miércoles, 13 de abril de 2016

FERIA DE ABRIL EN SEVILLA – DECIMA CORRIDA: Pincha Jandilla

Deslucida corrida de los Borjas Domecq padre e hijo y espectáculo pobre en fecha clave. Lote imposible para Morante. Fiel a su credo Urdiales, excelente con la espada. Terco López Simón.
Morante de la Puebla sigue sin verlo claro en su querida Sevilla
BARQUERITO
Foto: EFE

EN LA TERCERA DE LAS cinco tardes firmadas en el abono de Sevilla, Morante tuvo que salir a parar tres toros. Un primero de Jandilla que casi lo desarma en el recibo de capa, claudicante enseguida y desparramado por el suelo después de una sola vara. Liquidación por derribo y sin contemplaciones. Pañuelo verde. Al cabo de la corrida iba a saberse que el toro devuelto, negro zaino, muy astifino, 530 kilos, era el mejor rematado de los seis titulares.

El sobrero de Albarreal, colorado ojo de perdiz, puntas bien finas, se pegó cuatro estrellones contra tablas de dos burladeros distintos pero sin rematar propiamente de salida. Tomó engaño trompicadito y solo pudo verse el apunte de cuatro lances de Morante. Cuatro apuntes. Las manos por delante antes de varas, el toro claudicó después de sangrar en dos puyazos sin entrega. Debió de torcer el gesto Morante. Cuatro muletazos garbosos, dos por aquí y dos por allá, y el toro al suelo. Un fiasco. Nada que rascar. Un pinchazo y una estocada.

El tercero de los tres toros de Morante, del hierro de Vegahermosa, castaño albardado, seria cara, embestida inicial algo desarbolada, también cató el capote de Morante. Un manojo desigual de lances de mano alta, hilvanados, sostenidos con firmeza y dibujo en línea. Estaría escarmentado Morante. Solo que también este cuarto de corrida, alegre en banderillas, también besó el suelo de la segunda raya tan pronto abrió faena Morante. La cara arriba, derrotes de defensa cuando Morante trató de convencerlo con la zurda, no llevaba el toro dentro nada. Una estocada. Contaron que Morante y su cuadrilla vinieron a la plaza a pie. Un paseíto desde La Rábida –el hotel de la calle Castellar- hasta la calle Iris. No se sabe si hubo también paseo de vuelta.

La corrida de Jandilla y Vegahermosa casi a pares se resolvió como un inesperado fiasco. Las dos ganaderías –tronco la una, rama de ese tronco la otra, raíz común- llevan cumpliendo temporadas muy regulares, de regularidad. Aquí, en una de las dos corridas clave de la semana de farolillos, se torció la racha. El segundo de sorteo, de Vegahermosa, atacadísimo de kilos y, por corto de cuello, acochinado, se empleó en el caballo, flojeó, escarbó y pareció toro de tres tandas y no más. Se ahogaba, más que embestir se lanzaba, medios viajes, ningún poder. Diego Urdiales lo trató con delicadeza. Como si el toro, 600 kilos, fuera de porcelana. Paciente pero opaco el trasteo. Puso condiciones el toro. A pesar de todo, la compostura toda fue hermosa. El remate de castigo cambiado por abajo, una salida muy airosa del torero por delante, un molinete vertical de acento clásico, una tanda tirada con tenazas. Y una estocada hasta la mano.

Fue noble el tercer jandilla, el que más se movió y mejor se tuvo. El que más bramó. Y el que más muletazos consintió sin descomponerse ni protestar. Un buen arranque de faena de López Simón- cuatro muletazos en ovillo y el de pecho- y, visto el aire del toro, una faena sin particular expresión, de ajuste innegable pero excesiva rigidez. Remates desiguales de muletazos de tandas cortas, y el corte cuando se calentaba el toro. Muy encima el toreo con la zurda. Se suelen parar los toros con el torero encima. Este mismo. Una estocada.

Los toros que cerraron fueron muy grandones. No estaban en tipo. Tocado de pitones y astifino el quinto, que cobró muy poquito en varas y se quedó tan crudo que en la muleta pegó trallazos terribles. El sexto coceó un burladero, escarbó, apenas sangró en dos picotazos y, sin embargo, ya echaba los bofes a los diez viajes. Toros de los de remolcar. Hasta aplomarse y llegar a afligirse. Urdiales trató de meter en la muleta al quinto y, aunque tuvo que aguantar dos o tres embestidas violentísimas, no soltó el engaño ni cedió terreno. Caro detalle. Hubo quien aplaudió en el arrastre al toro, que, además de violento, fue tardo y midió. López Simón quiso repetir arrimón a palo seco con el sexto. No le dejaron. La estocada de Urdiales al quinto, perfecta. Letal la de López Simón al sexto.

FICHA DE LA CORRIDA
Tres toros –3º, 5º y 6º- de Jandilla (Borja Domecq Solís), uno -2º- de Vegahermosa (Borja Domecq Noguera) que completaba corrida y un sobrero -1º bis- de Albarreal (Guillermo García-Palacios).
Morante de la Puebla, silencio en los dos.
Diego Urdiales, saludos y silencio.
López Simón, vuelta al ruedo y silencio.
 Jesús Arruga prendió dos excelentes pares de pitón izquierdo. Brega sabia de Domingo Siro, bravo, además, con las banderillas.
Sevilla. 11ª de abono. Casi lleno. Nubes y claros, fresquito. Dos horas y  cuarto de función.

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