sábado, 21 de mayo de 2016

FERIA DE SAN ISIDRO – SEGUNDA CORRIDA DE REJONES: Puerta Grande de Leonardo, que roba el sueño a Diego Ventura

El extremeño hace pleno, corta cuatro orejas con dos grandes faenas y abre la Puerta Grande de Las Ventas.
Leonardo Hernández
GONZALO IZQUIERDO BIENVENIDA
Madrid
@GonIzdoBienve
Diario EDMUNDO de Madrid
Fotos: EFE

La tarde no podía ser ni más veraniega ni más torera en Madrid. Veraniega por la temperatura, torera por la brillante ausencia del viento maldito de Las Ventas que tantas faenas degrada a lo largo de la Feria pero que hoy ni sumaba ni restaba. En el cartel la terna de triunfadores del 2015. Los tres jinetes que abrieron la Puerta Grande de Las Ventas. Los tendidos llenos comentaban con ilusión que Ventura volvía 15 días después de una gran actuación. Los toros de El Capea aumentaban la expectación ya que los hierros del maestro se han convertido en los últimos años en predilectos de los rejoneadores.

Leonardo Hernández desorejó al tercero en una faena muy intensa ante un gran colaborador de San Pelayo, Canastito de nombre. Tras una lidia perfecta con Champán en la que midió con un rejón el ímpetu probón de la salida que tuvo Canastito. Confió Leonardo en el murube y llevó a cabo una faena muy del gusto de Madrid. Distancia, pecho por delante y gusto en el embroque. Con Amatista y Despacio, padre e hijo respectivamente, desplegó todo un repertorio de alto escuela rematados con quiebros trepidantes. La asombrosa elasticidad del pacense ligó con la flexibilidad de Xarope con el que se adornó acercando su cara a la testuz. El rejón entró fácil y certero. Faena grande de Leonardo Hernández.

Ante el sexto, Leonardo tuvo que sacar la artillería ante un toro más parado que tuvo obediencia y nobleza. La vibración contagiada subía por los tendidos como la euforia tras un gol en las gradas del Bernabéu. Madrid de nuevo disfrutó con la apasionada faena del extremeño y premió, con cierto exceso, la buena actuación con doble trofeo. Entrega desbocada.

Narciso apareció como un tiro desde la oscuridad del chiquero y de sopetón se topó con Sergio Galán que le esperaba en la puerta de toriles a lomos de Amuleto. Una portagayola más en la feria de los esfuerzos y los sustos como armas de levantar el ambiente. Pronto y en la mano, la máxima del maestro, toreó en redondo Galán a Narciso que pese a tener ritmo propio del encaste Murube no terminó de tener el celo necesario para emocionar. Tras la potencia de Amuleto llegó la caricia de Ojeda con el que Galán dejó batidas lucidas. El público entró de verdad en la faena con tres piruetas en la propia cara que remató con tres banderillas cortas a matacaballo que produjo una ovación cerrada y algún trompicón. Tras un rejón de escaso efecto, Sergio cogió la muleta. El toro, ya mermado, no obedeció al conato de macheteo que apuntó el conquense y recibió una ovación tras emplear el descabello. El traje corto, los zahones, la huida del caballo de fondo recordaba a la estampa de la Diosa Rubia del Toreo, Conchita Cintrón, que deseaba pinchar los toros para echar pie a tierra y dejar unas pinceladas de su gracia torera limeña con aroma sevillano que tanto cantaron los toreros de su época.

El cuarto de la tarde no terminó de emplearse a los cites de Galán. La faena fue de más a menos con la guinda elegante de la rosa en todo lo alto. A Sergio no le ayudó actuar detrás del alboroto de Leonardo y el público no siempre valoró los detalles de la faena. La nueva utilización del descabello tras el rejón de muerte no ayudó a que se calentara el ambiente.

El segundo de la tarde apuntó violencia en sus derrotes. No se arrugó Ventura que lo dio todo para tratar de conseguir su 11ª Puerta Grande. Con Nazarí llegaron los auténticos quilates de la faena. El propio equino es un completo portento de belleza, valor y torería. Hay caballos que hacen al torero como hábito al monje.

Nazarí tiene una elegancia natural que en un ruedo y con su gallardía se traduce en airosa torería. Ventura clavó en todo lo alto buscando la reunión en todos los encuentros. La preparación del lance, el prólogo del embroque, la antesala de la verdad se tornaron esenciales en una faena muy acertada con auténtico sentido del espectáculo. Otra joya de la cuadra de Ventura es Remate. Su aspecto albino, tan buscado por los caballistas en las ganaderías, provoca tanta grima su mirada como admiración su talento. El toro metió una marcha más al notar en cercanías a Remate, que solucionó con brío después de que Ventura dejará tres banderillas cortas en lo alto. El desatino con los aceros dejó sin premio una buena actuación. Ante el segundo de su lote Ventura no pudo desarrollar todo lo que se esperaba. El toro reservón fastidió a Diego la venganza fraguada hace quince días. Se reservó la estrella de aquel día, Sueño, para torear con él en el quinto. Sueño consiguió por momentos despertar el celo del toro que se enfadaba al sentir las banderillas. El público entró en la faena que tuvo más de espectacularidad que de reunión. La elevada de Remate queda para el recuerdo antes del carrusel con las cortas. El pinchazo y el rejón tardón enfrió el ambiente.

FICHA DEL FESTEJO
Toros de El Capea, Carmen Lorenzo y San Pelayo, bien presentados y de gran juego; el 3º, extraordinario, de nombre 'Canastito; también destacó el 6º por su nobleza ambos del hierro de San Pelayo. El resto manejables con sus metices.
Sergio Galán, rejón entero algo desprendido y dos descabellos (ovación con saludos). En el cuarto, rejón sin efecto y descabello (ovación con saludos) Diego Ventura, dos pinchazos, rejón en lo alto y dos descabellos (ovación con saludos). En el quinto, pinchazo y rejón completo (ovación con saludos). Leonardo Hernández, rejón en todo lo alto (dos orejas). En el sexto, rejón algo desprendido de efecto fulminante (dos orejas).
Plaza de toros Monumental de las Ventas. Sábado, 21 de mayo de 2016. Décimo quinta de feria. Lleno.
Leonardo Hernández

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