodar de una estocada fantástica. Mora abusó del toreo a la voz con el quinto, que se le iba de manos al menor tirón. Seis bonitos muletazos por abajo y al paso antes de la igualada, y una gran estocada. Otra estocada de López Simón a las nueve y cuarto.

POSTDATA PARA LOS ÍNTIMOS.- Mal negocio.

FICHA DEL FESTEJO
Cinco toros de El Pilar (Moisés Fraile) y un sobrero -6º bis- de Toros de Salvador Domecq.
El Fandi, silencio en los dos. David Mora, silencio tras un aviso y silencio. López Simón, aplausos tras un aviso y silencio.
José Manuel González picó bien al cuarto. Pares notables de Domingo Siro y Jesús Arruga.
Viernes, 27 de mayo de 2016. Madrid. 22ª de San Isidro. Casi lleno. 23.000 almas. Primaveral, soleado, ventoso. Dos horas y cuarto de función.

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