Debut prometedor pero
agridulce del mexicano Luis David Adame –una oreja pero una cornada en la pierna- y prestación poderosa y seria –cuatro
soberbias estocadas, inteligente firmeza- del colombiano Juan de Castilla. Complicadísima novillada de
El Montecillo.
BARQUERITO
Fotos: EFE
EL PRIMER MONTECILLO, de buenas
hechuras, fue de muy impropia conducta. Frío de salida, bravucón en el caballo, apenas sangrado, miraba por
encima de las esclavinas, se dolió en banderillas, no descolgó ni en una sola baza, no paró de
buscar puertas. No rajarse, sino algo más y peor. El murciano -de Calasparra- Filiberto, que dejó el pasado
otoño regusto de artista en las Ventas, hubo de pelear en el único sitio donde al toro medio le convino:
frente a la puerta de cuadrillas, que es querencia de mansos. Ahí pegó arreones inciertos, la cara por las
nubes, ni una gota de fijeza.
Costó matarlo. Al sentir la punta de
la espada arreó como loco. Cuatro pinchazos. Se había echado el tiempo encima: un aviso tras el segundo
pinchazo. Esfuerzo honroso pero en balde de Filiberto. Una estocada caída con el toro defendiéndose en
tablas y esperando. Cierta angustia. Una segunda estocada cobrada con corazón. Un segundo
aviso. Marró el puntillero y al fin rodó el toro. En el último ataque con la espada Filiberto se cortó la
mano izquierda: dos tendones secciones. Serio percance, pésima suerte.
Manso de huirse el segundo,
escarbador, blando en varas –un derribo con la complicidad de un caballo mal tenido- y el aire incierto del toro que
se huye. El mediano de los tres hermanos Adame toreros, Luis David, salió a quitar con descaro: una
gaonera, la caleserina en el viaje de vuelta, una brionesa y una espléndida larga. Tarjeta de visita: por la
manera misma de encajarse y por la sutileza.
Una faena poderosa y de riesgo del
colombiano –de Medellín- Juan de Castilla, apodo de Juan Carlos Correa. Se soltaba de engaño el novillo por
sistema. -el instinto de huida- y, por incierto y zapatillero, las dos cosas, estuvo amagando con coger. Lo
acabó haciendo cuando, cerrado en tablas, Castilla se empeñó en cobrar una tanda de mano baja al
precio que fuera. Un pitonazo en la pantorrilla. Una soberbia estocada, que iba a ser la primera
de las cuatro que iba a cobrar en esta segunda novillada de San Isidro. Cuatro novillos: los dos de lote
–el quinto, sin las oscuras intenciones del segundo-, el que se
dejó a la fuerza Filiberto y el sexto del reparto porque el tercero, el
de mejor condición con diferencia, le
pegó a Adame una seca cornada en la pierna izquierda al pretender
rematar una primera tanda con la zurda.
Había gustado mucho Adame: la
temeridad de una larga a porta gayola que hubo de resolverse cuerpo a tierra, la gracia de unos templados y ceñidos
mandiles en el saludo segundo y seguido, un galleo de frente por detrás bien dibujado, una revolera
monumental, como una llamarada. Estaban en una delantera de sombra sus dos hermanos –Joselito y el
benjamín de la dinastía, Fernando- y a los dos brindó la que fue, sin contar la cornada, faena más redonda
de la tarde. Con su apertura aparatosa –de largo en el platillo el cambiado por la espalda, pero
bien cosido con el de pecho, el natural y el de dejar- y su lindo acople en dos tandas en redondo templadas,
ligadas, de mano baja. Entre rayas. Buen ritmo. Y la cornada inesperada. Ni se dolió Adame. Un
torniquete de pañoleta y el gesto mayor de volver a la mano izquierda –muletazos de uno en uno pero
embraguetados-, manoletinas, un pinchazo y una estocada casi fulminante. Llegar, besar el santo y pagar
con sangre.
