PACO AGUADO
La oreja que el novillero local
Borja Collado le cortó al quinto de la tarde y las cornadas, de menor gravedad,
que sufrieron tanto él como el mexicano Diego San Román resumen los pros y los
contras de la segunda novillada de las Fallas celebrada este martes en Valencia
(este).
Pero hubo bastantes más detalles de
interés en este festejo azaroso y accidentado del ciclo fallero, pues, más allá
de la estadística y de los partes médicos, el buen toreo se hizo presente en
varios momentos, a pesar de la falta de raza y de clase de la basta novillada
de El Parralejo.
Por ejemplo, trascendió la faena de
muleta de San Román, que asentó a plomo las zapatillas sobre la arena para
aguantar y llevar muy toreadas las oleadas de un primer novillo bravucón que se
quedó prácticamente sin picar. Valiente de verdad, el mexicano puso todo de su
parte para someter y gobernar a un ejemplar engañoso que denotó su verdadero
fondo de manso al colarse y soltar cabezazos cuanto más le sometía el
novillero. Fue en una de esas cuando el animal se le fue directamente al cuerpo
y, sin derribarle, le propinó un seco y certero pitonazo a la altura del gemelo
derecho, del que el azteca San Román, sin ninguna teatralidad, no se dejó
atender hasta darle muerte, dejando así de nuevo en esta plaza la imagen de
torero más que prometedor.
Y si también fue estimable la labor
de Collado con el quinto, del que se llevó la única oreja de la tarde, más aún
lo fue la soltura con que se manejó con el capote durante toda la tarde, algo
que no es habitual en los novilleros actuales.
El valenciano, que se presentaba con
picadores en su ciudad, movió con precisión, criterio y temple la capa, tanto
en las verónicas con las que meció en los vuelos la embestida de su primero,
como en el acompasado galleo por chicuelinas con que lo llevó al caballo. Y,
para confirmarlo, lo hizo también en los variados quites en los que intervino,
todos pausados y ajustados, e incluso en las largas cambiadas, en el tercio y a
portagayola, con que recibió a los dos del lote.
Tuvo Collado la mala suerte de que
su primero, que pareció el más potable, se partiera la mano derecha en un pase
cambiado al inicio de la faena de muleta, pero supo remontar con el quinto, un
novillo rajado al que acertó a sujetar con facilidad para aprovechar muy
compuesto los pocos resquicios que le ofreció. En cambio, la suerte le compensó,
para bien, en la espeluznante cogida que sufrió al entrar a matar cuando el
novillo le prendió por la ingle y le campaneó del pitón derecho con la
sensación de haberle inferido una cornada mucho más grave de lo que finalmente
resultó.
También se presentó con picadores en
su tierra Miguel Senent, “Miguelito”, que, finalmente, por el percance de San
Román, tuvo que estoquear tres novillos. Y lo hizo con desigual acierto, ya que
se fue centrando y asentando más a medida que avanzaba el festejo.
FICHA DEL FESTEJO
Seis novillos de El Parralejo, de muy desigual
presentación, con varios ejemplares de bastas hechuras frente a otros de trapío
más armónico. Al conjunto le faltó raza y clase, hasta el punto de que algunos
se rajaron y otros tuvieron un temperamento de bravucones pero con poca
entrega. El tercero se inutilizó al partirse una pata en el inicio de la faena
de muleta.
Diego San Román, de gris perla y oro: tres pinchazos hondos, estocada y descabello (un
aviso y ovación antes de pasar a la enfermería).
Miguelito, de carmín y oro: pinchazo y estocada caída delantera (vuelta al ruedo
por su cuenta tras leve petición de oreja); cuatro pinchazos y descabello
(silencio tras aviso); y pinchazo y media estocada desprendida (ovación tras
petición insuficiente), en el que mató por San Román.
Borja Collado, de cereza y oro: pinchazo y estocada baja (silencio); estocada
delantera atravesada (oreja).
INCIDENCIAS: Diego San Román fue
atendido en la enfermería de una cornada superficial de dos trayectorias en la
parte interna del gemelo derecho, de pronóstico reservado. Y Borja Collado de una cornada envainada
a la altura de la ingle, que, en una primera estimación no revistió mayor
gravedad.
Entre las cuadrillas, José Arévalo y Raúl Martí saludaron tras banderillear a 3º y 5º.
Tercer festejo de abono de la
feria de Fallas, con algo menos de un cuarto de entrada (unos 2.500
espectadores), en tarde de viento racheado. / EFE
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