BORJA ILIÁN
Fotos: EFE- Francisco
La cuarta corrida de aniversario de
la plaza Nuevo Progreso cerró la temporada en la ciudad mexicana de Guadalajara
con la puerta grande del torero mexicano Alfredo Ríos, alias el Conde, y la
decepción del español Enrique Ponce. Mientras que El Conde cortó dos orejas a
su segundo toro de la tarde, el español Enrique Ponce y el torero mexicano
Joselito Adame no cortaron ningún apéndice. Los toros de los Encinos fueron
pobres de fuerza y presentación y los del Jaral de Peñas bien armados y
encastados. La plaza registró tres cuartos de entrada.
Volvía Enrique Ponce tras su
polémica comparecencia del pasado noviembre, pero la bronca de gran parte del
público le acompañó casi desde el principio de la primera faena de la tarde. Su
primer toro, de la ganadería de Los Encinos, muy repetidor pero sin casta y que
se quedaba a medio viaje, no permitió la lidia que buscaba el valenciano. El
animal fue desarrollando peligro debido a la lidia sin mando y a la distancia
del valenciano, además de la mansedumbre del bovino. Por su mala faena pronto
surgieron las protestas contra el torero. Cayó el animal de media estocada y
finalizó el matador oyendo algunos pitos.
Su segundo toro de la tarde saltó al
ruedo generando la queja mayoritaria y sonora de los asistentes que
consideraban anovillado al de Jaral de Peñas. Pero pronto la bronca se trasladó
al quehacer con la muleta de Ponce, que de manera desafiante brindó el toro al
público. La faena del torero no dejó ni una sola tanda completa, dedicándose a
dar pases sueltos a pesar de la indudable casta del toro. De esta manera,
volvió a torear Ponce a distancia y con el pico, salvo en adornos, hacia
dentro. Y pretendió hacer de ella la esencia de la faena. Otra estocada caída y
una leve petición de oreja que encendió a la mayoría de los presentes.
Pesó mucho el escándalo por la
presentación de los toros de su anterior comparecencia en noviembre pasado.
Cuando en los tendidos se acusó al valenciano de haber rechazado una corrida de
Jaral de Peñas y propiciar la presencia de los toros de Bernaldo de Quirós, que
resultaron sospechosos de estar afeitados.
En el primer toro de Enrique Ponce
resultó herido el banderillero Gustavo Campos, quien al intentar poner un par
de banderillas recibió una cornada en el muslo interno. Y a pesar de que volvió
para continuar su labor en el cuarto de la tarde, tuvo que ser operado horas
después debido a la cornada recibida.
Por su parte, El Conde se despedía
de su plaza y cortó dos orejas al quinto de la tarde. La faena, muy apoyada por
sus paisanos, resultó emotiva pero siempre en paralelo y sin acabar de ligar en
las tandas. Con unos engaños al animal en circular conectó definitivamente con
los tendidos. La estocada, que no requirió puntilla, convenció al juez de plaza
que antes de que el animal acabase de caer ya aseguraba con gestos las dos
orejas. Puerta grande y adiós para el Conde, al que cortó la coleta Juan
Antonio Ruiz "Espartaco". El toro de Los Encinos, que a pesar
de la micro vara se caían en cuanto el torero le bajaba la mano, se fue del
albero en un incomprensible arrastre lento.
La tarde se cerró con el mejor toro.
Un animal de Jaral de Peñas que embestía con codicia la muleta de Joselito
Adame. El torero de Aguascalientes, que nada pudo hacer con su primero, al que
mató de una gran estocada, toreó por "zapopinas" con el capote y ligó
tandas con la zapatilla de apoyo quieta en la arena, pero sin lograr
rematarlas, viéndose desbordado por el animal. Necesitó de descabello y se fue
entre palmas.
Finalizó el festejo con la puerta
grande abierta para El Conde y con un calor impropio de estas fechas en
Guadalajara, que se volcó con su torero. / EFE
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