Las figuras volvieron a Sevilla;
se cortaron 22 orejas, se abrió la Puerta del Príncipe y se indultó un Victorino.
PALOMA MORENO
Diario LARAZON de Madrid
La clave de esta Feria de Abril, que comenzó el día 3 de
manera ininterrumpida hasta ayer, ha sido que las principales figuras estaban
de vuelta a la Real Maestranza de Sevilla después de dos años de veto. Morante
presente tres tardes; Manzanares y El Juli, dos; y Perera, una. Talavante ha
sido la única ausencia de la cita, aunque su reencuentro con Sevilla tuvo lugar
el Domingo de Resurrección, en el que cortó una oreja.
Por otros motivos no menos importantes, este año será
recordado durante mucho tiempo. Para la afición hispalense y los miles de
aficionados de fuera que han vivido con intensidad la Feria y sus números,
aunque el aspecto climatológico no les acompañase en absoluto; para los
matadores que han logrado cumplir alguno de sus sueños, como abrir el portón
del Príncipe, cortar la primera oreja de la Feria o escribir en las páginas de
la historia de La Maestranza; y para aquellos ganaderos que han lidiado algunos
toros de nota, han llevado un interesante encierro en su conjunto o indultado
uno de sus ejemplares.
Los números hablan por sí solos: 15 festejos, 22 trofeos, 14
ganaderías, una Puerta del Príncipe y un indulto. Si nos centramos en las
orejas que se han cortado durante el abono, el resultado es que ésta es la
Feria de Abril en la que más orejas se han cortado de todo el siglo XXI, tal y
como adelanta el portal Datoros.com.
El sevillano Pepe Moral, tras dejar una faena muy dispuesta,
consiguió alzarse con el primer trofeo. Le siguió Javier Jiménez. En total once
han sido los matadores de toros que han puntuado en este ciclo, además de los
rejoneadores Sergio Galán y Diego Ventura –quien cortó dos trofeos y no pudo
alzarse con su undécima Puerta del Príncipe–.
En lo alto del escalafón maestrante se ha colocado El Ciclón
de Jerez, Juan José Padilla, con tres orejas, después de ser el primero en
abrir la Puerta del Príncipe con una corrida de Fuente Ymbro. Nadie lo hacía
desde que El Juli saliera en volandas hacia el Guadaquivir en 2013. Le siguen
Morante de la Puebla –que volvió a pasear dos trofeos en su reencuentro con
Sevilla nueve años después de que lo hiciera a un toro de Núñez del Cuvillo–,
Juan José Padilla, Paco Ureña y Escribano, que han sido los únicos en desorejar
a un astado. Este último lo hizo de manera simbólica.
Manzanares y López Simón, por su parte, cortaron dos trofeos
cada uno. Y por último hay que mencionar al joven peruano Roca Rey, a El Fandi
y a Rafaelillo –puntuó en la miurada– que consiguieron una cada uno en su paso
por la Feria de Abril.
A Manuel Escribano se debe situar en un lugar aparte. Como
dijo Rafael de Paula: «Lo más grande de torear es soñar cuando se torea». Y el diestro
de Gerena lo hizo. Consiguió lo que tantas noches había soñado. El sevillano ha
escrito en las crónicas de La Maestranza después de indultar, por segunda vez
en el coso del Baratillo, a «Cobradiezmos», de la legendaria ganadería de
Victorino Martín, que a su vez llevaba más de 10 años sin indultar uno de sus
toros en un coso de primera categoría.
No sólo ha hecho historia por ello, el hierro de Victorino
Martín ha sido el único en la historia de la tauromaquia en indultar un toro en
las plazas de toros de Sevilla y Madrid.
Respecto a la asistencia al coso durante el ciclo, hay que
destacar que el cartel de «No hay billetes» se colgó en dos ocasiones, en los
festejos con las figuras acarteladas. Los tendidos se llenaron dos tardes más,
pero en la mayoría de los festejos varió entre media y tres cuartos de entrada.
La parte más negativa de la Feria recayó en El Juli, que
sufrió una grave cornada, de 15 centímetros, en el glúteo derecho en su última
comparecencia. El Cid, por su parte, se fue de vacío una vez más y acumula 32
toros sin cortar nada; al igual que el francés afincado en Sevilla, Sebastián
Castella, que, con éste, lleva seis años sin puntuar en La Maestranza.
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