miércoles, 28 de diciembre de 2016

DESDE EL BARRIO: Un nuevo escenario

PACO AGUADO

El 2016 se lleva muchas cosas del mundo del toro. Las más importantes, las vidas de Víctor Barrio, de El Pana y de Renato Motta, enganchadas en los pitones de esos toros que siguen saliendo a los ruedos para desmontar el buenismo y desmentir el concepto de víctimas pasivas que de ellos tienen e intentan propagar las corrientes zoofílicas.

Pero, más allá de la bofetada de evidencia que han supuesto estas tres muertes, el desarrollo de la temporada española, al margen del ruedo, se ha llevado por delante antiguas glorias de despacho y ha descabalado viejos tronos que parecían inamovibles, en el que ha sido el último tramo del forzoso proceso de cambios que se inició con la crisis económica de finales de la pasada década.

La nula reacción a la crisis de un sistema empresarial mal acostumbrado por tanto poder oligopólico, su pasividad y la ausencia total de medidas coherentes para adaptarse a la nueva situación y a los problemas que la propia crisis trajo aparejados en el sector, han hecho que, ocho años después, el propio entramado sostenido por las cuatro o cinco familias habituales se haya desmoronado por completo.

Tal es así que, visto lo visto, sólo cabe señalar que el poder taurino en España, a día de hoy, ya no es ni vasco, ni catalán ni toledano, sino francés y mexicano. Exactamente como las ideas y el capital que este mismo año han terminado de tomar el relevo en la cima del empresariado, acaparando, mediante una u otra fórmula, las más importantes plazas europeas.

La llegada de Simón Casas a Las Ventas, después de décadas de asedio, le sitúa por fin en la sala de mandos, allí donde tendrá la ocasión de materializar, de una vez y a lo grande, los refrescados conceptos que tanto tiempo lleva propugnando en sus apasionados discursos.

La responsabilidad del francés es grande, pues, contando con las trabas que encontrará entre una minoría inmovilista, esos necesarios cambios para revitalizar la marchita plaza madrileña habrán de ser, al tiempo, un modelo a seguir en otros cosos y un primer paso fundamental para adecuar, tarde pero aún a tiempo, el negocio taurino al siglo XXI.

Por su parte, el segundo desembarco taurino de Alberto Bailleres en España, con su entrada -aún no bien especificada- en las plazas de la casa Chopera, se antoja como una inyección de fuerza económica, el aval necesario y el reconstituyente que frene la paulatina pérdida de vigor del que llegó a ser un imperio taurino en el que no se ponía el sol. Curiosamente, el poder taurino ha cambiado también de sentido al cruzar el Atlántico.

Casas, por un lado, con Madrid, Valencia, Alicante, Nimes y Zaragoza (ésta con participación del magnate mexicano a través de la FIT) y el mismo Bailleres con/sobre/tras/junto a o al margen de los Chopera en San Sebastián, Salamanca, Logroño, Almería, Palencia, Córdoba, Badajoz, Olivenza y alguna plaza más por caer, son, a tres días del cambio del calendario, los dos nuevos grandes grupos de poder casi en solitario, en una situación que en México no parecerá muy extraña…

Ese es, nítido y palpable, el nuevo escenario del toreo al finalizar 2016, como fruto de un cambio radical de protagonistas que, extrañamente, se ha producido casi en silencio, sin apenas análisis de fondo por parte de quienes, más que de hacer su trabajo y como si aquí no hubiera pasado nada, andan pendientes de reubicar sus intereses sin molestar a los responsables del nuevo entramado.

Pero el cambio está ahí, clamoroso, a falta de ver únicamente cuáles serán las consecuencias que, a lo largo de la próxima temporada, acarreará tan tremenda acumulación de plazas y de fuerza en los despachos.

Teniendo en cuenta la ausencia casi total de figuras y de apoderados independientes tras tantos años de persecución, así como la imposibilidad de los nuevos empresarios de acceder a los cosos grandes, el terreno parece perfectamente abonado para que el duopolio imponga sus criterios sin mayor oposición.

Por eso, ya que estamos en días de buenos deseos, sólo cabe esperar y pedirles que lo hagan con amplitud de miras y generosidad para el conjunto del toreo.

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