JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Durante la pasada temporada
bogotana, José Antonio Almanza me regaló un libro aun joven, lleno de viejos
textos. Ninguno de los dos reside allá, viajamos a las corridas, entrada por
salida, desde nuestras respectivas ciudades (Ibagué y Cali).
—No te lo llevo a la plaza por no
cargarte. Va por correo —me advirtió. Lo recibí hace días.
“La crítica taurina - Antología” de
Javier Villán (2006). Su introducción
por sí sola justifica la obra. Visión panorámica sobre la historia de la
especialidad. Desde Cervantes y Quevedo relatores de toros, hasta comienzos del
presente siglo, largo hilo de vidas, hechos y firmas. Documentado ensayo en
casi medio centenar de páginas que disecciona el periodismo taurino español.
Otros no. Su protagonismo histórico, aplicación política, evolución, luces y
sombras. Sincero, directo, duro, testimonial.
De la revista, esa escueta relación
notarial de suertes e incidencias iniciada por “Un Curioso” el jueves 20 de
junio de 1793, en El Diario de Madrid, hasta Don Modesto quien el 15 de marzo
de 1915 declaró, el primero, durante su conferencia en el Círculo de Bellas
Artes que él no era revistero sino cronista, defendiendo al tiempo la
subjetividad y la impresión personal.
Sin embargo, crítica taurina es el
rótulo popular que ha denominado genérica e inexactamente al arte de contar
corridas por escrito. Que, como forma peculiar de literatura, lo es (arte). Y
así mismo se llama críticos a sus oficiantes. “La peligrosa fusión con la
publicidad”, desvirtúa los dos títulos, pero no ha impedido su uso.
Crítica, supone a más de observación
minuciosa, conocimiento, comunicación exacta, neutralidad y objetividad. Pero
en tauromaquia la objetividad pura no existe como no existe la perfección. Es
arte-rito, complejo, pasional, romántico, barroco, en el cual más allá de los
principios éticos; que el toro sea toro, el torero torero, el toreo toreo,
concurren las opiniones, los gustos, las valoraciones... hiperbólicas que han
sido norma y hasta la venalidad. Muestra Villán.
Cierto, amén de otros factores, el
fenómeno de masa, la emoción, el afecto, el interés influyen en la
sensibilidad, el juicio y la intención del cronista inmediato. No redacta un
informe científico. Como el pintor, crea una versión estética. Con todo eso
debe contar su lector y a la vez crítico.
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