domingo, 11 de diciembre de 2016

Algunas interrogantes sobre la carrera de Roca Rey

 Una cosa es respetar a la afición y otra carecer de mesura
Los apoderados de Roca Rey vienen marcándole una marcha fuerte. Lo hicieron ya en 2016, hasta que ocurrió lo de Málaga; lo vuelven a repetir ahora en América. Se trata de un torero con condiciones para ser de largo recorrido, pero eso no permite obviar que se le advierten no pocos fallos técnicos como origen de tantos percances como sufre. Es verdad que quien como el limeño pisa los terrenos en los que los toros cogen, se arriesgan a eso; como resulta igualmente cierto que quien no arriesga no llega a la cumbre. Pero una cosa es esa y otra bien distinta saber medir las fuerzas y la presión a las que se ve sometido un torero cada tarde. Y más cuanto tiene vitola de figura. No conviene confundir la épica con las prisas.

Redacción www.taurologia.com

Es lo cierto y verdad que Roca Rey se pone todas las tardes en ese sitio en el que los toros cogen. Pero igualmente es cierto que al torero limeño le tropiezan mucho, diríase que demasiado, los toros. Como antes ocurrió en México, sin ir más lejos hace unos día en Lima, al dar un pase cambiado por la espalda. No fue más que un revolcón, pero mucho revolcón tuvo que ser para que necesite de 15 de reposo para recuperarse.

La ausencia de Roca Rey le hizo un buen agujero al programación de la “México”, donde era con Morante la base del ciclo guadalupano. Pero también obligó directamente a suspender una corrida anunciada en Morelia: sin el limeño, el cartel perdía demasiado peso en la taquilla. También en España se comprobaron los efectos de estas ausencia obligadas. El “siete” que le hizo a las Corridas Generales de Bilbao resultó definitivo para hundir aquel ciclo.

Nada puede criticarse, faltaría más, de que el torero arriesgue pisando terrenos comprometidos. Las políticas conservadoras no llevan a la cumbre.  Quien tiene la sana ambición de ser primera figura viene obligado a dar la cara cada día, sin importarle el lugar. Sin embargo, cabe abrigar una duda razonable de si la marcha que sus administradores han impuesto a la carrera del limeño no sobrepasa los límites de la lógica. Incluso aunque esa acelerada marcha sea la que pida personalmente el torero; quienes le administran saben de sobra que las prisas no constituyen una buena compañía.

Aunque el mayor de los Campuzano prepara bien a sus toreros, si se repasan los videos de la última campaña, queda de manifiesto que muchos de los trompicones que sufrió el torero eran producto de fallos de naturaleza técnica más que de alardes de valor. Cuántas veces veces se le ha visto en apuros en ese repetido cambio por la espalda; Castella los prodiga incluso más veces y siempre le sale limpio. Algo no cuadra.

Por otro lado, todo tiene su medida. Y así, la muy intensa campaña que le han montado en América, no se sabe a ciencia cierta si puede ser la más adecuada. Ir de un país a otro, siendo siempre el centro de los carteles, supone un esfuerzo físico y mental muy notable. Incluso cuando se tiene en cuenta que el toro americano dista muchísimo del que hay que lidiar en España. [Por cierto, chico favor hacen a la Fiesta los ganaderos españoles llevando a Lima corridas tan impresentables como las que han lidiado: estaban como mucho en el límite de una novillada. Tanto que es mejor no ver los videos].

Pero si esa es la marcha que ponen en el invierno americano, ¿cómo será la programación que le monten para 2017 en España y Francia? Con el cartel que hoy tiene Roca Rey, no queda otra opción que dar la cara en todas las ferias de relevancia. Pero sin faltarle el respeto a la afición, hay formas y formas de dar la cara.

Sumar fechas por sumar fechas, cuando ya esa mítica cifra de las 100 corridas en una temporada pasó al olvido, carece de sentido. Que le pregunten a López Simón por su experiencia durante 2016, que lo que iba a ser el año de su consolidación, acabó convertido en un viacrucis, como él mismo reconoce, hasta el punto de que 2017 será un nuevo volver a empezar.

Entre los taurinos, que siempre hilan muy fino, es popular el dicho de que “hay que llevárselo pronto”, no se vaya a agostar la novedad. Dicho directamente: es la estrategia de malos apoderados. La experiencia enseña que esas carreras sin mesura alguna se han llevado por delante a muchísimos toreros, que no alcanzaron la meta previsible por una mala administración.

No se dice aquí que esa resulte ser la coyuntura en la que anda Roca Rey. Pero se le parece bastante. La alternativa no radica en llevarlo entre algodones, que así nadie mandó en el toreo. Pero sí en organizarle una campaña con cabeza y sentido común, midiendo fuerzas y respetando los tiempos de recuperación, porque sus condiciones responden a las de un torero que puede ir para largo y a más. No está llamado a convertirse en una ave de paso.

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