Luis David Adame |
Juan de Castilla resolvió el duro
compromiso de matar los tres últimos novillos con dominio, seguridad, acierto, entrega y carácter. No fue sencillo,
sino todo lo contrario. El cuarto, tardo, se echó inesperadamente a los cuatro viajes, pero
vuelto al firme atizó no poco., se revolvía con genio y se acabó parando por no hacer presa. Buen gobierno del
toro. Y la segunda de sus cuatro soberbias estocadas. El quinto le pisó el capote en el saludo y lo
desarmó. Un airoso quite por chicuelinas, con revolera y brionesa. La decisión de dejarse casi crudo
el novillo –detalle de valor- y una faena bien armada, esforzada, de impecable encaje, abierta en
pausas excesivas –el castigo de un aviso- y de mucho tragar porque, díscolo, el novillo tuvo tendencia a
soltarse de engaño.
Y un último gesto: irse a esperar al
sexto de salida en el platillo. Solo que, ajeno o deslumbrado, no hizo el novillo por él. La primera pelea, el novillo
despierto de pronto y al ataque, la ganó Juan con lances sobre las piernas de torero de recursos y enterizo.
Y la segunda, también. Una faena de dos mitades: en la primera se empleó el toro, que en la segunda
se negó. A trallazo limpio y a saltos al pecho antes de irse a aconchar a tablas. Sordo combate. Ni un
gesto de más. En sello de torero competente, valeroso y capaz. De interés.
FICHA
DEL FESTEJO
Seis
novillos de El Montecillo (Francisco
Medina).
Filiberto,
silencio tras dos avisos. Pasó a la
enfermería con la mano izquierda cortada. Sección de tendones de dos dedos. Pronóstico
menos grave. Juan Pablo Correa “Juan de
Castilla”, que mató cuatro novillos, saludos, silencio, vuelta tras aviso y
una oreja. Luis David Adame, de
Aguascalientes (México), nuevo en esta
plaza, una oreja. Herido de pronóstico grave en la cara interna del
muslo izquierdo.
Lunes,
16 de mayo de 2016. Madrid. 11ª de San Isidro. 16.000 almas. Primaveral. Dos
horas y veinticinco minutos de función.
POSTDATA
PARA LOS ÍNTIMOS.- No es común que coincidan en fecha el domingo de
Pentecostés y el día de San Isidro, que
son las dos fiestas mayores de Alcázar de San Juan. La trama de la Alta
Velocidad ha dejado muy en segundo o
tercer plano el papel de Alcázar como nudo ferroviario de relevancia.
Alcázar era, y sigue en parte siendo, el
punto de bifurcación de los trenes de Andalucía -todas las Andalucías posibles e imposibles, de Almería a Huelva- y
de todos los Levantes imposibles y posibles, salvo Almería que es más levante que nadie. Murcia,
Valencia, Alicante y Castellón. Y Albacete, más célebre por su cuchillería que por sus quesos y vinos, o que
por sus paisajes serranos tan distintos -las hoces del Júcar, el nacimiento del Mundo (un río de ese nombre
que cae en cascadas selváticas), la sierra agreste de Alcaraz, la arquitectura de la propia ciudad
de Alcaraz, con su legado monumental de Vandelvira. Cerca, la ganadería de Daniel Ruiz.
Alcaraz y no Alcázar. No confundirse
con transliteraciones. Alcázar es corazón de La Mancha. A cuatro o cinco kilómetros, Campo de Criptana con sus
molinos de viento, La estación de Alcázar, que son en realidad dos fundidas en una, es bastante bonita.
Y la tapia, de mampostería, también. Y las placas de mosaico. El llamado "andaluz", el
expreso de Sevilla a Barcelona-. se detenía de noche casi media hora. Todavía funciona ese tren, con extensiones a
Málaga, Granada y Algeciras, todas las cuales se unen al convoy de Sevilla y Cádiz en Linares-Baeza,
otro nudo ferroviario postergado por los aves.
Tengo en las Ventas vecinos de
localidad de Alcázar. Ayer se quedaron en casa. Para las dos procesiones. Las tortas de Alcázar son muy
famosas. A mí no me dicen gran cosa. Sutiles bizcochos. Prefiero esos gazpachos del país que quitan
el sentido y el hambre. Manjar de Sancho. Alcázar: gente despierta. Alcaraz: indómitos serranos.
Juan Pablo Correa “Juan de Castilla” |
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