martes, 6 de diciembre de 2016

Una fiesta brava en franco peligro de cara al futuro

Tras un periodo de refulgente desarrollo
Una de las citas taurinas con mejor salud es la Feria del Sol, una pena que no del todo lo que se ve en su ruedo conlleve la seriedad de debiera contar. 
El asentamiento y desarrollo de citas feriales de relevante importancia a finales de la década de los ’60 y comienzos de los ’70 ha derivado hoy en día en un declive importante, dado el retroceso económico que ha vivido el país en los últimos años así como la trascendencia de toreros y ganaderías nacionales que ha hecho que algunas citas puntuales peligre su permanencia en el interés del aficionado. *** Del mismo modo la instigaciones que grupos animalistas y gobierno nacional ha hecho por el fomento y desarrollo del espectáculo ha derivado en una marcada merma de festejos en el resto de pueblos y citas feriales de la geografía nacional.

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
Especial para la Suplemento Edición Aniversaria Revista Aplausos

De cara al aficionado venezolano el panorama del espectáculo taurino en Venezuela no es nada halagüeño. Esto se ha venido agudizando desde finales de la década de los ’90 cuando el cierre (por deterioro estructural por sus propietarios) de lo que era la primera plaza de toros del país, como es el Nuevo Circo de Caracas, se hizo realidad, dando pie al firme establecimiento de una oleada antitaurina en la capital del país, que a fecha de hoy no ve un claro futuro de la vuelta formal de los toros a la que fue el escenario referencia del toreo nacional.


Desde el cierre del Nuevo Circo de Caracas la fiesta brava venezolana ha ido en progresivo retroceso, ante el ayuno de la que era la principal referencia del toreo nacional.
Fue la amputación del principal acontecer taurino del viejo coso de San Agustín el detonante para que paulatinamente hasta la fecha el toreo venezolano viva la incertidumbre que solo en citas puntuales como son las citas feriales de San Cristóbal, Mérida, Maracay y Tovar se mantengan y conserven ese halo de transcendencia que hace se den cita principales figuras del toreo mundial, además, un oasis en medio del difícil momento que se vive en otras plazas referencias como son las Monumental de Valencia y Maracaibo, el cual no hace mucho se jactaban de complementar la denominada temporada taurina venezolana.

En la búsqueda del ídolo que aglutine masas

En este apartado referente al torero venezolano, no podemos ocultar que el gran ídolo popular del toreo nacional lo fue y aún queda su estela, la figura del fallecido diestro carabobeño Bernardo Valencia, considerado todo un referente de la afición, quien a su nombre se le puede señalar el haber sembrado fiesta brava en todos los confines de la geografía nacional, justificando este arrastre en las grandes citas nacionales donde se codeó y disputó el triunfo al lado de las principales figuras del toreo que en su momento se dieron cita en el país.
Bernardo Valencia ha marcado un importante periodo del toreo venezolano al aglutinar el interés del aficionado y publico al eco de su nombre en los carteles.
Suyo fue el trono de aceptación para el conglomerado general, con su característico estilo tremendista, lo que no en vano le allanó el camino para mantenerse en activo hasta pocos meses antes de su repentino fallecimiento. Por su parte otros toreros que han marcado el interés de la afición han sido José Nelo “Morenito de Maracay”, siendo un fijo de los grandes acontecimientos de la época, como así mismo otros ídolos fugaces como en su momento se les consideró a Celestino Correa, Rafael Ponzo, Nerio Ramírez “El Tovareño”, sin dejar la estela que marcaron los últimos vestigios de la Dinastía Girón, como fue el caso de Marco Antonio Girón, de explosivo pero corto recorrido como posible prolongación de lo que fue su tío César o su padre Curro.

El sentir venezolanista del torero ha tenido importancia en ruedos mexicanos con la irrupción del caraqueño Leonardo Benítez, diestro de casta y raza, con un mensaje de toreo variado fruto de la escuela azteca, quien ha correspondido desde principio de los ’90 y primera década del presente siglo mantener el estandarte tricolor nacional, que han sostenido en el presente espadas como Rafael Orellana y a partir de esta temporada par de novilleros a los cuales se les tiene reservado un halo de expectación necesario en la actualidad, como son los jóvenes Manolo Vanegas y Jesús Enrique Colombo.

