Se
estrena con novillada en San Isidro el segundo hierro de Puerto de San Lorenzo
con su encaste Aldeanueva. *** Balance: la mayor y mejor de las tres novilladas de
la feria.
Joaquín Galdós |
BARQUERITO
Fotos: EFE
CUATRO DE LOS SEIS novillos de La Ventana pasaron
generosamente la frontera de los 500 kilos. Los cuatro tuvieron hechuras y
cuajo de cuatreños, y muy en particular los tres últimos de corrida. Los dos
primeros no solo eran utreros, sino que lo parecían. El tercero, con el porte,
el aire y la alzada tan distintivos del toro Fonseca-Aldeanueva, fue uno de los
cuatro grandes pero también el mejor con diferencia de los seis. Los dos
jugados por delante, los utreros de fondo y forma, dieron buen juego:
movilidad, prontitud y, cada uno de ellos en su estilo, entrega.
A esas tres virtudes tan caras, el tercero le
añadió la nota de la calidad, es decir, el ritmo regular y el compás en la
embestida. ¡Hasta de rodillas llegó a embestir en una baza ese novillo-toro!
Esta era la tercera y última de las tres novilladas de San Isidro. Sin ser para
echar las campanas al vuelo, fue con diferencia la mejor de las tres. No solo
la de mayores volúmenes, cuajo y cara, También la de mejor condición. Los tres
primeros puntuaron por encima de los seis de El Parralejo del 9 de mayo o de
los seis de El Montecillo del 16. Hubo
un quinto de mal final y por eso el único de mala nota.
Echando cuentas por el retrovisor, ni el mejor de
El Parralejo –el cuarto, en manos de Álvaro Lorenzo- ni el único tratable de El
Montecillo –el tercero, que hirió al mexicano Luis David Adame- se acercaron al
nivel de ese tercer novillo de esta última baza, que llevaba un nombre exótico:
Resistemucho. Todo junto. Al nombre hizo honor. Si Adame no hubiera caído
herido en la jornada tan dura del día 16 –cuando se cortó con la espada los
tendones de la mano izquierda el murciano Filiberto-, para él habría sido el
novillo de la feria, ovacionado en el arrastre. Regates del destino.
Nunca había lidiado el hierro de La Ventana del
Puerto una novillada en San Isidro. Sí toros sueltos o completando corridas del
Puerto de San Lorenzo, que es más o menos la ganadería madre pero no nodriza. O
sea, más menos que más, porque en La Ventana se ha abierto una línea
Fonseca-Aldeanueva que en el Puerto –solo Atanasio-Lisardo- no ha habido no hay.
Experimento de interés. Positivo.
Alejandro Marcos |
Los momentos de los tres de terna fueron unos
cuantos. El toreo encajado, sutilmente compuesto con la zurda del salmantino
–de la Fuente de San Esteban- Alejandro Marcos, pero visto solo en la segunda
mitad del primero de sus dos trabajos. El temple del peruano Joaquín Galdós en
el toreo a la verónica a suerte cargada, hundido en la arena el cuerpo, volados
a modo los brazos y el engaño. El denuedo del colombiano Juan de Castilla a la
hora de fajarse, bajar la mano, templarse y ligar tandas cortas con el soberbio
Resistemucho. El detalle de Marcos de abundar en faenas pródigas que, sin
entrar en detalles, fueron muestra de torero preparado y rodado. El amor propio
del propio Marcos para volver por su paso casi desde la puerta de la enfermería
hasta la cara del toro, el primero, que le había pegado una voltereta
monumental cuando justo antes de buscar la igualada lo citó de largo dándole
adentros. Los muletazos de alta escuela, a dos manos, vitismo rancio, con que
acabó Alejandro cuadrando a ese primero, cosas que no suelen versen a diario.
El buen dibujo formal de Marcos en suertes sueltas que lo acreditan como torero
académico, de escuela. La firmeza y el ajuste de Galdós en una excelente tanda
en redondo al quinto. El tesón y el no cansarse, y el saber acompañar, de Juan
de Castilla en la segunda de sus dos bazas.
Juan de Castilla |
Pero también las sombras. La espada de Galdós, que
se fue a los bajos las dos veces. La insistencia cargante de Marcos y, sobre
todo, Castilla con los dos segundos de lote. El abusos de toreo despegado de
capa de Castilla, y se abrían huecos oceánicos. A Galdós le espera dentro de un
mes la alternativa en la plaza francesa de Istres. Este fue su adiós a Madrid.
Solo el domingo había dejado en Sevilla una gran impresión. Había en las
Ventas, en barreras de sol, tres banderas del Perú. Y hoy torea Roca Rey.
POSTDATA
PARA LOS ÍNTIMOS.- Creo haber leído hace años que el adjetivo de rusa
se lo puso a la ensaladilla de patata, zanahoria, huevo duro y mayonesa un
cocinero francés instalado en la corte veraniega de la Reina Regente en San
Sebastián a finales del XIX. Mandaba en el toreo Guerrita, efectivamente. Casi
a mediodía, en el trocito que los lunes de la cadena Ser se dedica al guisar y
al comer, que es muy divertido, se ha contado con argumentos sólidos que la
mejor ensaladilla rusa del mundo se sirve en Sevilla en el Donald. Ha salido
hablando por teléfono Mariano García, que es ahora el dueño en solitario del
Donald y conserva en secreto la receta de la ensaladilla. (Y la de tortilla
francesa babosa y doblada como los barquillos parisiennes). Resulta que la
mayonesa del Donald se hace con aceite de girasol y que se rebaja con agua. Que
la patata de la ensaladilla tiene que ser patata nueva, y Mariano ha dicho que
le tiene comprada a un agricultor de La Rinconada el producto anual de su
campito, que son no sé cuántos kilos de patatas. Que zanahoria, la justa. Que
la patata aplastada. Guisantes, solo para adornar "la portada". Y más
nada. O sí: la gran cucharada de mayonesa que recubre la fuente y la ración que
se sirve. Y el huevo duro. Mariano no ha dicho de dónde los huevos. Se me ha
hecho la boca agua. En un ataque de modestia, Mariano ha dicho que en Sevilla
hay como diez bares que tienen ensaladillas rusas tan ricas como la suya. Pero
no ha dado nombres. ¡Para qué...! Y, al fin, en una cuñita de la conversación
se ha enorgullecido públicamente de ser miembro de la comisión taurina de
Azpeitia. En Azpeitia se come rusa buena en el Juantxo Txiki, en la calle de Pablo
VI. Rusa y no rusa. Y muchas cosas más. Resulta que en Rusia no preparan
ensaladillas de estas. Eso no lo sabía. Ni antes de la revolución ni después.
Ni antes de Gorbáchov. O Gorbáchev. Cuando el matrimonio Gorbáchev visitó
Madrid hace unos años, probaron en la Plaza Mayor, creo que en Los Galayos, una
ración de ensaladilla rusa. De mayonesa sin rebajar. Y así anda el mundo.
FICHA DEL FESTEJO
Lunes, 23 de mayo de 2016, Madrid. 18ª de
San Isidro. 16.000 almas. Primaveral. Dos horas y cuarto de función.
Seis novillos de La Ventana del Puerto (José Juan Fraile).
Alejandro
Marcos, vuelta tras un aviso y
silencio tras un aviso. Joaquín Galdós,
silencio en los dos. Juan de Castilla,
que sustituyó a Luis David Adame,
silencio tras aviso en los dos.
Dos puyazos perfectos de Óscar Bernal al primero.
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