ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de
Madrid
El nuevo pliego de Las Ventas, bautizado ya como el pliego
de las desencajonadas, el de los hombres de Cristina Cifuentes repescados de
San Sebastián de los Reyes, Manuel Ángel Fernández y Emilio Esteban, ha
despertado un temblor nunca conocido en el sector mudo taurino que sigue
callado. Hierven por dentro y hacen cuentas sudorosos por fuera. No habrase
conocido un texto taurino tan intervencionista, populista y demagógico como el
presente.
Para explicar sus bonanzas y nuestros errores ha salido al
paso el Vicepresidente del gobierno de la Comunidad de Madrid, Consejero de
Justicia, presidente del Consejo de Asuntos Taurinos, Ángel Garrido, con un
artículo en ABC (“De toros, musas y teatro“) tan populista y demagógico como el
pliego. Y acomplejado. Amparándose en la soledad taurina del PP en la defensa
de la Tauromaquia, Garrido escribe a favor con las palabras falsarias de los
enemigos preocupados porque ni un euro de los ciudadanos vaya a sufragar el
toreo ni la cantera, la Escuela de Tauromaquia: “La Comunidad de Madrid ha
configurado un nuevo pliego, mucho más transparente, abierto y objetivo; que da
solución al problema de la Escuela de Tauromaquia; que garantiza que los
madrileños no gasten un sólo euro“.
Los madrileños no van a gastar ni un sólo euro no por el
nuevo pliego intervencionista de Las Ventas, sencillamente porque no lo
gastaban. Toda vez que la Comunidad de Madrid ha ingresado 48 millones de euros
procedentes de la Tauromaquia, de la explotación de Las Ventas, el cortijo de
los progreseñoritos del PP, que dicen ahora que les arregles los corrales y las
oficinas, empresario, y si se han cortado de exigir nuevos urinarios a tu
costa, para el pueblo, da gracias.
Vayamos al ejercicio de 2016 y su presupuesto como ejemplo.
Al presupuesto ya recortado en 400.000 euros sobre el 1.300.000 y que se
destinaron en una iniciativa promovida por Podemos a la lucha contra la
violencia de género. Y que votaron a favor PP, PSOE y Ciudadanos como no podía
ser de otra manera. Yo también hubiera votado a favor. ¿Quién se opondría a una
iniciativa contra una de las lacras más vergonzantes y repulsivas de la
sociedad española? Dijo entonces Manuel Ángel Fernández, el recién aterrizado
director gerente del Consejo de Asuntos Taurinos unas de esas frases
oportunistas de usar y tirar para recordar ahora: “Como ha dicho ya la presidenta
Cifuentes en su cuenta de Twitter, reajustaremos otras partidas para que el
dinero que se destina a la tauromaquia sea el mismo que en el ejercicio
anterior”. Maldita hemeroteca. La partida quedó en 960.437 euros (incluidos los
407.899 de gastos de personal, sueldos, salarios…) y del reajuste para que “el
dinero que se destina a la tauromaquia sea el mismo que en el ejercicio
anterior” nunca más se supo.
Las cuentas para que se tranquilicen los ciudadanos, señor
Garrido, se hacen fáciles. Sumar y restar. De los 2,3 millones de euros que
ingresa la Comunidad de Madrid por la explotación de la plaza queda un
remanente de 1,339.563 euros, descontados los 960.437 euros presupuestados.
Nadie preguntó nunca a qué partidas presupuestarias se destina ese dinero.
¿Sanidad, Educación, Fomento tal vez? ¿Y cuando el canon de Las Ventas superaba
los 5 millones de euros?
La Escuela de Tauromaquia nunca ha costado un euro a los
ciudadanos porque ni un solo euro ha salido de sus impuestos, sino de la Plaza
de Toros de Madrid que ha nutrido con 48 millones en 12 años las arcas de la
Comunidad. Ni lo ha costado ni lo va a costar porque la Escuela que la jefa
Cifuentes iba a salvar se la endosan a la venidera empresa privada, 220.000
euros y a más para puntuar más en el concurso. Tranquilos todos. Pero no
engañen a la gente con la misma demagogia de los adversarios, no mientan, por
favor. Que las musas de las bondades de la liberalización no valen en el
“teatro de la contratación pública” puede ser una afirmación tan cierta como
que hace ya demasiado tiempo que la verdad murió el el teatro de la política.
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