El Cid cortó una amable oreja en
su despedida de Castellón de un toro muy notable de la desigual corrida de El
Pilar; José Tomás tomó nota en una grada de sol.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
Foto: EFE
Un reguero de ovaciones acompañaba el paso de civil de Juan
José Padilla por el callejón. Padilla correspondía por el camino a las muestras
de admiración y afecto. Y repartía besos y abrazos volanderos aupado al estribo
interior de la barrera. Si cualquier ojeador de los partidos pro taurinos ve el
espectáculo de exaltación popular, lo incorpora a las listas electorales ipso
facto. ¡Ay, esos mítines de campaña con
cientos de banderas piratas al viento! ¡Qué propio! Perdería la inocencia
la enseña bucanera del Ciclón de Jerez, el Pirata de Pamplona, el ídolo del
pueblo que se dejó un ojo y la piel en las mismas plazas donde los políticos
levantan votos y carteras.
El Cid le brindó el último toro de su despedida en
Castellón. «Sonajerillo» se llamaba.
Padilla volvió a pisar el ruedo para escuchar el parlamento y recibir la
montera. A «Sonajerillo» le sonaban
las buenas intenciones que su armonía cantaba, la que anunciaba la exactitud de
sus hechuras. La escalonada corrida de El Pilar no venía saliendo del todo
propicia. Manuel Jesús Cid conserva el bajío de sus tiempos de plenitud. Y el
sentido de las distancias. Dejó galopar a «Sonajerillo»,
y lo enseñó con generosidad. A veces al toro se le veían mucho sus manos, un
tanto gruesas. Como de peluche. No aparentaba sus cinco años «Sonajerillo».
El Cid se desmayó con la derecha. Pretendió agradar. El
conflicto entre cabeza y corazón no siempre lo permitía. La sonrisa artificial
en los aspavientos de la salida de la cara del toro, el afarolado de apagada
alegría y enredada muleta, el recurso de la rueda en el cuello cuando el toreo
fundamental ya solo dice los años gastados, el desplante rodilla en tierra para
vender lo que nadie compra. «Sonajerillo»
respondió a todo con fondo y, sobre todo, con la fijeza ausente en sus
otros hermanos. La estocada de veteranía tuvo efectos retardados. Y cayó un
aviso antes que la amable oreja del adiós. El Cid la paseó contento. A «Sonajerillo» le aplaudieron en el
arrastre por su sonata.
Lejos había quedado ya el torito de apertura de El Pilar de
linda cara. Altito de cruz. Que no paró de moverse, que repetía con tanto celo
que se hacía pegajoso. De ahí la abundante lidia de capotazos, la profusa faena
de El Cid. La bravura repetitiva y rebrincadita casi no permitía rematar un muletazo
antes de emprender el siguiente. Y más, por el izquierdo.
El manso y huido enemigo de López Simón perdía el objeto y
arreaba en banderillas. Apretó hacia la querencia tanto, cambiando de marcha,
que a un tipo tan curtido y preparado como Jesús Arruga le pegó un volteretón
de órdago. Después no se comía a nadie allí en los medios donde se lo sacó
Simón después de una trinchera en el tercio que le abrió las puertas del
campo.... Topaba más que embestía. Toro para andar con él más que para ponerse
a intentar pegar pases malamente. La imagen de LS no mejoró ni en son de
arrimón con el grandón quinto. Que se dejó en tono menor.
Román ya se había mostrado firme y denso con un toro
distraído que se desentendía. Y volvió a repetir estado con el último de El Pilar.
Que, como el penúltimo, subía con su porte la corrida salmantina. Y se prestó.
Sin excelencias ni profundidades. Pero se dio en la muleta del joven
valenciano. Que halló, por momentos y en su izquierda, el brillo que se le
resistió en la abundancia.
En una grada de sol, José Tomás tomó nota de incógnito. Si a
Granada va un toro de El Pilar, que sea de la reata de «Sonajerillo», por favor.
EL PILAR / MANUEL JESÚS 'EL CID', LÓPEZ SIMÓN Y ROMÁN
Toros de El Pilar, una
escalera de hechuras; muy notable el 4º; se prestaron 1º y 6º en sus diferentes
estilos; manso y huido el 2º; no sirvió el 3º; manejable el 5º en tono menor.
El Cid, de tabaco y oro. Estocada desprendida y
descabello (silencio). En el cuarto, estocada pasada y desprendida. Aviso
(oreja).
López Simón, de verde oliva y oro. Estocada tendida y
descabello (silencio). En el quinto, pinchazo hondo tendido y estocada. Aviso
(leve petición y saludos).
Román, de blanco y plata. Pinchazo y estocada trasera. Aviso (petición y
saludos). En el sexto, media estocada tendida. Aviso (silencio).
Plaza de Castellón. Jueves, 28 de marzo de 2019. Tercera de feria.
Media entrada.
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