SALVADOR FERRER
@salvaferrer78
Diario EL MUNDO de Castellón
El azar, el destino y el bombo de Simón han dejado
curiosidades dignas de análisis. La más estridente y la más sonada es que Roca
Rey, un mandamás del toreo en pleno siglo XXI, estoqueará la corrida de Adolfo
Martín. En Castellón, con los hermanos de los cárdenos que se lidiarán en Las
Ventas en la tarde más estelar anunciaron a tres toreros de la tierra, que
suele ser lo frecuente, junto con algún especialista en corridas duras. Casi
tres cuartos de aforo cubiertos. La primera noticia positiva de la feria.
Sentida y calurosa la ovación a la terna del paisanaje.
Paco Ramos, de Onda, cuna del azulejo, es un torero curtido
en Perú y en los sinsabores del ostracismo. No desistir es ya un mérito
tremendo de estos hombres con ilusiones de hierro. Cárdeno claro, bizco, bien
armado, aleonado y con un puñal por pitón derecho. Así fue el primero. Sin
emplearse nunca. Ramos lo recibió con decisión y torería con la capa. Torera la
media, lánguida hasta la cadera. Siempre ortodoxo, sobrio y sólido el de Onda.
Dormidito y al paso el albaserrada, desentendido casi siempre. La soberbia
estocada y la seriedad de su actuación le valieron una oreja. Torero firme,
seguro, con oficio y aplomo. Notable impresión.
El cuarto no pasaba ya desde el saludo con la capa. Típico,
a veces, en este encaste. Ni humillaba, que ya es menos típico. Altivo de
expresión y condición. Los defectos se acentuaron pese al trato y la muleta
solvente y capaz de Paco Ramos. Descastado el adolfo. En los chiqueros buena
parte de la faena de muleta.
Abel Valls, que un día salió en esta feria a hombros con
José Tomás, tuvo su ambiente de novillero. Siete años que no toreaba en esta
plaza. Manseó en varas su primer adolfo, se repuchó. Se desmonteró Curro Robles
con los avivadores, que despertaron las aviesas intenciones del burel. Medía,
miraba, hacía hilo, probaba. Una prenda. Olía a cloroformo, decían los
cronistas de antaño. Trató Abel de torearlo por derecho pero pasó las de Caín.
Imposible el toro para el toreo moderno. Un mal rato con los aceros.
El quinto fue toro cambiante. Deslucido, sin fondo, casi se
echó. En el primer muletazo se le fue a la femoral. En la taleguilla blanca
quedó la huella sangrienta de la intención. Sin opciones Valls.
Vicente Soler, de Burriana, salió a hombros hace dos años.
El año pasado ni lo anunciaron. El triunfo y la sangre deberían ser cheques en
blanco para la repetición de los toreros. Pero los engranajes del toreo,
independientemente de que sea un arte sublime, funcionan como cualquier
negocio. Priman cuestiones ajenas a la justicia o la sensibilidad.
Con codicia salió el tercero, resuelto Soler con la capa.
Con resortes y recursos colocó y quitó al toro del caballo. El inicio con la
muleta tuvo mando y autoridad. El toro tuvo calidad hasta que duró, que no fue
mucho. Firmó momentos notables el de Burriana. La espada...
Al ofensivo sexto, engatillado y con dos navajas afiladas,
lo saludó Soler con criterio a la vieja usanza. Hasta los medios y con una
media enroscada como broche torero. Tuvo nobleza y cierto son el de Adolfo.
Soler anduvo con tesón y con ganas de agradar. Hubo momentos de acople pero la
faena no llegó a prender.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Adolfo Martín, muy
bien presentados, con hermosas hechuras, de dispar conducta pero escaso juego.
Deslucido el 1, manso con peligro el 2, bueno a menos el 3, aplaudido en el
arrastre, descastado el 4, sin opciones el 5, manejable el 6.
Paco Ramos, de verde manzana. Estocada. Oreja. En el
cuarto, pinchazo, estocada corta, estocada y tres descabellos. Aviso. Ovación.
Abel Valls, de blanco y oro. Estocada que asoma, dos
pinchazos, estocada y tres descabellos. Aviso. Silencio. En el quinto, dos
pinchazos, estocada que asoma y estocada. Silencio.
Vicente Soler, de azul noche y oro. Dos pinchazos y
estocada. Ovación. En el sexto, metisaca, pinchazo y descabello. Aviso.
Ovación.
Plaza de toros de Castellón. Domingo, 24 de marzo de 2019. Primera de
abono. Corrida de toros. Casi tres cuartos entrada.
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