@FFernandezRoman
Tengo ante mí la cartulina plegable que recoge las
combinaciones de la feria de San Isidro 2019. Nos la dieron ayer, en Las
Ventas, bajo una carpa calefactada y gigantesca, al finalizar un acto que
excede, y mucho, de lo puramente taurino. Hay que reconocerlo: en la
organización de este tipo de eventos, Plaza 1, la empresa que capitanean Simón
Casas y Rafael Garrido, son campeones de todo. Cada año se superan y nos
sorprenden con la categoría, el caché y el glamour que imponen a esta
ceremonia, lúdica y llena de fantasía, en la que mucho habrá tenido que ver el
genio de Joserra Lozano, en la cuestión de poner en día y hora (modernizar, en
suma) y dotar de originalidad a gran escala la Gala.
La Gala, ya lo he referido
en años anteriores, es una pasada. Tiene Plaza 1 un equipo de trabajo de una
eficiencia extraordinaria. Solo quien ha tenido que involucrarse en estas
cuestiones sabe lo difícil y exhaustivo (¡y lo carísimo!) que supone ponerse en
contacto con personalidades de la más alta jerarquía del Estado, políticos de
primera línea, gentes de máxima alcurnia del establishment actual y, por supuesto,
lo más representativo de la tauromaquia contemporánea, para conseguir que acudan a la invitación, con el
agravante de que, al final, este enrevesado
mundillo nuestro, el de los toros, suele ser el menos solidario y más
remolón de los pequeños mundos de que se nutre nuestra sociedad. Mira que hubo
en la Gala caras populares de extramuros de los ruedos, no ya de lo que antes
se llamaba “el todo Madrid”, sino de “la España toda”; pues, miren, se echaron
en falta otras caras: las de las figuras del toreo que dieron y dan forma y
fondo a la cartelería taurina de toda la vida y, por supuesto, las de quienes
eran grandes protagonistas del acto en cuestión. Excepción: El Viti, que sigue
siendo un Señor, con mayúsculas, y un
paladín insigne de la Tauromaquia de todas las épocas el toreo. Algún día habrá
que hacerle a S.M. una Gala especial que reconozca su permanente implicación,
desde la intemporalidad, en los temas que afectan a la fiesta de los toros. Por
lo demás, desde el rey emérito don Juan Carlos y su hija, la infanta doña
Elena, hasta los más modestos integrantes de los distintos escalafones de
profesionales taurinos y demás gremios afines, la cosa estuvo representada a
buen nivel. Me consta que se llamó –se invitó—a los iconos de la esfera política
actual, pero, al final, de los primeros espadas solo apareció el de más
reciente alternativa: Santiago Abascal. Simplemente se dejó ver… y querer con
cortesía, amabilidad y displicencia, pero es muy probable que se agotaran las
baterías de algunos móviles, disparando selfies con el más alto dirigente de
Vox. Del resto de candidatos de máximo rango –¡y estamos en período
electoral!—, ni rastro. Nadie esperaba al factótum del nuevo PSOE, o de
Podemos, pero, hombre, sí a los del Partido Popular y Ciudadanos, aunque
por allí pululaban algunos de sus
representantes. Por cierto, estuvo muy
acertado Rafael Garrido al revelar la incomparecencia de cualquier miembro del
equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid –de Carmena, ni hablamos, por
supuesto–, que alguno habrá, digo yo, aficionado a los toros. Nada, los
regidores del “foro” hicieron, una vez más, mutis por el ídem. A este respecto,
habría que decir, como Juncal, ¡tomo nota!
Y hasta aquí la crónica, digamos, social y más o menos rosa,
de lo acontecido en la tardenoche de ayer en la Plaza de Las Ventas. Ahora,
hablemos de los carteles, que es lo que a usted verdaderamente le interesa.
¡Ah, los carteles!, cuánta controversia traen siempre consigo.
