Toca estreno, de temporada nada menos. Ya saben que estrenar va de
pareja de baile con la ilusión y las devociones. Y qué son si no los toros,
ilusión y devoción que cada año hay que renovar por mucho que en unos nos
cueste más esfuerzo que en otros. No es este el peor.
JOSÉ LUIS BENLLOCH
Redacción APLAUSOS
Otra semana para creer. Es obligado.
O crees o te marchas a casa y si hemos llegado hasta aquí no es para rendirse.
Toca estreno, de temporada nada menos. Ya saben que estrenar va de pareja de
baile con la ilusión y las devociones. Y qué son si no los toros, ilusión y
devoción que cada año hay que renovar por mucho que en unos nos cueste más
esfuerzo que en otros. No es este el peor. Hay muchas novedades en los carteles
y los anti parecen que tras desgañitarse -¡cuán gritan esos malditos!- andan
más aplomados. Como si acusasen un puyazo, algo a lo que no estaban
acostumbrados, reculan, pero no conviene confiarse, acabarán metiéndose por
cualquier gatera o por debajo de los capotes de las administraciones más
sectarias. Sus alentadores les van a presionar para que no se rindan. En ese
avance o en ese parón, depende desde la trinchera desde donde se mire, mucho ha
tenido que ver la Fundación que les ha puesto la carta de precios de los
agravios y los desacatos encima de lo que ellos pensaban que era una barra libre.
Pues no lo es, ya se han enterado. Y algo ha tenido que ver el tiempo de
campaña electoral en el que andamos metidos, que ha provocado la reflexión o la
interesada prudencia de algunos dirigentes que se acojonaron con los sucesos
plebiscitarios de Andalucía y más todavía con las posibles consecuencias de ese
desvarío contra la caza que se ha producido en Castilla que ha puesto en ascuas
al mundo rural del que, no tengan duda, forma parte el toreo.
Hay motivos para creer. Hay nuevos nombres en los
carteles y los anti parecen haber aflojado, como si acusasen un puyazo. El
aviso plebiscitario de Andalucía y la campaña electoral han acelerado la
reflexión de algunos dirigentes que ahora se han topado con el desvarío de la
caza que ha puesto en ascuas al mundo rural
En el campo, en nuestros pueblos
está el cordón umbilical de la Tauromaquia con los hombres. Ese es el ámbito
donde se entiende como en ninguna otra parte la jerarquía entre los humanos y
los animales que, definitivamente, no somos lo mismo, en realidad la
homologación es una auténtica aberración; es en el mundo rural donde se tiene
más claro que en ninguna otra parte las funciones y utilidades de cada cual,
donde se tiene una visión más real de la vida y de la muerte, donde tienen como
muy palmario que los pollos no salen de la máquina expendedora, ni las
hamburguesas tampoco, ni es bueno que los perros vivan como humanos en un
apartamento de setenta metros… y así hasta ese infinito que ha colmado la
deriva fanática del animalismo extremo con la prohibición de la caza, y no soy
cazador, que ha puesto a media España en pie y ha dividido a la gente de los
mismos partidos entre realistas y utópicos, entre tolerantes e intransigentes,
entre la gente que practica el respeto y los que andan dando pechugazos y
repartiendo descalificaciones a los que no les bailan el agua de su sectarismo.
Pero no era ahí donde quería llegar.
Esa guerra ya aburre por mucho que no haya que darle la espalda al problema. Es
tiempo para que prime la ilusión. Esta misma semana arrancan las Fallas, que no
solo es la primera de primera, sino también la más joven de las grandes, la
feria que creció y se desarrolló a golpe de realismo en un ejemplo de
adaptación social que debe animar a no caer en el inmovilismo: cuando los tiempos,
las modas, los hábitos y hasta el bienestar de una ciudad amenazaban la vieja y
tradicional Feria de Julio, por cierto nunca fue la feria de San Jaime por
mucho que coincidieran en el tiempo, se desarrollaron lo que se conocía como
las corridas de Fallas hasta convertirlas en la feria que es en la actualidad.
Este año una feria más escaparate que nunca o digamos más tráiler que nunca.
Por la arena valenciana van a proyectarse todas las novedades del año, aquí va
a comenzar a dilucidarse su futuro, es el sitio ideal para que los emergentes
comiencen a reivindicarse donde de verdad hay que hacerlo, porque dejarlo para
más adelante siempre tiene sus riesgos y puede comenzar a ser tarde.
En Fallas se anuncian todas las novedades, en ese
sentido son más trailer que nunca y cosa buena para el toreo pero Valencia
siempre fue más Sevilla que Madrid y este año está mas cerca de Madrid que de
Sevilla y ahí radica la duda…
En ese aspecto Fallas 2019 es una
gran feria, justo lo que se reivindica con lógica desde las tribunas
periodísticas y los cenáculos más sensibilizados, yo creo que lo que conviene
al toreo, que precisa de nuevos valores, pero… el pero está en su relación con
la personalidad histórica de cada plaza y en ese aspecto hay una ruptura muy
notoria, seguramente demasiado abrupta. Valencia, que siempre fue tierra de
acogida a los nuevos valores, que tuvo vocación de plaza lanzadera, no hace
falta citar los grandes que salieron catapultados desde la calle Xàtiva, fue
ante todo plaza de carteles muy cerrados, amante de las combinaciones más
lujosas, detalle que no es bueno ni malo, simplemente es verdad. Para
entendernos desde la simplificación, siempre fue más Sevilla que Madrid y este
año ha sido mucho más Madrid que Sevilla y ahí radica la duda porque si es
verdad que necesitamos nuevos valores no es menos verdad que necesitamos al
gran público y a lo mejor se ha podido combinar con más equilibrio una
filosofía y otra. Habrá que esperar resultados y por si acaso sería
conveniente, imprescindible, que los jóvenes hicieran buena la fórmula.
…porque si es verdad que se necesitan nuevos valores
no es menos verdad que necesitamos al gran público y a lo mejor se ha podido
combinar con más equilibrio una filosofía y otra. Sería conveniente,
imprescindible, que los jóvenes hicieran buena la fórmula
Y si se siente la ilusión de
Valencia no se puede olvidar la de Olivenza, otro modelo, otra tierra, otro
invento de los buenos, surgido desde la inquietud y la ambición de gente joven
que logró convertir la nada en una cita universal con personalidad propia, un
estilo basado en la concentración de figuras en este caso, siempre algún evento
especial, algún estreno, mucha amabilidad, una ciudad de acogida y dos países
unidos. Cada cual es como es.
Las últimas horas también han tenido
sus sombras en forma de parte médico. Fortes, al que leímos aquí mismo la
semana pasada cargado de ilusiones, va a tener que aplazar el inicio de su
temporada; De Justo, una de las grandes novedades, anda acelerando plazos para
llegar a los primeros compromisos; y Ureña, grande Ureña, pelea con fe para
estar a tope en las Fallas, donde eligió reaparecer porque quería que la vuelta
fuese con la mayor honra, en una plaza de primera con el toro de primera. Cada
cual es cada cual. Suerte a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario