miércoles, 25 de mayo de 2016

Joselito: "Respetando la idea de mi hija he conseguido que cambie de parecer"

JAVIER LÓPEZ

"Los toros explicados a mi hija" (Espasa) es el título del último libro del torero, ganadero y director de la Escuela de Madrid, José Miguel Arroyo, Joselito (Madrid, 1969), un manual de defensa de la fiesta y también para explicar a su hija adolescente, de 14 años, los toros desde otro punto de vista.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de escribir su último libro?
La idea nace por una parte al no entender por qué a mi hija no le gustaban, viviendo en un seno familiar taurino, teniendo campo, teniendo ganadería, teniendo todos los condicionantes para ser aficionada.

Eso me dio un poco que pensar, y al final todos los argumentos que podría darla son los que aparecen reflejados en el libro. Aunque lo más bonito de todo es que no han hecho ni falta, porque ella los ha descubierto por sí sola yendo un día a los toros, viendo una novillada, que le encantó.

Tuvo que ser un disgusto para usted cuando notó en ella por primera vez ese rechazo a lo taurino.
Algo me temía, porque siempre me rehuía cuando le decía de ir juntos a algún sitio. También es verdad que, cuando en 2002 un toro me pegó un porrazo en Nimes, ella, con solo cuatro años, se tiró una semana entera en el hospital junto a mi mujer. Y claro, pues tiene recuerdos que no le hacían muy agradable la cosa del toreo.

Pero, circunstancialmente, el año pasado vino conmigo a la final de las escuelas taurinas en Las Ventas, en la que hubo una manifestación de los chavales en el ruedo, y me quedé sorprendido cuando de repente veo a mis dos hijas agarrando una pancarta. Me emocioné mucho sobre todo al ver a la mayor, ya que a la pequeña sí le gustan.

¿Jamás ha tratado de convencerla?
Nunca. Esa es la moraleja del libro: que la gente vaya (a los toros), que tenga la libertad de conocerlo y saquen sus conclusiones. Y, para bien o para mal, respetar siempre la postura contraria. Yo, respetando la idea de mi hija y no imponiéndola nada, he conseguido que cambie de parecer.

¿Considera que estas nuevas corrientes antitaurinas se han hecho más fuertes por no haber sabido defender la fiesta en su momento?
El problema es que nosotros hemos respetado siempre que ellos hablen y ofrezcan su postura. Y quizás hemos pecado de dejadez a la hora de defender la nuestra y no hemos sabido contraatacar en su momento.

Algunas se califican, incluso, como animalistas, cuando los toreros y los ganaderos presumen de amar al toro por encima de todo.
Es que es así. Yo sí que me considero un animalista. Amo a los animales y sé de lo que hablo porque, además de torero, soy ganadero. El problema es cuando se desnaturalizan o se humanizan y utilizan distinto baremo para defender según qué animal.

A mí me tachan de asesino, de sanguinario o torturador, porque mato toros. Bien, ¿y el que tiene perros enclaustrados en un piso o sometidos a un régimen de adiestramiento autoritario?. Eso no es maltrato, ¿no?".

¿Y qué es para usted lo más bello de los toros?
Los toros tienen una defensa tanto a nivel cultural como económico y ecológico. Todos los palos que toques tienen su defensa, y cada uno arrimará el ascua a su sardina. No obstante, para mí lo más importante es la belleza de lo artístico. Cuando alguien es capaz de conmover, de emocionar y levantar de su asiento a un espectador, eso es lo más grande.

Cuando era niño, no me gustaban los toros, pero un día fui con mi padre y de repente ocurrió algo, no sé el qué, pero debió de ser algo tan maravilloso que dije, "Esto quiero ser yo".
 
¿Qué opina también de la corriente política que hay actualmente en contra de los toros, la misma que ha dejado sin subvención a la Escuela Taurina de Madrid, de la que usted es el actual director?.
Entiendo que el Ayuntamiento de Madrid nos quite la subvención, porque entiendo que la ciudad no está pasando por un momento económico y social precisamente boyante. Pero, si quitamos la ayuda a la Escuela, vamos a retirar otras también y dejemos únicamente las prioritarias.

Lo que no comparto es la prohibición, y ese afán de destruir la Escuela. No nos den dinero, vale, pero déjenme que me busque la vida y pueda ayudar a todos esos chavales que sueñan con ser toreros. Van de progres, de liberales, de ayudar a las minorías; ¿y nosotros qué?. Nos hemos convertido en ciudadanos de segunda, perseguidos, maltratados y discriminados.

¿Qué mensaje último quiere transmitir con su libro y hacer llegar a todos aquellos que rechazan los toros?
Únicamente, apelar al respeto sobre la postura de cada uno y a la libertad de poder conocer un mundo maravilloso para poder juzgarlo con conocimiento de causa. / EFE

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