JAVIER
LÓPEZ
"Los toros explicados a mi hija"
(Espasa) es el título del último libro del torero, ganadero y director de la
Escuela de Madrid, José Miguel Arroyo, Joselito (Madrid, 1969), un manual de
defensa de la fiesta y también para explicar a su hija adolescente, de 14 años,
los toros desde otro punto de vista.
¿Cómo y
cuándo surgió la idea de escribir su último libro?
La idea nace por una parte al no entender por qué
a mi hija no le gustaban, viviendo en un seno familiar taurino, teniendo campo,
teniendo ganadería, teniendo todos los condicionantes para ser aficionada.
Eso me dio un poco que pensar, y al final todos los
argumentos que podría darla son los que aparecen reflejados en el libro. Aunque
lo más bonito de todo es que no han hecho ni falta, porque ella los ha
descubierto por sí sola yendo un día a los toros, viendo una novillada, que le
encantó.
Tuvo que ser
un disgusto para usted cuando notó en ella por primera vez ese rechazo a lo
taurino.
Algo me temía, porque siempre me rehuía cuando le
decía de ir juntos a algún sitio. También es verdad que, cuando en 2002 un toro
me pegó un porrazo en Nimes, ella, con solo cuatro años, se tiró una semana
entera en el hospital junto a mi mujer. Y claro, pues tiene recuerdos que no le
hacían muy agradable la cosa del toreo.
Pero, circunstancialmente, el año pasado vino
conmigo a la final de las escuelas taurinas en Las Ventas, en la que hubo una
manifestación de los chavales en el ruedo, y me quedé sorprendido cuando de
repente veo a mis dos hijas agarrando una pancarta. Me emocioné mucho sobre
todo al ver a la mayor, ya que a la pequeña sí le gustan.
¿Jamás ha
tratado de convencerla?
Nunca. Esa es la moraleja del libro: que la gente
vaya (a los toros), que tenga la libertad de conocerlo y saquen sus
conclusiones. Y, para bien o para mal, respetar siempre la postura contraria.
Yo, respetando la idea de mi hija y no imponiéndola nada, he conseguido que
cambie de parecer.
¿Considera
que estas nuevas corrientes antitaurinas se han hecho más fuertes por no haber
sabido defender la fiesta en su momento?
El problema es que nosotros hemos respetado
siempre que ellos hablen y ofrezcan su postura. Y quizás hemos pecado de
dejadez a la hora de defender la nuestra y no hemos sabido contraatacar en su
momento.
Algunas se
califican, incluso, como animalistas, cuando los toreros y los ganaderos
presumen de amar al toro por encima de todo.
Es que es así. Yo sí que me considero un
animalista. Amo a los animales y sé de lo que hablo porque, además de torero,
soy ganadero. El problema es cuando se desnaturalizan o se humanizan y utilizan
distinto baremo para defender según qué animal.
A mí me tachan de asesino, de sanguinario o
torturador, porque mato toros. Bien, ¿y el que tiene perros enclaustrados en un
piso o sometidos a un régimen de adiestramiento autoritario?. Eso no es
maltrato, ¿no?".
¿Y qué es
para usted lo más bello de los toros?
Los toros tienen una defensa tanto a nivel
cultural como económico y ecológico. Todos los palos que toques tienen su
defensa, y cada uno arrimará el ascua a su sardina. No obstante, para mí lo más
importante es la belleza de lo artístico. Cuando alguien es capaz de conmover,
de emocionar y levantar de su asiento a un espectador, eso es lo más grande.
Cuando era niño, no me gustaban los toros, pero un
día fui con mi padre y de repente ocurrió algo, no sé el qué, pero debió de ser
algo tan maravilloso que dije, "Esto quiero ser yo".
¿Qué opina
también de la corriente política que hay actualmente en contra de los toros, la
misma que ha dejado sin subvención a la Escuela Taurina de Madrid, de la que
usted es el actual director?.
Entiendo que el Ayuntamiento de Madrid nos quite
la subvención, porque entiendo que la ciudad no está pasando por un momento
económico y social precisamente boyante. Pero, si quitamos la ayuda a la
Escuela, vamos a retirar otras también y dejemos únicamente las prioritarias.
Lo que no comparto es la prohibición, y ese afán
de destruir la Escuela. No nos den dinero, vale, pero déjenme que me busque la
vida y pueda ayudar a todos esos chavales que sueñan con ser toreros. Van de
progres, de liberales, de ayudar a las minorías; ¿y nosotros qué?. Nos hemos
convertido en ciudadanos de segunda, perseguidos, maltratados y discriminados.
¿Qué
mensaje último quiere transmitir con su libro y hacer llegar a todos aquellos
que rechazan los toros?
Únicamente, apelar al respeto sobre la postura de
cada uno y a la libertad de poder conocer un mundo maravilloso para poder
juzgarlo con conocimiento de causa. / EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario