¿Esto te avergüenza?...o, lo
otro, a la derecha, es un debate moral inventado?
Vendrán para acabarla…por los
momentos
Hoy, una mezcla de cosas interesantes encontrarán ustedes en
el platillo de los tiempos que corren y copan el espacio de Taurinas de
Notitarde. La fusión se obliga porque las imposiciones son chocantes, más
cuando vienen cargadas de odio, exclusión y revancha, ilegalidad y sumisión.
Antonio Machado, poeta de la siniestra
Este sensible hombre de letras y humanidades forjó una época
en la literatura. Sus reflexiones, su prosa sin casillas, andante de talento y
creatividad, cual banderillero saliendo del tercio y de la suerte clavando, andando…caminando,
dejó, entre otras profundas sentencias, una así:-Es propio de aquellos con
mentes estrechas, embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza…o,
desde la otra orilla, se oye, a viva ley, otra voz, como un contundente repaso al Derecho a la
Igualdad:-Mi respeto hacia tu opinión termina, cuando intentes, grosera y
violentamente, inculcarme la tuya sin respetar la mía. Cierto, grosería,
violencia, destrucción anti.
El espadazo de Sabater y el morir de J.J. Burgos…
Iguala el bruto tricorne para endilgarle este espadazo en la
cruz del abuso ante la Ley:-Yo creo que los antitaurinos, no sé si todos,
utilizan la cabeza para embestir y no para pensar. Luego, otro hombre de este
lado empuja el tiro de arrastre cuando
suelta en sus tintines cascabeleros una roseta:-El Toro muere sin morir, no es
un simple juego de palabras. El Toro es Dios y víctima a la vez. Muerte y
Resurrección. El Toro renace en el alma colectiva como el centauro vive en el
pulso de cada uno de los asistentes a la ceremonia (J.J. Burgos- 1983…*Cronista
de Valencia).
Y, desde esa colina, otra pluma de lance largo, rejoneando
las palabras reafirma que se divisa y se rumia, que Los Chicos del No, son por
naturaleza amos de una labor de odio, no hay un Anti que no lo domine y sienta
el odio y esa es su CORDURA…!Que Vivan los neardentales en sus cavernas!
Cambio de tercio y a otro terreno
Juan Belmonte, asentía, con innegable seriedad y respeto al
rito que se convenció-entonces- de que en la lidia lo primero es parar. El que
sabe Parar, Domina. Y el recordado Joao Folque, ganadero de la prestigiosa y
enrazada divisa lusitana de Palha, dejó firmado que, los toros no pueden tener
tantas facilidades para el torero. Mis toros piden carnet de identidad. El toro
se hace para el aficionado.
Y, Enrique Ponce, figura de la torería, discutido por esa
misma razón, se dobla con castigo en su misma categoría…-Alguien que quiera
mandar en esto debe tomar Victorinos-…y, él, Ponce, ha toreado más de cuarenta,
ojú; por tantas razones, se determina, que, para lidiar a un Victorino, se debe
tener mucho oficio y mucha técnica; recursos y cabeza limpia; todo bien hecho.
Salta la gracia Romerista con todo lo contrario
Sin perder su atracción inequívoca, el otro lado del espejo,
refleja el renglón incombustible del muy homenajeado Curro Romero, cuando le
preguntaron por qué no toreaba la legendaria divisa de Zahariche (Miura),
respondía con su peculiar tono de voz bajito, tímido, entre el pegajoso seseo
andaluz:-¡Pero cómo voy a matar una corrida de Miura, si me da miedo hasta
darle la mano a don Eduardo!. Luego, en otros cantares, y en reunión de amigos,
sostenía, que se está bien o mal, nada de términos medios. Eso de la técnica es
sólo para quien repara un refrigerador, un coche, un sistema eléctrico, un
elevador; ná que ná, si el bicho no va, pues a por la espada ya..!
De dos altas figuras de luces…
El sevillano Manolo Vázquez, repetía, ¡que se torea con la
palma de la mano!; asimismo, un maestro e intelectual, Domingo Ortega López, El
Paleto de Borox, describía que torear no es que el toro venga y usted se queda
en la recta, eso es destorear, pero si usted carga, echa el cuerpo hacia
adelante con la pierna contraria al lado por el que viene el toro, obliga a
torear, si no lo coge porque es un obstáculo que se le pone adelante. Y así lo
dijo el maestro en el Ateneo de Madrid.
Bergamín:-Torear es desengañar al toro, no engañarlo.
Burlando, que no es burlarse de él.
César Dao Colina
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