Hugo Domingo Molina: eje e impulsor de la fiesta brava

Si alguien hay que agradecerle el hecho del desarrollo que tuvo la fiesta brava en el país lo ha sido el reconocido ganadero y empresario tachirense Hugo Domingo Molina. Ha sido su persona fundamental en el asentamiento de ganaderías de primer nivel como han sido los hierros de Rancho Grande y El Prado, así como el gran momento que vivieron ferias como la de San Sebastián en San Cristóbal, quien bajo su larga gestión se convirtió en verdadero acontecimiento por época ferial.
El empresario merideño Fabio Grisolia a lo largo de su paso por la Feria del Sol hizo de esta una importante referencia para el toreo nacional.
Otros destacados del apartado empresarial lo han sido Fabio Grisolia bajo la gestión de lo que fue interesante revulsivo que marco la Feria del Sol en Mérida, o el también denominado “Carnaval Taurino de América” a finales de los ’80. Tras su salida del coso emeritense dicha feria viviría momentos delicados a mediados de los ’90 hasta tomar sus destinos los Hermanos Rodríguez Jáuregui, quien bajo una meticulosa organización gerencial y empresarial aprovecharon y potenciaron todas las virtudes de un abono que llevaron a ser el más extenso de la temporada, sacándole supremo partido tanto económico como social dentro del ámbito merideño.
La Feria de San Sebastián en San Cristóbal en las últimas ediciones con la importación de reses españolas ha reverdecido el protagonismo que en su momento copó.
Otros destacados a pesar de no reconocérsele del todo su aporte lo fueron Gregorio Quijano, con la organización de las temporadas novilleriles más provechosas que se recuerden en el toreo venezolano como las que constituyeron las que se dieron cita a lo largo de la década de los ’70 en el Nuevo Circo de Caracas, como así mismo lo que constituyó Roberto Marubini para la Feria de la Virgen de la Chiquinquirá, cita en estos momentos en horas bajas por lo reflejado por su hijo Alessandro, una vez que tomaría el testigo de una plaza a la que literalmente ahuyentó el poco aficionado serio que se daba cita en su cita ferial por su nefasta programación de toreros y ganaderías que rayaron en el ridículo.

El toro venezolano, razón de lucha y pasión

Ha sido sin duda el elemento más importante y con más delicado estado de salud en la actualidad, ante los escases de ejemplares dignos y con las condiciones mínimas para citas de primer nivel para las plazas consideradas de primera categoría. Por tal motivo no desmerecemos el gran aporte que una vez que se dejó la importación de reses mexicanas, a mediados de los ’80 han hecho hierros nacionales como Rancho Grande, El Prado, Los Aranguez, Campolargo, Tarapío, La Cruz de Hierro, Los Ramírez y lo que significó hierros como La Carbonera, Bellavista por mencionar algunas de una larga lista que se ha venido a menos, pero la situación no es nada alentadora para los esfuerzos que implica contar con una ganadería de reses bravas en el país.
En los actuales momentos el trapío del toro venezolano queda en entredicho ante las circunstancias que vive el país de cara a las principales citas taurinas de la campaña.
Actualmente la grave situación ha limitado el refrescamiento de sangre brava desde hace varias décadas, lo que ha hecho un endogámico momento para la cabaña brava nacional, que ha limitado variedad de opciones para las principales citas feriales. Sí la importación puntual de reses bravas colombianas venía siendo una opción, los costos actuales y la engorrosa tramitación de importación gubernamental ha hecho que se tenga que conformar las últimas temporadas abonos con exclusivo ganado nacional, que en la mayoría de los casos no llenan los requisitos de trapío que el aficionado espera, tal y como ocurrió en la pasada Feria del Sol, todo un despropósito y verdadera vergüenza que muchos silencian, siendo cómplices del desatinado momento que transcurre un espectáculo de gran arraigo en la cultura venezolana.
Uno de los principales impulsores de la fiesta brava con sus ganaderías y gestión de plazas en el momento de mayor resplandor ha sido Hugo Domingo Molina.

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