Serio y encastado encierrro de
Juan Bernardo abre la feria de Cali. *** El bogotano Ramsés echó calidad, el caleño
Perlaza oficio y el victoriano Pardo entrega.
Ramsés |
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadr45
Foto: Camilo Díaz
Astifinos, Bien comidos y bien armados los toros sabaneros
de Caicedo, lucieron su trapío, y honraron la plaza en la apertura de la ferie
sesenta. Los cuatro primeros fueron ovacionados al arrastre mientra el quinto
fue pitado y el sexto silenciado, desentonando del conjunto. Todos recargaron
en varas, pelearon en los medios y llegaron a la suerte suprema con las bocas
cerradas y los ímpetus intégros. El primero y el tercero con sus 530 kilos y su
imponencia fueron como para Madrid.
Por su parte la terna colombiana les anduvo a la altura y
además les mató muy honorablemente. Seis estocadas, prontas, sin sangre ni
sufrimiento con solo un pinchazo y golpe de cruceta al quinto, hablan de lo
bien que se usó la espada. El balance de solo una oreja dice muy poco de la
importancia torera que tuvo la tarde. Si no hubo más trofeos fue por la exigencia
de público y palco, por un lado, y por otro el pinchazo y el descabello.
Ramsés rayó a gran altura con el buenmozo “Peluquero”, el
tercero. Verticalidad, aplomo, quietud, compromiso, temple y ligazón cotizaron
un quehacer de torero caro, que se fue arriba en dos tandas naturales de frente
muy rimadas. La música y las gargantas acompañaron de principio a fin. La
espada total pero levemente contraria quizá impidió la segunda oreja. Con el
sexto, playero y áspero, porfió y arriesgo sin recompensa.
Paco Perlaza, en sus dieciocho años de alternativa se mostró
maestro pero sin perder la fogosidad y expresividad de su toreo. Al primero el
más toro de la tarde, le pudo, le mandó y le brilló incluso por encima. El
público frío no le dió argumentos al presidente para premiar con pelo pero
exigió un saludo clamoroso que resultó poco. Con el cuarto no fue menos pero
haciendo todo bien, dio en hueso y perdió recompensa.
Crístobal Pardo se topó con los dos menos propicios. El
segundo clasudo pero de poca transmisión le restó eco a su aseada labor y su
falta de prontitud opacó el tercio de banderillas. El quinto, mansurrón, exigió
apuesta pero no pagó. Silenciado mas digno se fue el caldense con la frente
alta.
Buena, pero sobre todo seria corrida, que mereció más
público. Solo un tercio de plaza.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Juan Bernardo Caicedo, serios, armados,
encastados aunque dispares de romana. Aplaudidos al arrastre los cuatro
primeros.
Paco Perlaza, saludo y silencio.
Cristóbal Pardo, silencio y silencio.
Ramsés, oreja y silencio.
Plaza de Cañaveralejo. Domingo 25 de 2016. 1a de feria. Nubes. Un
tercio de plaza.
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