El famoso bombo de San Isidro ha
quedado en evidencia después del percance de Enrique Ponce, única figura que
–con Roca Rey- había aceptado la rifa de toreros y ganaderías. Casas se ha
visto obligado a llamar, pagar y dejar a escoger a El Juli. Roca Rey echa
humo...
ÁLVARO R. DEL MORAL
@ardelmoral
Diario de Sevilla
La feria de San Isidro ya está en la calle. Casas y los
suyos los presentaron en una gala, celebrada en la propia plaza de Las Ventas,
en la que no faltó el apoyo y el aliento del viejo rey Juan Carlos, la duquesa
de Lugo y hasta sus hijos Felipe y Victoria, aficionados nómadas por todas las
plazas de la piel de toro. Son 34 funciones seguidas en las que, como en
botica, hay de todo.
Pero los carteles tuvieron que ser rehechos deprisa y
corriendo por la inevitable ausencia de Enrique Ponce, que sufre una tripe
fractura de ligamentos que le tendrá bastante tiempo en el dique seco. La
dimensión de la lesión de Ponce era una certeza desde el mismo momento en el
que cayó, con la pierna desmadejada, en la cara del toro de Matilla que le
hirió en Fallas. El doctor Villamor certificó lo que todo el mundo barruntaba.
Al maestro valenciano le queda un largo trecho para poder volver a enfundarse
el traje de luces. Mientras tanto, Casas y su tropa se había apresurado a
airear un abracadante acuerdo con Victoriano Valencia, apoderado de Enrique, en
el que se seguía vinculando su nombre con la cartelería madrileña que estaba a
punto de presentarse. ¿Quería ganar tiempo? Puede ser... Sin solución de
continuidad se marcó el número de teléfono de Luis Manuel Lozano, apoderado de
El Juli. Hay que recordar que el precoz maestro madrileño se había pasado el bombo
de monsieur Casas por el forro de... la montera. Exigía un dinero concreto, no
entrar en el demagógico sorteo y escoger compañeros y ganaderías. Nada nuevo en
el toreo. Las primeras figuras piden y el empresario valora la oportunidad de
dar después de echar sus cuentas. Pero hay que seguir tirando de la moviola:
Roca Rey sí había aceptado entrar en esa rifa que le ha puesto en el compromiso
de estoquear una corrida que, a priori, no entraba en los planes de su equipo.
Es la de Adolfo Martín. El joven paladín peruano era, con Ponce, la única
figura que había aceptado el numerito de las bolas sabiendo que Morante,
Manzanares y El Juli no iban a pasar por la piedra del francés. Pero en el
toreo todo es imprevisible y la lesión de Ponce cambió el escenario, dejando en
pelota picada un abono interminable en el que sobran nombres del montón y faltan verdaderas
figuras. Ésa es la verdad. En esa tesitura, al locuaz productor
francés sólo le quedaba una opción: bajarse los pantalones hasta las corvas y
pedirle a El Juli que el trance fuera rápido. Le ha pagado una pasta.
Seguramente más de lo que habría aceptado en unas negociaciones normales. Y ha
escogido toreros y ganaderías para dar lustre a una feria en la que, en
principio, no se contaba. Cuentan que el cabreo cósmico de Roca Rey, que brilló
por su ausencia en la presentación de los carteles, se sintió hasta en Lima.
Pues normal...
De la lesión de un gran maestro
Pero al hilo de la lesión de Enrique Ponce surgen otras
reflexiones. El gran maestro valenciano, que ha elevado el techo de su carrera
temporada a temporada, debería tomar nota de este accidente que llega en un
momento en el que no tiene que demostrar nada. Ya había apurado la temporada
anterior y la campaña americana arrastrando un ligamento dañado que,
finalmente, ha desembocado en esta tremenda lesión que le ha sacado de un
plumazo del tablero de juego. Ponce es el único dueño de su destino y su
impresionante trayectoria no necesita de demasiados consejos. Pero el destino
también envía avisos. Enrique lo ha conseguido todo en el toreo. Su caso es
único y no tiene parangón. Ha logrado estar tres décadas al máximo nivel sin
abdicar, ni una sola campaña, de su condición de primera figura. Ha visto pasar
por delante de su puerta a no pocos pretendientes que ahora riegan las macetas
de su balcón con los trajes de torear guardados en el armario... La dureza más
tremenda del toreo puede aparecer cualquier día y con cualquier toro, en
cualquier rincón, en cualquier ruedo menor de la inmensa piel de toro. ¿Merece
la pena seguir? Pues sólo él lo sabe...
