En la tarde de su despedida en la
Plaza México
ADIEL ARMANDO BOLIO
Especial para VUELTA
AL RUEDO
El toro llamado “Buscalindes”, marcado con el número 153 y
con 502 kilos de peso, con sangre brava española del encaste Murube, de la
dehesa de Rancho Seco, fue el ejemplar que marcó para siempre el adiós del
público de la Monumental Plaza México de un gran rejoneador a nivel mundial
pues su presencia y actuación profesional en todo el Orbe Taurino lo avala, nos
referimos al estupendo caballista potosino Rodrigo Santos, quien precisamente a
ese astado de procedencia tlaxcalteca, nada fácil, a base de una gran
experiencia y oficio le logró “tumbar” las orejas para coronar así una
trayectoria de 26 años y nueve meses de doctorado y 29 como torero a la jineta
en la que nada le fue regalado pues supo siempre imponer su categoría y su
sitio como matador de toros montado.
Precisamente al respecto de su despedida del gran coso de
Insurgentes apenas este domingo 18 de diciembre del feneciente 2016, con
triunfal salida en hombros por la Puerta Grande de “El Encierro”, Rodrigo nos
hace saber de sus emotivas sensaciones.
“Me siento emocionado, satisfecho, ha sido un adiós soñado.
Me siento verdaderamente pleno”, comentó todavía con sensibilidad a flor de
piel y recordó cómo fue que se le fue dando la tarde de su despedida en el gran
coso de Insurgentes:
“La verdad es que al principio no se dieron las cosas como
esperaba pero si tuve la capacidad para darle la vuelta a la situación. Como
todos se habrán dado cuenta mi lote no fue fácil. El primero fue distraído y se
fue a tablas, además de haberlo pinchado porque contrario a mi costumbre lo
hice con tibieza. Y mi segundo, al que se apostaba fuerte porque tenía sangre
española Murube, pues fue más complicado aún, pegaba arreones y se quedaba
corto. Fue difícil y tuvo genio, por lo que inclusive sufrí un achuchón. Ahí
fue donde empecé a sacar la experiencia y todo el oficio, entendiendo que había
que torearlo de lejos, no en las cercanías, había que darle distancia y aquí
sí, al contrario del primero, lo maté con decisión y lo reventé Gracias a
Dios”.
¿A qué te supo
entonces la salida en hombros por la Puerta Grande de “El Encierro”?
“A dulce, a caramelo. Fue un alivio el que sentí porque
demostré que lo que he hecho en mi carrera no fue obra de la casualidad y había
que rematarlo todo, subrayando mi trayectoria”.
Rodrigo Santos con esta su última actuación en la Monumental
Plaza México llegó a 18 tardes, habiéndose doctorado un 18 de marzo de 1990 en
el citado escenario y despidiéndose ahí mismo el 18 de diciembre de 2016, 26
años y nueves meses después, con el corte en total de ocho orejas y haber
abierto la Puerta Grande de “El Encierro” un par de ocasiones. Ahora le viene
el resto de su campaña del adiós a los ruedos durante los próximos tres meses. ¡Enhorabuena
y suerte matador!
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