Primor
y entrega con el mejor toro de una desigual corrida de Pedraza de Yeltes. *** Confirma
alternativa más que dignamente el arlesiano Juan Leal. *** Fácil y seguro
Escribano.
Juan del Álamo |
BARQUERITO
Fotos: EFE
LA TERCERA SALIDA del hierro de Pedraza de Yeltes
en San Isidro no tuvo que ver con las dos previas más que lo justo. Mucho menos
temperamental este último envío. No tanto poder. Más nobleza. Mayor fijeza
también. Hubo un tercer toro, colorado, corto de manos y bajo de cruz, de lindo
ritmo, son suave por la mano derecha, embestidas humilladas. Y se templó con él
Juan del Álamo en faena de gobierno, mano baja y buen dibujo.
Pero salieron también dos primeros apagados: muy
distraído el que partió plaza, y con él confirmó alternativa el arlesiano Juan
Leal; y con fijeza pero sin gana de empujar el de la devolución de trastos, que
era el tercero de los seis ajustados por Manuel Escribano para San Isidro. Muy
castigado en el caballo –empotrado en un primer puyazo pero sin meter los
riñones, que es una rareza-, el cuarto, que se volvió de salida y se soltó de
medios a tablas dos veces después de picado, fue de son apacible pero se acabó
enseguida.
El quinto, el de peor nota, hubo de ser picado al
relance –único recurso en su caso-, parado, la antena puesta, muy pobre empleo
y hasta una gota de dormida violencia. Más nobleza que entrega tuvo el sexto,
que, apenas entrevisto en los medios y en distancia, consintió en el toreo de
cercanías de Juan Leal: péndulos cosidos con el encaje entre pitones, trenzas,
medios circulares invertidos, el de pecho como solución final.
Fue, por lo demás, corrida de hechuras dispares.
Tres toros ofensivos -el quinto, más que
ninguno, pero armados en serio cuarto y sexto- y otros tres de razonables
proporciones. Serio por delante el segundo, pero escurrido y sacudido. El
primero fue de mucha alzada, pero no entró en el cupo de los que imponían por
delante. Ensillados hasta la exageración los dos últimos. Casi de todo en el
escaparate. Pedraza se va a estrenar este año en Pamplona y es probable que la
de sanfermines vaya a ser la cabeza de camada. Será mayor el compromiso. En
Arles debutó Pedraza en la pasada Pascua con una corrida de mucha más movilidad
que esta de Madrid. Dentro de aquella corrida de Arles, un toro de bandera y
otro de sentido defensivo.
En esta baza de la Corrida de la Prensa no se
llegó a esos extremos. Ni el de bandera ni el de peligro. El toro goloso, el de
la faena casi redonda de Juan del Álamo, apenas cobró en el caballo. El
difícil, segundo del lote de Del Álamo, no tuvo el genio avieso del de Arles,
que mató el propio torero de Ciudad Rodrigo y le hizo sufrir no poco porque no
paró de apuntarlo y medirlo.
La revancha fue, por tanto, esa faena tan bien
tirada, construida y entregada. Ligazón, abundancia, expresión de torero que se
rompe –metidos los riñones, despatarrado, descolgado de hombros-, pasajes muy
despaciosos, la gracia airosa siempre de las entradas y salidas con trincheras.
Sabia elección de terreno y distancia: las rayas en paralelo frente al
burladero de capotes. Una faena muy puntual, en poquísimo terreno. La mano
izquierda del toro no fue tan agradecida como la diestra. Y eso faltó. Costó
mucho cuadrar al toro. La estocada fue de fe. Esa faena tan notable se la había
brindado Juan a su primer maestro en la Escuela taurina de Salamanca, Juan
José. Por lo demás, Juan del Álamo no volvió la cara con el quinto –notable la
manera de fijarlo de salida- y trató sin éxito de hacer lo imposible: meterlo
en la muleta. Lo mató por arriba.
Fácil, competente, excesivamente premioso,
Escribano resolvió sin apuros ni mayor eco las dos papeletas. Dos alardes: irse
a porta gayola en las dos bazas, pero sin que el gesto tuviera recompensa. Dos
tercios de banderillas de mucha seguridad. Dos faenas distintas: paciente con
el toro apagado y de brillante inicio la del toro que se empotró en el caballo.
De largo, entre rayas y en paralelo con las tablas, una notable tanda en
redondo, que no tuvo continuidad. Dos estocadas buenas.
Leal se dejó sentir. El candor de los toreros
nuevos, una calma muy llamativa, todo el asiento que permitieron los toros de
lote, más firmeza o sensibilidad que recursos. El gesto de abrir faena en el
toro de confirmación con una pedresina en los medios. La búsqueda ya entones
del toreo acaracolado del que iba a haber muestra distinguida en el sexto. Una
excelente estocada al segundo viaje para hacer doblar al sexto, que era inmenso
pero fue, después de todo, el toro de su confirmación. Torero de apariencia
frágil pero serio fondo.
POSTDATA
PARA LOS ÍNTIMOS.- Trenes. El quinto toro de esta tarde, por ejemplo.
El tren antiguo, de locomotora de vapor, los expresos de Andalucía.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Pedraza de Yeltes (Luis y Javier Uranga).
Manuel
Escribano, palmas y silencio. Juan del Álamo, oreja tras un aviso y
silencio. Juan Leal, de Árles,
Francia, que confirmó la alternativa, silencio tras un aviso y saludos.
Buen trabajo a caballo de Chicharito, Óscar Bernal, Paco María y Vicente González. Notables pares de Roberto Jarocho, Pedro Vicente Roldán y
Marco Leal.
Martes, 17 de mayo de 2016. Madrid, 12ª de
San Isidro. Corrida de la Prensa. 15.000 almas. Primaveral. Dos horas y
veinticinco minutos de función.
Manuel Escribano |
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