Y algunas cositas más...
Y vamos recogiendo los bártulos por esta semana pero antes
tenemos que recordar que la oferta editorial se ha enriquecido con un nuevo e
interesante libro de toros. Lo ha escrito un excelente aficionado que
–degenerando, como el banderillero de Belmonte- ha llegado a magistrado de los
tribunales. El juez Antonio Rodríguez Castilla es el autor de ‘En defensa de la
Tauromaquia’, un libro justo y necesario editado por Almuzara que fue presentado
días atrás en el cordobés Círculo de la Amistad. Este Observatorio anduvo por
allí tomando buena nota de todo. El escritor y los editores prometen traerlo a
Sevilla. Ya se lo contaremos. Por cierto, esta atalaya semanal inició su
particular temporada en Morón de la Frontera. Para qué vamos a engañarnos: el
cartel de la reaparición de Jesulín tomó un aliciente inesperado con la entrada
de Pablo Aguado, que sustituía al lesionado Ponce. El matador sevillano no
defraudó las expectativas. Su papel está cada vez más cotizado...
Parafernalia taurina para la pretemporada
El comienzo de la primavera taurino vuelve a animarse. La
empresa Pagés impulsará de nuevo una serie de actividades destinadas a la
promoción y difusión de la Fiesta en la ciudad. Lo hará de dos maneras
distintas antes de que la corrida del próximo Domingo de Resurrección dé el
definitivo pistoletazo de salida a la temporada. Este año se han organizado
sendas visitas a las ganaderías de La Palmosilla (el sábado 6 abril) y Soto de
la Fuente (el día 13 de abril). Como en años anteriores, un autobús llevará a
un grupo de unas 60 personas que habrán sido seleccionadas previamente por
sorteo a las fincas en cuestión para que puedan contemplar los toros en el
campo y asistir a un tentadero, sirviéndose a continuación un almuerzo campero.
Otra de las actividades previstas, convertida en un clásico,
será el Taller de Tauromaquia para escolares organizado en el mismísimo ruedo de
la Maestranza el día 25 de abril. Al día siguiente llegará la tradicional
Jornada de Puertas Abiertas en la Maestranza, a la que puede asistir todo aquel
que lo desee. Será el viernes 26 de abril a las seis de la tarde. Todos los que
participen pueden torear de salón y aprender los principios básicos del toreo
en una actividad en la que colabora el equipo del torero Eduardo Dávila Miura.
El año pasado contó con una asistencia masiva, protagonizada por un público
familiar, llegando a contabilizarse más de 5.000 personas en el ruedo del coso
sevillano. En ambos encuentros predomina un sentido didáctico y participativo,
ya que los asistentes podrán experimentar las sensaciones del toreo manejando
capotes y muletas, colocando banderillas y hasta subiendo a un caballo de
picar.
Nuevo ‘Mano a Mano’ en Cajasol
Pero las organizadas por la empresa Pagés no serán las
únicas actividades que servirán para calentar la pretemporada taurina. El salón
de actos de la fundación Cajasol acogerá el martes 2 de abril una nueva edición
–la número 54- de los ‘Mano a Mano’ que abordará el tema de 'El toro y la
antropología' . Los protagonistas del encuentro serán el torero Diego Urdiales
y el antropólogo francés François Zumbiehl bajo la moderación habitual del
periodista y director de la agencia Toromedia, José Enrique Moreno.
Diego Urdiales, un torero de culto que se prodiga poco en
los ruedos, cumple 20 años de alternativa en 2019. Está reciente su gran
triunfo en la última feria de Otoño madrileña y su nombre ya cuelga de uno de
los carteles más atractivos de la próxima Feria de Sevilla.
François Zumbiehl, por su parte, lleva mucho tiempo
observando y escribiendo de toros. Es doctor en Antropología por la Universidad
de Burdeos y Catedrático de Letras Clásicas, pero ante todo un gran aficionado
a la Tauromaquia y un apasionado de su estudio y defensa. En la actualidad es
Vicepresidente del Observatorio francés de las Culturas Taurinas y tiene
publicados libros de temática taurina como 'El torero y su sombra', 'La voz del
toro' y el 'Discurso de la corrida', entre otros.
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