Pues ahí los tienen, ya publicados en todos los medios de
comunicación. Y si no los tienen, les diré que entre novilladas, festejos de
rejones y corridas de toros, son treinta y una tardes de toros de abono y tras
tres fuera de él, bajo los epígrafes de Beneficencia, Cultura y Prensa. Total,
treinta y cuatro. Del 14 de mayo, al 16 de junio, ambos inclusive. Principal
notica, cocida a última hora en el muy calentito horno de la empresa, la
repesca de El Juli para ocupar la obligada ausencia de Enrique Ponce que tiene,
el hombre, señalada a una de sus rodillas como zona “catastrófica” del
cuerpo. Me extrañó la nota de prensa que
aseguraba su petición de mantenerse en los carteles, a pesar de la gravedad de
la lesión, y, en consecuencia, ese “quietos hasta ver”, parecióme un despropósito,
además de una carga económica
innecesaria para la empresa (si hay sustitución posterior, se abría la
posibilidad de optar a la consecuente devolución de entradas y reintegro de su
importe), y por tanto, supongo que Plaza 1 emprendería una frenética carrera de
consultas para cubrir la plaza irremediablemente vacante. Talavante hubiera
sido un pelotazo, pero… cada cual sabrá si hubo o no contactos y, en su caso,
el desacuerdo; pero ahí está El Juli,
sorprendentemente anunciado para cubrir esos dos puestos, en la corrida
de Juan Pedro Domecq y en la de
Beneficencia. Sinceramente, no esperaba su aceptación, después de negarse a
pasar por el aro del bombo, y de que la
empresa anunciara “a bombo y platillo” que era condición sine qua non para que
la élite de matadores toreara en la feria las corridas de las ganaderías
sometidas a sorteo, sin duda, los platos más apetecidos del largo menú taurino
de San Isidro. La verdad es que El Juli le ha ganado el pulso a Simón Casas y,
a priori, se lleva dos bombones, pero… ¡vaya usted a saber!
Si me preguntan quién falta, responderé lo de siempre,
cuando se trata de la Monumental de Madrid y la feria del metraje más dilatado
del mundo: todos los que no están y figuran en el registro de matadores de
toros, novilleros y rejoneadores. La de San Isidro hace ya muchos años que dejó
de ser una confrontación entre las grandes figuras en el escenario más
importante del orbe taurino, que fue la intención de don Livinio, cuando se le
ocurrió la idea de crear este torneo, en torno a la fecha del Santo Patrono de
la capital del reino. Si se toman la molestia de repasar las primeras ferias de
finales de los años 40 verán que está la flor y la canela del escalafón
superior, y algún aditamento de menor rango. Desde hace la intemerata de años,
es al revés: las figuras ralean y los aditamentos proliferas. ¡Hay tantos
toreros! Y la mayoría buenos toreros, que no desentonarían en muchos carteles,
se lo puedo asegurar. Por tal motivo, me niego a señalar ausencias, aun
exponiéndome a la regañina de allegados, peñistas, paisanos o simplemente
amigos de los afectados. Haré una excepción. Si por mí fuera, hubiera anunciado
no una, sino dos tardes, a Juan Mora, porque me encanta su acrisolada veteranía
y, por supuesto, su forma de torear. Pero es un simple deseo personal. La feria
es como es, y mientras no cambien mucho las cosas –las obras de Las Ventas,
pueden ser definitivas para cambiar también la orientación de su explotación–,
me temo que tampoco cambiará la fórmula de un maratón, disfrazado, eso sí, de
ferias de Aniversarios, Cultura o de Mundiales del Toreo; pero, en definitiva,
un atracón cada vez más amplio y abundante de ingredientes. Eso sí, al final lo
del bombo –el “bombín”, como dije en su día–, ha presentado alguna fisura
–¡ay!, los imponderables y las prisas–, porque no se ha cumplido lo prometido.
Aún así, soy un ferviente partidario del uso del ingenio, la imaginación y la
innovación y, por tanto, no renuncio a mi condición de “simonista”.
Fina aquí mi pequeña reflexión en torno a los carteles, que
polarizan la información taurina del día. Los de la feria de San Isidro, que
sigue siendo el referente de cara la difusión de la Tauromaquia, el surgimiento
de nuevos valores y la ratificación de las grandes figuras, aunque sin Morante,
Talavante y Manzanares, la feria flojea.
Y mucho, qué duda cabe. Es una obviedad que
está en la mente de especialistas en temas taurinos, aficionados y gente
del común. No los he citado hasta ahora, porque estas no son ausencias, sino
vacíos, que es peor.
Sin embargo, visto lo visto, nunca se sabe. A lo mejor –y
por indeseables circunstancias— cualquiera de ellos todavía tienen opciones a
torear este sanisidro en Madrid. Toca, por tanto, esperar nuevos
acontecimiento; pero, de momento, la feria, por mor de la Gala, tiene un
triunfador colectivo, Plaza 1 y otro individual, que no es torero: Abascal.
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